Trepar
por tu hoy algo secas
ramas
hasta ese sitio
donde es posible decir, hacer
sin ser juzgado;
donde nadie pueda dañarme,
ni ofrecerme algo para luego demandármelo;
trepar
entre tus ya verdes hojas,
paso a paso
hasta alcanzar
ese cielo prometido,
el del perdón, el de la libertad,
el de lo imperativo
de seguir siendo quien se es
pese a todo, a nada;
hermosa enredadera:
tus sueños verdes,
los que no soñás
ni soñarás
se me presentan,
también en las noches de insomnio;
tus brazos gélidos
prometen quitarme este frío
que no se quita
¡que no se quita!
una vez más
agradezco
poder verte, olerte,
imaginar estas, tantas palabras;
seguir creyendo
en que es posible
hacer poesía
con tu presencia incondicional,
tu estar sin pedir nada,
tu dar sin cuestionar;
¡claro que es posible!
hacer poesía,
¡qué lindo se lee!
en medio de un mundo
en que todo es confuso
o nada lo es;
en que simplemente
se observa o no,
sin cuestionar,
sin profundizar,
dejando ser.
Así como lo hacés vos
y tantos ejemplares de tu especie
o de otras:
son
sin mirar atrás ni adelante,
sin expectativas
ni dudas ni arrepentimientos;
simplemente
son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario