No existen
las malas ni buenas palabras.
Existen palabras
que según el significado que se les de
a algunos o a varios
pueden resultarles, digamos, "malas";
en mi opinión,
hay acciones malas,
hay crímenes, asesinatos, robos, mentiras,
¡horrores!
y allí se halla lo "malo"
de una persona, de una familia, de una sociedad,
de un país, de quien sea y en donde sea;
una palabra no va a ofender
a quien no se sienta ofendido,
a quien haya hecho lo que tenía que hacer,
al que no se "quedó con el vuelto",
al que no engañó ni manipuló,
ni "transó";
hay frases que pueden resultar hirientes
pero a veces, son las apropiadas,
la situación, el agresor de turno,
la violencia
cuando es extrema, imparable,
podrían justificarlas.
¡Me parece ridículo acusar al que insulta
y no al que cometió el hecho ilícito que condujo a esa expresión "mala"!
Además, se sabe, ese mismo vocablo
que tantos colocan en la lista negra,
puede tener significados diferentes,
necesarios, en ocasiones,
elogiosos,
en otras.
No nos quedemos con la cáscara,
con las apariencias, con los grandes discursos moralistas,
-veamos lo que se oculta
detrás de ellos-,
veamos lo que en realidad
está pasando.
De otro modo,
la verdad, la honestidad,
la honradez, el orgullo de vivir en un sitio digno
no serán posibles
jamás.
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