Se aferran,
se desprenden,
cambian
sus formas, su atuendo,
una, otra vez;
¡vuelan!
aterrizan
en donde pueden,
se atropellan
entre sí,
caen, se superponen,
se unen a otros ejemplares,
se separan,
se mojan;
el viento los arrastra
a su antojo,
y vuelve a depositarlos,
aquí, allá:
a las hojas otoñales,
a los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario