viernes, septiembre 27, 2024

No olvidarlas...¡nunca!

 ¿Por qué las perdimos?


 eran, son parte 

 de nuestro territorio,


 están ubicadas

 sobre nuestra plataforma continental;


 ¿cómo es posible

 que las tomaran

 por la fuerza,


 expulsando a hombres,

 mujeres, niños?


 no entiendo

 cómo el presidente de entonces,

 el gobernador,


 lo permitieron;


¿acaso esta es una tierra

de perdedores?


¿de necios?


¿dónde estaban

los supuestos "patriotas"?


es cierto

que muchos años después

hubo un intento:


la guerra de 1982


lástima que solo extinguió a muchos jóvenes

sin experiencia,


provistos de elementos insuficientes:

vestimenta, armas,

precarios,


por lo que no se pudo

-aunque esto se sabía-


triunfar sobre tremendo imperio;


el punto es:


¿por qué

se permitió que se las queden

a principios del siglo XIX?


es cierto


que los habitantes

de nuestras islas


se consideran, 

desde hace tiempo,

ingleses;


¿pero nadie pudo 

hacer nada?


pasaron tantos presidentes,

tantas versiones, ideologías,

promesas, tratados...


¿Todo fue en vano?


pasaron de largo,


como tantos otros sueños incumplidos,

¡uh! millones;


a nadie importó


y parece ser

que solo a los sobrevivientes


de una masacre

que pudo haber sido exitosa

en otras condiciones,


solo a esos héroes,


pues lo fueron,

lo siguen siendo,


-aun los que no están-


importara,

importa esa porción de territorio


que por mil razones

debería ser parte de nuestro amado país,


-de hecho, lo es-,


más allá de los ineptos,

los cobardes, los pésimos gobiernos,


los que buscaron méritos,

permanencia,


a costa de inocentes;


más allá de los piratas

y sus piraterías,


las islas

fueron, son y serán nuestras.


(Dedicada a los verdaderos héroes y patriotas: aquellos jóvenes que pusieron todo de sí, aun en condiciones muy desfavorables, en pos de la recuperación de nuestras queridas islas).

miércoles, septiembre 25, 2024

Trascendencia

 Su ausencia


 trasciende 

 los días perfectos,


también los nublados,

los ventosos, 


la niebla, las tormentas

más poderosas;


todas las dificultades,

los más acuciantes temores;


 todas las penas,

 

 cada obstáculo,

 aun insalvable;


 todo dicho, referencia,

 palabra, frase, alusión, letra;


su ausencia


trasciende


todo pensamiento,

toda opinión, cualquier postura,

ideología, creencia;


en todas las etapas de la vida,

con todo lo que cada una implica;


trasciende

errores, aciertos,


fracasos, éxitos;


su ausencia


atraviesa,

envuelve,


enceguece;


como una telaraña

enreda, atrapa,


somete;


así en ocasiones,

se la pretenda inexistente,


todo gira en torno

a esa ausencia,


¿a su olvido?

quizás;


nada es ni será

tan terrible,


nada tiene ni tendrá

tamaña relevancia;


absolutamente nada genera ni generará

tantas expectativas;


porque tremenda ausencia

tiene mucho de posible retorno,


mucho de ilusión

de un no tan lejano regreso;


su ausencia


tiene algo, un poco más

o muchísimo de posibilidad


de volverse tangible,

de olerse, de sentirse.


A través del tiempo,


tan avasallante ausencia

¡se tornó, se torna presencia!


en mayor, mucho mayor grado


que la presencia misma.

 

lunes, septiembre 23, 2024

Catilina

I

Casi nadie o nadie en la casa recordaba quién le había regalado esa muñeca a Luz que como su nombre  lo indicaba, era una niña brillante. Literalmente, la alegría del hogar, de sus padres, de sus abuelos, de sus hermanos mayores: Álvaro y César.

A nadie importaba, de todos modos, la proveniencia de Catilina, como la había llamado Luz, tal vez inspirada en el nombre de su abuela, Catalina, aunque con una "i" como segunda vocal, quizás, para distinguirla...

Lo cierto es que la bellísima muñeca se convirtió, a los ojos de la niña y más tarde, de todos los demás, en su amiga. Quizás, su única amiga. Hasta diría, su modelo. Tenía el cabello ondeado, de color rubio, ojos celestes y lucía un vestido increíble. Con el tiempo, Luz, le confeccionó, con ayuda de su abuela, otros vestidos, un pantalón, algunos sweaters, etc. 

Lo curioso es que la llevaba a casi todas partes: reuniones familiares, encuentros con amigos, -excepto los del colegio-. Más curioso aun era que todas esas personas saludaban a Luz y también a Catilina, como si se tratara de una niña. ¡Como si fuera real!.

II

Pasó el tiempo de los juegos infantiles. Luz ya era una adolescente. Se tiñó el cabello del mismo color que lucía su muñeca, ¿o tendría que decir su mejor, casi su única amiga?

La cuestión es que Luz seguía confiándole hasta sus más íntimos secretos, si le agradaba algún chico, si discutía con sus padres, con sus profesores. Le mostraba el boletín con sus notas, como si necesitara su opinión, en el primer caso, su aprobación, en el otro.

-Nunca me mostrás tu libreta de notas- le reclamaba, en ocasiones, su madre. A lo que Luz respondía que había aprobado todas las materias, que Catilina sabía de esto y que la había felicitado.

Lógicamente, esta amistad de la joven con un juguete, comenzó a inquietar a sus familiares. Hasta que los padres decidieron acompañarla a un médico, quizás, a un terapeuta.

-Catilina me dijo que estoy bien, que ella es y será mi amiga, mi gran amiga, para siempre. 

III

El psicólogo en cuestión no se mostró asombrado cuando aparecieron en su consultorio los padres de Luz y...Catilina.

En principio, habló a solas con Luz, siempre tomada de la mano de Catilina y no pudo convencerla de que se trataba de una muñeca, de que no tenía vida, de que ella era quien ponía en palabras y en pensamientos lo que supuestamente, de ser real, le diría o le respondería, según el caso.

Pero Luz no parecía prestarle atención. Se retiró, en silencio, cuando el profesional le pidió que llamara a sus padres, pues necesitaba conversar un rato con ellos.

A esa altura, -luego de los comentarios del psicólogo, acerca de la extraña transferencia de ideas, de pensamientos, de opiniones que fabulaba Luz, con respecto a Catilina-, la madre tuvo una reacción violenta y le ordenó, prácticamente, al facultativo que la medicara con algo y si era necesario, la internara. El padre, más condescendiente, pensaba -y así lo manifestó- que quizás, Luz, se sintiera sola, que deberían interesarse más por ella y no solo por sus notas. Demostrarle afecto, hacerle obsequios, en fin, rodearla de ese amor que nunca le habían brindado, más allá de alimentarla, vestirla, enviarla a un excelente colegio.

El terapeuta coincidió, en gran parte, con la opinión del padre de Luz. Les sugirió un acercamiento más afectuoso, mucho más, con la joven. Y la comprensión que necesitaba, al parecer, hallándola imaginariamente, en la muñeca.

Finalmente, les sugirió nuevas sesiones, a las que ambos padres, aseguraron, asistirían. Pero nunca lo hicieron.

IV

En fin, todo siguió igual. Cierto día, la mamá de Luz tuvo un ataque de nervios cuando vio a su hija conversando con Catilina y la arrancó, prácticamente, de su sillón-hamaca habitual, ante los gritos de Luz, pidiendo ayuda. Su papá acudió enseguida, le dio una pastilla a su esposa y le indicó que se recostara un rato para calmarse. Y devolvió a su hija su tan preciada muñeca-amiga.

-¡No entendés, nuestra hija está loca!- gritó la madre, cuando su marido entró en la habitación de ambos.

-No, no es así. Hay que aceptarla. Ella la quiere. ¡No podría verla sufrir!.

-Ese es tu problema. La consentís demasiado. ¿Te parece "normal" que Luz, -o cualquier otra chica- ,sea amiga y confidente de un ser inanimado, de un juguete de su infancia, de una muñeca????

-Tal vez no sea normal, como decís. Pero se la ve feliz. No le va mal en la escuela, se relaciona con sus otros compañeros. Y va sola...

-¡Faltaría que llevara a la muñeca también a la escuela!

La madre no entraría en razones. Claro que era una situación extraña pero realmente no se veían signos de alteración en la joven. En absoluto. Siempre estaba o se mostraba contenta. Salvo este "detalle" de una relación muy particular, su vida transcurría casi del mismo modo que la de sus compañeras.

Aunque por algún motivo o varios, a ellas nunca les presentó a Catilina. Ni la llevaba consigo cuando se encontraban.

Probablemente, se debía al temor a ser rechazada, ¡pese a que le hubiera encantado que Catilina las conociera!

V

Transcurrieron años, muchos años. Los abuelos y los padres de Luz habían fallecido, con muy poca diferencia de tiempo entre los unos y los otros. Por su parte, los hermanos se alejaron, fueron a vivir a un país lejano. Allí se casaron y uno de ellos, había tenido dos hijos.

¿Qué fue de la vida de Luz? 

Ya una mujer grande, recibida de abogada, trabajaba en un estudio, desde hacía unos años. Un día recibió un llamado de una ex-compañera de la facultad. La invitaba a cenar, ¡hacía tanto tiempo que no se veían!

Luz aceptó, feliz, la invitación. De todos modos, le dijo que le confirmaría pues antes tenía algo pendiente:

-Catilina, ¿te parece bien que vaya a comer con Sandra, la amiga de la facu, esa de la que te comenté el otro día?

Catilina asintió. Siempre la apoyaba. En todo.



 

domingo, septiembre 22, 2024

¿Por qué no?

 Entrar...


 de nuevo,

 -insisto-


 en tus días,


 ¿en tu cotideaneidad?


 por ahora, en tus fantasías,

 -tal vez, por siempre y está bien-


 ¡nada como un sueño

 tan reconfortante!


 nada como despertar

 recordándolo todo o casi:


 tu rostro, tus gestos tan particulares, 

 tus palabras, tus caricias, tus besos,


 ese guiño que nos brindó el destino


 sin saber


 ambos


 que terminaría

 tan bruscamente,


tan irreversiblemente.


 Resultó

 que la pasión avasallante

 que nos desbordaba,


 nos obligaba

 a resistir, a no sucumbir,


 por ellos, por los otros,

¡siempre por los demás!


una pasión pocas veces vivida

o quizás, nunca


por muchos


se ocultó

detrás del humo impenetrable

de los deseos frustrados,


camuflada detrás de la niebla

más densa,


que todo lo cubre,

que todo lo disimula;


pero no pudo escapar

de nuestro corazón:


para él,

-al menos para el mío-,


no existen escondites,


¡no se amedranta ante nada!


ni la peor, ni la más tétrica nube

lo detiene;


en él anidan

cuestiones que se creyeron, se creen


resueltas;


también en la memoria,

claro


pero de eso se ocupa

la imaginación


que todo lo transforma,

puede convertirlo en presente


en este mismo momento,

un minuto más tarde, mañana, cuando sea;


nada es imposible

para ella,


nada.


Ni tu lejanía

de todo tipo,


ni las reminiscencias

de aquel último desencuentro,


ni el dolor


pues es capaz de convertirlo

en ensoñación, en impulso,


en la posibilidad de un

nuevo reencuentro,


en un...


¿por qué no?

viernes, septiembre 20, 2024

Diferenciar

 Finalmente,


 uno se queda

 con quienes están


 sin que se lo pidas;


 quienes te alcanzan

 una taza de café


 cuando estás triste

 o preocupado;


 quienes prestan atención

 a tus comentarios, a tus historias,


 a tus inquietudes.


Es decir,

quienes te quieren realmente,


sin necesidad

de expresarlo en palabras,

ni en obsequios;


basta con una palmada en la espalda,

un fuerte abrazo,


para sentirse en casa,

el día en que la casa se ve más limpia,

más ordenada que nunca.


Si hay que pedir,

no sirve;


no sirve esa persona,

ese amigo, ese amor,


ese contacto;


pues rogar afecto,

comprensión, apoyo


es humillante,

¡muy humillante!


uno se siente

como el mendigo


que extiende una lata, un sombrero,

en que algunos, al pasar,

arrojan


sin siquiera mirarlo,


un par de monedas;


el amor, la amistad, la empatía

son bienes, en ocasiones,

inalcanzables


y fácilmente reconocibles

si se está atento


y deberían ser fácilmente desechables

en caso de descubrir el engaño, la superficialidad,


en ciertos casos,

la búsqueda de algo conveniente

a través de ese vínculo;


no es difícil

diferenciar entre unos y otros.


Difícil es reconocerlo,

aceptarlo;


dejar de empeñarse

en cambiar a quienes no desean ser cambiados,


planear, idealizar relaciones afectivas

con gente que nunca nos colma,


ni lo hará.


Nos hace sufrir.


Nos debilita

emocionalmente,


arrastrándonos

a un pozo 

oscuro, profundo, 


mucho más


que la soledad más absoluta.

lunes, septiembre 16, 2024

Llorar ese vacío

 Hay un espacio

 pequeño


 ¿en mi mente?

 ¿en mi corazón?

 ¿en mi alma?


 donde alguien

 muy parecido a mí

 en otro tiempo,


 desoye todo otro

 sonido,


 se vuelve ciego

ante toda otra imagen,


se aferra a esos y solo esos

recuerdos


y no le importa nada

si alguien lo supone,


lo sabe


o no.


Ese alguien

que parezco ser yo

pero en otras instancias,


(así pueda reconocer esa sonrisa permanente,

esa mirada soñadora,

esa alegría desbordante),


hoy son otros hábitos,

otros pensamientos,


otras virtudes,

otros defectos,


¿otros sentimientos?


ella no se cuestiona

nada de esto.


Extiende su mano

desde donde está,


desde donde supongo

que está


y me invita


al reencuentro

con quien se supone que fui,


¿cómo lograrlo?


ha pasado mucho tiempo,

han pasado muchas cosas


muchas cosas tristes,


"ya no puedo volver

a ser vos",


-le digo-,


mientras lloro

ese vacío que no quería retomar;


pero ese ser, tipo mi alter ego

del pasado


insiste, persiste.


Entretanto,

al menos, puedo "verlo",


puedo darme cuenta,


puedo imaginar la posibilidad


de esa fusión.


Por ahora, 

es todo lo que puedo hacer.


¡Ah!

y agradecerle,


claro.

Excusas... para no recordarte

 Sirven como excusas:


 planear actividades,

 obligaciones,


 ¡preocupaciones!


 todo por no pensar

 en lo que ya dejé de pensar


 -o me lo propongo-,


 pues, no le encuentro sentido;


me sostuve en el vacío

de tu nada


durante meses, años,


mas no sirvió.


Tu nada, mi todo

no volvieron a coincidir:


es obvio

que aquella historia,

¡aquella inusitada, mágica,

irrepetible historia!


acabó.


Por eso,

todos esos datos memorizados:


precios, fechas de pago, 

nombres, lo que fuera;


¡en mi memoria

tanto de lo que no me interesa

en absoluto!


por suerte,

en medio de mi mente, de mi espíritu

entorpecidos, negados,


¡decepcionados!


se cuelan

cada tanto,


un rastro, un recuerdo,

las sílabas, la melodía, de alguna de esas canciones,


las que devolvían y quizás, devuelven

las ganas de lo que sea,


aun

de lo imposible,


de lo absolutamente

imposible;


una frase, el retorno súbito

a un momento preciso,


nuestro tema musical

¿te acordás?


que ya pertenecerá a otros

o a nadie;


el libro

que tenía esas citas


que siempre citábamos

-redundancia mediante-;


seguramente,

habrá quien lo leyó también,


deteniéndose o no

en esos pasajes;


de todos modos,

no me importa demasiado


o sí me importa,


(aunque, disculpen,


justo en este preciso momento

me urge calcular

cuánto dinero me queda


para pagar las cuentas).


 

jueves, septiembre 12, 2024

Rastros de todo eso

 En el horizonte

 de mi espíritu


 aún hay rastros,

 aún resuenan ecos


 de aquella inocente

 aunque apasionada

 historia,


 ¿real? ¿ficcionalizada?


 esa última vez

 reinventamos lo que sucedió

 en otro tiempo


 e hicimos real

 lo que nunca siquiera imaginamos

 sucedería;


 no sé si todavía hallás

 rastros,


 siquiera un mínimo rastro,

 casi imperceptible


 de todo eso que nos dijimos,

 de todo eso que nos prometimos,


de todo eso,


de más, mucho más.


No sé si me preocupa tanto

ahora que en ocasiones,

creo haberte olvidado;


mas no fue fácil,

hubo lágrimas, sentimientos confusos,

palabras hirientes,


ideas oscuras

que teníamos guardadas,

que creíamos nunca regresarían;


¡una lástima!


lo que debió haber sido

mejor, mucho mejor que un sueño

que se prolonga,


se convirtió


en una de las más atroces

pesadillas,


¿destinadas al olvido?


¿destinadas al ocasional

recuerdo?



**"El olvido está lleno de memoria" (poema) Mario Benedetti.



martes, septiembre 10, 2024

Mentes aptas para engaños

 A ella nunca le importó.


 Reía de todo o de nada,

 reía desde la nulidad de su existencia.


 Tuvo que buscar

 una justificación;


 un algo que le otorgue

 cierto "estatuto"


 cierto reconocimiento,


 sin necesidad de demasiado o casi ningún

 esfuerzo;


ganarse un lugar,

digamos, un "derecho"


a la creencia colectiva

de sus habilidades para...


un poco de todo

y muy poco de casi nada;


en fin,


hoy 

se autocalifica,


se incluye

en diversas y dudosas

capacidades,


vinculadas a ciertas "artes" no muy comprobables:


sin títulos,

sin experiencia,


solo por hacer de cuenta,


hacer creer lo que fuera

a unos pocos ingenuos;


Mas, llegó el momento

en que con su permanente sonrisa

sumada a sus dos o tres estupideces cotidianas


de pronto,

no bastó:


Algunos se habían dado cuenta...


¡Y tuvo que inventarse una vida!:


algunas mínimas preocupaciones

y ocupaciones,


rentables


para poder subsistir,

para que den crédito a sus tantas mentirosas

habilidades;


ella, entretanto, sigue sonriendo

pero mucho más segura:


¡esta vez le creen,

esta vez hasta pagan por sus mentirosos conocimientos!


logró lo que deseaba

o ni siquiera deseaba eso

pero...en fin.


En verdad, ella no tiene la culpa.


Al parecer, nadie le enseñó sobre la importancia

del esfuerzo, sobre la dignidad del estudio,

del trabajo.


Desde niña, la convencieron

de que era diferente,

"especial",


de que no importaban

cuestiones que sí importan,


le hablaron, mucho tiempo atrás,

de un no tan lejano día en que mágicamente

sería exitosa,


solo contactándose

con los indicados.


Pero no sucedió.


Por suerte, para ella,

inventó una especie de collage de aptitudes


con el que siempre -o casi siempre-

consigue adherentes,


¡confían!


en esas exhibiciones,

basadas en supuestas creencias


en las que se basa o así lo considera,

para su sempi-eterno engaño.


Algún día se dará cuenta,

no sé.


Algún día sus seguidores

también se darán cuenta,

no sé:


por ejemplo,

de que pagaron durante mucho tiempo


¡para ser adoctrinados con ideas confusas, sin sustento,

combinadas con pseudo-prácticas de diversa índole,

ceremonias, etc.!


para lo cual, sus mentes,

hundidas en el vacío,


se prestaron.



.


sábado, septiembre 07, 2024

Enmascarados

 Fingen

 estar contentos,

 

- asumiendo esto

 como una pseudo-felicidad-;


 fingen ser grandes lectores

 y no leyeron nunca ni una sola página de ningún libro;

 

fingen

que trabajan, trabajaron de o en lo que fuera


y ni de o en lo que fuera,

trabajaron ni trabajan;


fingen

amar,


aseguran

desear morir junto al ser amado:


en tanto,

buscan "reemplazantes",


para que la espera no sea tan larga

-ni tan corta, depende-;


fingen reír,

¡fingen llorar!


fingen

haber obtenido títulos, menciones,

reconocimientos...


¿cuál es la cuestión?


¿el pánico

a ser rechazados?


se es como se es,

así nadie, ninguno, nunca


lo entienda

ni lo entenderá.


Es mucho más simple

que ese simulacro estúpido,

esa máscara, ese disfraz


cada vez 

más y más exagerado


y mucho menos

convincente;


no se es mejor ni peor

siendo lo que uno es,


pensando como uno piensa,

haciendo lo que se hace,

así sea algo mínimo, algo que otros no aceptan

o no entienden...¡pero cierto!


No, no se es mejor

ni peor,


simplemente, se ES.


Los sentimientos de mentira,

los conocimientos de mentira

sobre tal o cual materia,


las creencias de mentira,

las promesas engañosas,


todo lo simulado


desgasta mucho más

que si fuera real.


Si no es así,

si no se desea, digamos, re-convertirlo


pues, definitivamente, no es verdadero,


no se simula

y listo.


Si no se estudió

o no se estudia,


si no se trabajó ni se trabaja,

si no se quiere a alguien o no se quiere a nadie,


si no se adhiere a tal o cual pensamiento,

afición, postura


¿cuál sería el problema?


mientras no se dañe,

emocional ni económicamente a nadie,


mientras no se ilusione, en vano, a otros,


en tanto, no se obtengan beneficios

a cambio de nada...


cada uno

con su historia


o su historieta.

Tantos motivos para seguir aquí

 Posible,

 siempre es posible,


 al menos,

 en nuestra imaginación


 -y no es poco-;


¿por qué no seguir soñando?

¿por qué dejarse convencer

por quienes emanan energía negativa,


obstaculizan, enarbolan su descreimiento,

maldicen, 


como si desearan

que todo lo malo, lo peor


sucediera,

de una vez por todas,


que todo, absolutamente,

acabara y ya?


¿seres

que se han extraviado?


quizás,

no tengan retorno.


Quizás,

hasta los perturben

los días soleados, las voces alegres,


los niños,

sus travesuras, sus exclamaciones,

su inocencia.


¿será porque sienten que la perdieron

y desearían recuperarla


pero no saben cómo hacerlo,

cómo regresar a esos años?


pobres seres.


Hay un mundo afuera,

también dentro nuestro;


hay tanto para gozar,

para leer, para releer,


para admirar,

para desear,

para ilusionarse,


¡para amar!


¡tantos motivos

para seguir aquí


sonriéndole 

a la existencia!


es muy difícil

retornar de la decepción,


-pues, probablemente,

de eso se trate-.


Pero se puede,

si el corazón retoma el mando


se puede,


¡siempre se puede!


¡vamos, a salir

a acariciar la brisa fresca,

a dejarnos acariciar por ella!


¡a salir

en busca de una mirada amiga,

de un gesto cálido,


de un reencuentro,


de un abrazo apretado!


puede  pensarse

como algo utópico.


Les juro

que la intención,

el cambio de actitud,


-verdadero no fingido-


suman


a nuestro espíritu,

a nuestros empeños,


a ese yo

que pugna por mostrar

y de-mostrar;


ese yo


que por miedo,

por rabia, por vergüenza,

por pena,


por desilusión,


se oculta,


se aleja,


se encapsula.

jueves, septiembre 05, 2024

Malditas palabras

 Escribirles


 ¿a quiénes,

 a otros?


¿a  aquellos que en su mayoría, nunca vi?


¿a mí misma?


¿a quién, a quiénes?


líneas y más líneas,

palabras que se intenta no repetir,


a veces, catárticas,


¿a alguien le importa?


me siento, camino, duermo,

hago o no hago lo que sea

y ahí siguen esas malditas palabras


¿exigiéndome?¿recordándome?

¿proponiéndome justificar mi existencia?


ahí están.


Me atrapan

con su mágico influjo,


me trasladan

en su alfombra mágica,


susurran en mi oído

cosas en  las que no quiero, siquiera, pensar,


a las que no quiero invocar;


sin embargo, insisten,


¿qué haré con ellas?


¿morirán conmigo

cuando muera?


¡palabras, no son más que palabras!

-dirán los que no entienden-;


se convirtieron

en una especie de alter ego,


en una obsesión,


en una inclinación

inexorable, punzante,


¡tantas veces, abrumadora!


palabras que escupo

contra el viento


y regresan,


siempre, siempre


regresan.


 

¿Vivos o muertos?

Todos tenemos o creemos tener

 una vida.

 

 ¿Pero qué significa

 eso?


¿una casa, otros bienes -o males-, uno o varios amigos,

una pareja, una o varias salidas,

festejos,


viajes a lugares, parajes exóticos,

éxitos, fracasos, algunas alegrías,


quizás, apenas un manchón de naturaleza

en medio del cemento,


una bandada de pájaros

que van y vienen,

vienen y van?


¿libros, películas, otros intereses,

aficiones, atracciones, ideas,

inclinaciones, hobbies,


probablemente, una vocación? 


si es todo eso 

más o menos,


claro 

que tuvimos y tenemos una vida,


aunque, sin lugar a dudas, pende 

de nuestra espalda

una mochila inexorable:


el halo fétido de la muerte,


siempre al acecho,


deslizándose en la nube de la incertidumbre,


para que sigamos peleando

o no haciéndolo


creyéndonos eternos

o casi;


la muerte está siempre presente,

así no se vea, ni se desee pensar en ella,


así nos convenzamos

de que llegaremos a ancianos,

muyyyy ancianos;


mas paradójicamente,

hay quienes portan proximidad de muerte desde tempranas edades

y la vida es la que cuelga de sus espaldas


esperando o no

que la reinicien, la rediman,

la sustenten:


ahí la muerte se enseñorea,

goza de su fiesta macabra por anticipado:


¡otro y otro y otro más de tantos a los que no habrá que esperar!

domingo, septiembre 01, 2024

Enojo

 por lo que fui,

 por lo que no fui,


 por lo que no intenté,


 por lo que intenté

 y salió mal;


 por no haberme decidido,

 por haberlo hecho erróneamente;


 por mis malas o no tan buenas elecciones,

 por lo que pude lograr y no me esforcé

 lo suficiente;


 enojo


 porque un par de días de lluvia

 todavía me traen recuerdos

 que lastiman:


enojo

porque me cuesta llorar;


 porque un par de días ventosos

 me atemorizan, me paralizan


 me llevan a cuestionarme

 cosas incuestionables


 por ejemplo: ¿por qué, para qué

 escribo?


 cuando sé bien

 -aunque esta certeza me dure poco-


que mis grandes felicidades

y también las pequeñas


provienen de estos renglones,

de mis pensamientos hechos letra,

oral, escrita, como sea;


cuando sé 

que recibí mucho más

haciendo esto que hago o sigo intentando


que en cualquier otro empeño,

que con cualquier persona,

amiga o lo que sea que haya sido;


que me enseñó el significado de "dar"

y "darme"


sin vergüenzas,


desde mis arterias,

desde mi espíritu,


en mis peores, horribles días,

en mis mejores, recordables días;


aun así


me enojo.


Me convertí en mi peor juez,


mi esclavista,


mi verdugo.

Cristina Del Gaudio

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