sábado, diciembre 28, 2024

Somos lo mismo

 Se escribe

 para aliviar la tristeza;


 se escribe

 para llegar a otros,


para uno.


 para que algunos o varios no se sientan solos,

 para que recuerden que todo sentimiento,


 cualquier tipo de desilusión, añoranza, 

 temor, sensación de soledad,

 soledad real,


puede ser o es

universal;


todo nos sucede a todos

o casi:


muchos son víctimas de terribles injusticias,

de padecimientos horrorosos;


hoy

en más, en menos,


se está en peligro

en cualquier parte,


se está a salvo

en cualquier parte;


se ama, se desea,

se piensa, se piensa demasiado,

no se piensa en nada,


se cuestiona,

se acude al ser interior,


se desatiende

al ser interior,


se discute,

se lucha,


se gana, se pierde,


se grita,


se llora,

se ríe,


se auto-boicotea,

se auto-estimula,


se confía,

se desconfía,


se tienen amigos

que resultan enemigos,


se tienen enemigos

que se convierten en amigos;


se ahorra,

se gasta de más,


se sufre

por no tener lo básico,


se tiene tanto pero tanto

que no se sabe qué hacer con ello;


se tiene talento para...


no se tiene talento ni para...


se estudia, se lee, se escribe,


no se estudia ni se lee,

ni se escribe;


se trabaja

para el propio sustento;


se vive 

del dinero de otros;


se critica,

se censura,


se aceptan

las diferencias,


se tienen prejuicios,

no se tienen prejuicios,


se hiere,

se cura,


se ama,

se detesta,


se odia


¡se roba!


¡se mata!


se salva,

se asiste,


lo que fuera...


aquí, más allá,

en cualquier parte.


Somos lo mismo.


Somos uno

en el universo.


Que todos, estén donde estén

sean muy felices o lo más felices que puedan,


¡todos!


crean en lo que crean,

adhieran a las ideas que adhieran,

hagan lo que hagan;


(si pueden,

intenten no dañar, de ningún modo,

a otros,


pues implica

dañarse a sí mismos).

 


viernes, diciembre 27, 2024

Aquel "muchísimo"

 No alcanzan

 mil canciones,


 solo lastiman más;


 no alcanza con releer

 ese libro en común,


 ni con recordar

 frases, conversaciones,

 bromas, gestos,


 miradas,


 abrazos gigantes,


 desencuentros


 que antecedían a inexplicables reencuentros


-y al revés-;


finalmente,

nuestro amor


se irguió, se lastimó,

se exaltó, se maldijo,

se criticó, se auto-criticó,


se evitó,

no se pudo evitar,


se tildó de tóxico,

lo tildamos de tóxico,


se condenó,

lo condenamos,


nos creímos, por demasiado tiempo,

los únicos,


¡los únicos!


privilegiados

ante tanto desamor, tanto vacío,


tanta nada de nada reinante...


y luego...


¿nos convertimos el uno al otro

en parte de esa nada?


inmersos en un fingido, lastimoso olvido

que no es olvido


¡no es ni será olvido!


será recuerdo


con lágrimas fosilizadas,


escondidas en cada sinuosidad


de nuestro cuerpo,


de nuestro castigado

corazón.


Aquel "muchísimo"

¿extinto?


ocultaba,

disimulaba,


(¿oculta?

¿disimula?)


el tedio,


la infecta


cotideaneidad.

lunes, diciembre 23, 2024

¡Con toda nuestra intensidad!

 ¿Es una pérdida de tiempo

 esperar y esperar

 un perdón,


 una palabra,

 un indicio,


 lo que fuera,


 en ocasiones, durante meses, años,

 muchos años?


 es un aliento a la ilusión,

un despertar y pensar que será en ese día,


¡que el "milagro"

ocurrirá!


¿por qué renunciar

a esa expectativa?


no se pierde nada

aguardando aun lo que no sucede

ni probablemente sucederá


jamás.


Es una apuesta,

una motivación cotidiana,


un empeño

que el corazón pide, ruega,

anhela...


Acaso, ¿habría que desoírlo?


por mi parte,

nunca renuncio a lo que deseo,


nunca pienso

en que jamás pasará esto, aquello,


¡lo inimaginable!


porque la vida

depara sorpresas,


siempre lo hace.


Si revisamos

nuestra historia más, menos breve,

más, menos extensa


nos sucedió,

en algún momento, a cualquiera

de nosotros:


el llamado inesperado,

la carta, el mensaje, 


¡la aparición!

de quien creímos desaparecido...


tal vez,

esto no lo vimos, no lo valoramos

cuando aconteció


pero ahora estamos más grandes

y más listos


para recibir lo bueno,

para recibir lo que tanto, tanto anhelamos,


para abrazar


a quien o lo que más amamos,

a quien o lo que soñamos 


¡con toda, toda nuestra intensidad!


viernes, diciembre 20, 2024

Si no existiera...¡podríamos inventarla!

 ¿Qué sería de nosotros

 sin las ilusiones?


 ¿nos levantaríamos

 con las mismas o similares ansias

 cada día,


 atentos a lo que podría ocurrir,

 atentos a lo que desearíamos que ocurriera

 que tal vez cambiaría, de alguno o varios modos, nuestra vida?


 ¿qué sería de nosotros

 si buscáramos algo, a alguien

 y resignados, lo diéramos por imposibilísimo,


 aun si existiera

 la más mínima posibilidad?


¡ y si no existiera,

pues, podríamos inventarla!


nada está perdido

mientras se siga buscando,


y si se pierde

definitivamente,


nuestra ilusión,

nuestro amor


haría que lo reviviéramos,

recorriendo, sin dejar de hacerlo,


el inmenso sendero

de los recuerdos,


en el que siempre hallaremos sonrisas,

bromas, relatos, mil historias


que se irán modificando

en nuestra cabeza, en nuestra imaginación


todo el tiempo,


¡en esa reescritura del pasado

también se basan nuestras ilusiones!


¿qué sería de nosotros,

reitero, sin esa insistencia,


sin la dulce añoranza de los tantos momentos preciosos,

las conversaciones, lo compartido?


¡y también en 

no cesar de intentarlo


con algo, con alguien


cuando todavía

está por acá o lejos

o muy lejos!


pero siempre cerca

cuando lo llevamos en el corazón,

-tantas veces, en secreto-


a lo largo de toda o casi toda

nuestra existencia.


Nada es inalcanzable


si ese deseo está impreso

dentro nuestro,


con la esperanza de que se concrete;


agradezcamos al motor

que nos invita a no rendirnos,


¡nunca, nunca, nunca!


a no bajarnos, jamás,

de la alfombra mágica


de nuestros sueños.




martes, diciembre 17, 2024

¡Ay, del humano!

 ¡Ay, del árbol!


 en su soledad frondosa,

 despojada,


 no se detiene


 no repara en aplausos,

 ni en desinterés


 ni en rechazos;


 nada frena sus distintas mutaciones,

 al exhibirse verde, amarillo, desnudo,

 pleno de flores, de frutos;


 ¡Ay, de esos desinteresados

 dones!,


 observado por pocos,

 por nadie;


 no cesará en su reinicio,

 salvo que la misma naturaleza

 acabe con el;


 mas si no es así,

 su mágico esplendor

 es siempre para todos,


 así

 no lo sepan;


¡Ay, del sol!

ansiado, amado,

rechazado,


despliega

sus poderosos rayos

que transforman el paisaje,


brillando

calentando, en épocas heladas,


sea acariciando

suavemente


o cayendo con toda su fuerza

sobre la tierra sedienta;


el astro mayor

ejecuta sus designios


sin importarle


la opinión,

la presencia


de quien sea;


¡Ay, de la naturaleza toda!


ofreciéndonos tanto,

sin pedirnos nada, absolutamente nada;


sin embargo,


se la ignora, tantas veces,

se la perjudica, se la extermina


en detrimento


de la salud,

la supervivencia del humano;


¡Ay, si los hombres

nos asemejáramos, siquiera,


en esa labor,

responsablemente desinteresada,


generosa,

sin saberlo,


de nuestro entorno natural!


no perderíamos

nuestro valioso, corto tiempo


especulando, compitiendo,

comparándonos unos con otros,


 envidiando, ¡maldiciendo!


 odiando al que consideramos diferente;


 inmersos, en tantos casos,

 en guerras interminables,


 en pos

 de lo que menos sirve,


alejados, muy alejados

de lo que en verdad importa;


cargando en nuestras espaldas

todo ese dolor de nuestros iguales,


rechazados por enarbolar la bandera que sea,

adherir al dios que prefieren,

a las ideas, a las posturas que escogen,


por adoptar determinados hábitos heredados

-o elegidos-;


en fin, mientras la naturaleza

nos da clase de incondicionalidad


día tras día,


insistimos en nuestro egoísmo,

nuestra valoración de lo material,

del dinero, del poder


a costa de quien sea,


olvidándonos

de las carencias, del padecer,

de la miseria ¡real! de tantos


inmersos, por completo

o casi


en nuestras miserables miserias,


¡creyéndonos

importantes!


ahogados


en nuestro propio excremento.







viernes, diciembre 13, 2024

Desaceleración

 Curioso:


 la lluvia

 apacigua la ansiedad,


 reduce 

 la violencia;


 obliga

 a guardarse


 o a protegerse

 donde sea


 y eso influye


 en el callar

 de tantas almas, cabezas

 alteradas,


 confundidas,


 creídas de haberse perdido

 cuando si así hubiera sido,


 el silencio,

 la complicidad del refugio

 compartido,


 la aceptación

 de siquiera, mínimas limitaciones


 humanizan,


 reconcilian


 con eso tan tan pero tan bueno

 que nos devuelve a esa humanidad


 que en días soleados, apacibles

 parece derivar en un atroz egoísmo;


  ¡el apuro por llegar

  quien sabe a dónde!,


  la prisa

  por hacer esto, aquello,


  por obtener

  esto, aquello;


  para descubrir, luego

  que nos alcanzó y sobró el tiempo


 ¡y ahí está el verdadero reto!:


  el reencuentro con nuestro ser,

  la aceptación de nuestros errores,


  la reconciliación con el pasado,

  la valoración de cada segundo,


  la desaceleración


  del ansia desesperada

  de planear, imaginar, temer,

  vislumbrar


   un futuro


   que por el momento,


   ya sea dentro de un rato, mañana,

   en un año o más...


   Sin lugar a dudas,

   se desliza en la incertidumbre.


   

   

martes, diciembre 10, 2024

La escalinata violeta

 Por la frondosa escalinata,

 la de esas flores color violeta


 trepo y trepo


 hasta alcanzar

 a esa bandada de pájaros


 que ignoran o no su destino,


 -mas no importa-;


 volando


 olvidaré los miedos, las penas,

 las preguntas;

 

 seguiré su inigualable cortejo;


 tal vez, pueda asirme a alguna nube blanca,

 tan blanca que me devuelva


 aquellos tiempos de inocencia,

 de tener tan poco y tenerlo todo,


 de reír por todo,

 

sin preocuparme

si me consideraban o no loca;


 épocas

 en que se vivía el momento


 y no se empujaba a quien sea

 por alcanzar el primer puesto en la fila;


¿en qué fila?


(todos llegaremos, finalmente,

al mismo sitio ¿o no?).


Así como los pájaros,

como la enredadera,


cada uno hacía lo que tenía que hacer,

sin vivir colgado de las demandas

del tener, del lograr, del buscar una mejor "versión" (¡qué horror!);


si se amaba

era con total

plenitud,


sin especular

con el ¿y si no? ¿y si se va o no se va?


¿y si existe

alguien mejor para mí?


se amaba

sin preguntárselo

día tras día,


¡se amaba

de verdad,

por el tiempo que fuera!


sin analizar los por qué,

los cuándo, los quién sabe...


la nube

en la que me poso


desprende

unas gotitas transparentes.


¿Momento de regresar?


¡nooooo!


momento de recibir

ese regalo, la caricia de ese elixir


en la cara,

en todo el cuerpo;


¡momento de no pensar en nada!


solo en ser

y estar -y ni siquiera-...


un rayo de sol


atraviesa la nube,

le devuelve su calor;


así es el verano:


incertidumbre climática;


así es la vida:


incertidumbre, sorpresas,

instantes que no se repiten;


de todo un poco -o más-.


¡En ocasiones,

todo al mismo tiempo!


 

domingo, diciembre 08, 2024

La resurrección de los afectos

 ¡Un árbol de Navidad!


 así digan que no tiene que ver

 con ningún credo,


 que Papá Noel

 o Santa Claus 


 o como prefieran

 llamarlo,


es un símbolo

de lo profano;


¡todo eso no importa!


nada importa

si los que se quieren están juntos


-quizás, por única vez

en el año-;


si se extraña, aun con más profundidad,

a aquel o aquella que no se fue del todo


pues dejó...


historia, anécdotas, enseñanzas,

conversaciones, risas,


amor, mucho amor,


dentro de nosotros,


en nuestro corazón.


¡Navidad es la resurrección

siquiera, en ese festejo,

-como se haga y como se pueda hacer-,


de los afectos, de la amistad,

de los recuerdos, compartidos o no,


de las ilusiones,

de nuestra condición humana!


Navidad:


no se trata de paquetes bonitos,

no se trata de ostentosos banquetes.


¡No, claro que no!


Navidad


es el regreso

a lo verdadero, a lo que conmueve,

reúne,


a los abrazos que tanto se necesitan,

a las miradas, las palabras, los guiños cómplices,


a darnos cuenta

de los simples "tesoros"

que poseemos,


renunciar, al menos por un momento,

a ese afán desmedido

de poseer más y más


y demostrarlo,

exhibirlo,

ostentarlo;


¡es VER!


lo que somos, lo tanto que tenemos,

¡los que tenemos!


¡es el retorno de las pequeñas felicidades!


al colocar esa estrella, esos globos de colores,

con alegría, con ganas,

con esperanzas;


(si es de a dos o más,

¡mucho mejor!);


es el regreso a los valores


que alguna vez tuvieron

tremenda trascendencia;


pequeños rituales

que nos devuelven a la emoción, la sensibilidad,


nos hermanan con los demás,

así, ni siquiera los conozcamos;


nos retornan a lo mejor de cada uno


así aconteciera


por unos pocos pero invalorables


días.

jueves, diciembre 05, 2024

Cuando los "no" aplastan los deseos

 Tal vez,

 calificó, en principio,

 como "amor a primera vista"


 o a primera lectura,

 ya que se comunicaban a través de las redes;


 ella quiso ser explícita,

 mas ¿cómo explicarle

que apenas recibía algún mensaje


 se le iluminaba la mirada,

 su corazón estallaba,


 la sonrisa

 olvidada por tanto tiempo,

 había retornado a su rostro?;


¿cómo contarle que se quedaba un largo rato leyéndolo,


y esa sonrisa de felicidad

que imaginaba extinta


se encendía,


se acentuaba?;


él no entendió, al parecer,

todo esto;


ella no quiso o temió

explicárselo.


En realidad,

tuvo pánico de que desapareciera.


Él le escribía sobre sus cuestiones,

su profesión, sus planes,


ella...


ella hubiera ansiado

arrojarse a su cuello


y no necesitar

decir ni escribir ni planear

nada;


pero no se atrevió

siquiera, a sugerírselo.


Se ponía rígida,

el miedo la paralizaba


cada vez

que él aparecía


y aunque le preguntara

acerca de su vida, su trabajo,

sus cosas,


nunca dejaba entrever

algún tipo de sentimiento,


¡quizás, no lo experimentaba!


ella esperó,

alguna vez sugirió algo...pero...

tan sutil


que quedó en la nada,


como todos esos sueños,


como todo eso que solo imaginaba

pero nunca tenía el valor de concretar;


probablemente,

debió invitarlo a tomar un café,


sugerirle

algún encuentro, ¿por qué no?


¡era tal 

ese pánico a ser rechazada!


-pues, lo había sido tiempo atrás-.


En fin,


por no decidirse a intentarlo,

su deseo se apartó


entonces,

los prejuicios, las reservas, los no


tomaron su lugar.


¡quién sabe si no se autoexcluyó

de una experiencia única, increíble,

durara lo que durara!


finalmente,


al no poder callar más

y tampoco confesar todo eso

que la oprimía, la obsesionaba,


lo bloqueó.


...........................................................................................................................


Cada tanto,

espía su imagen


en algún perfil

en el que aparece su amor


¿imposible?


¡ni siquiera tuvo el valor

de indagar, de hallar el modo

de saber qué sentía él!


¿y si se hubiera llevado

una sorpresa?


tanto preservarse

de padecer...


¡lo consiguió!:


triunfó su cobardía,


su corazón

perdió.







martes, diciembre 03, 2024

Por haber sido lo que deseé y sigo deseando

 Te perdono

 -y me perdono-


 solo por ese día,

 ese encuentro,


 ese otro día,

 ese otro encuentro...


 ¡Y por aquel reencuentro!


 el inesperado, inolvidable,

 incomparable beso,


el abrazo

que era un antes, un ahora, un después;


te perdono


porque fuiste lo más lindo

que tuve o no tuve


pero deseé 

y sigo deseando


tener;


te perdono

porque no hubo ni habrá


alguien tan increíble,


-con sus menos

y sus más-;


alguien


que me inspira

todavía, pese al tiempo,


alguien


que significó

lo que nunca puede ni podrá olvidarse;


te perdono,


me perdono


porque todo

y pese a tanto,


también al dolor

también a los desencuentros,


todo, digo,


y más que todo


me conduce

a vos.


Y esto parece 

que permanecerá, al menos, en mi corazón,


en mi cuerpo,

en mi cabeza,


¡en mis letras!


por siempre.


Te perdono


por haber sido parte

de un fragmento trascendental


de mi existencia. 

domingo, diciembre 01, 2024

El sitial del "para siempre"

 Te había instalado

 en el sitial del "para siempre";


 no sé por qué creí

 que dependía solo de mi elección


 o de mi selección.


 Claro...


 pasó el tiempo,

 -no demasiado-


 y resultó

 que vos no me habías instalado

  en el mismo sitial;


  ¿por qué obstinarse

  en que otros elijan 

  lo que uno elige,


 decidan

 sobre las elecciones,

 

 en fin, la vida que deseamos

-o así creemos-

a la que incluso, consideramos "correcta"?


 lo entiendo ahora,

 no sé si del todo

 pero bastante más


 pues


 ¿hasta qué punto

 uno elige?


 no solo me refiero

 a una pareja,


 también


a un amigo,


 incluso, 

 a un hábitat,


un empleo,


una vocación,


 una casa,


 una mascota,


 lo que fuera.


 ¿Qué nos está o estaría,

 posiblemente,

 destinado, digamos,


 y en qué incide nuestra decisión,

 nuestro dedo señalándolo,


 -de algún modo,

 poseyéndolo de antemano-,


 sin saber, sobre todo en el caso de las personas,

 si nos están asignadas quién sabe por quién o qué,


 y hasta qué punto


 ellos, a su vez, pudieron, pueden

 optar por uno o por alguien más?


¡ todo es tan relativo!


 y tanto de lo que nos desvela

 podría desvanecerse

simplemente comprendiendo, aceptando


 que será para nosotros

 lo que tenga que ser


 y todo lo contrario.


 Así, una bruja, un pariente, una vecina, un amigo

 nos aseguren que nuestro amor imposible

dejará de ser imposible...


no les crean.


Se aliviana tanto

la espalda, la existencia


cuando dejamos de obsesionarnos

en obtener lo que en tantas ocasiones,

sabemos que costará mucho


-y que probablemente no sea lo que esperamos-.


Entonces, el esfuerzo, la ansiedad,

mucho de lo que hagamos o todo


serán en verdad,

absolutamente vanos.


La escalera de seres elegidos

 Creen que comprenden,

 creen que pueden opinar,

 

 ¡aconsejar!


 aseguran saber lo que hay o hubo que hacer 

 o decir


 en cualquier situación;


 ¡nadie puede decir a otro

 qué tuvo, tiene que hacer o decir,


 cuando no presenció, no participó,

 no sintió, no vivió las mismas circunstancias!


 no escuchó realmente,

 no leyó esos comentarios,


 no vio caerse, de pronto,

un estante de libros

 de terror


 sobre su cabeza;


 no experimentó esos latidos,

 ese miedo,


ese desgarro,


 esa decepción,


¡esa desesperación!


entonces...


no pueden juzgar,

¡nadie tiene derecho a hacerlo!


mucho menos,

si no hubo alguien en sus vidas


que las alteró

en mil maneras:


en amor, felicidad, delirio,

pasión,


¡ganas de seguir!


y luego, tantas ideas oscuras,

vivencias oscuras,


todo eso 

que se desata


cuando se deshace

algo tan ansiado,


tan quizás, sobrevalorado,


tan instalado

en el más alto peldaño


de una pequeña

escalera de seres elegidos,


seres

en quienes se creyó,


-erróneamente o no-


hasta las últimas consecuencias;


no, nadie que no haya vivido

en el infierno,


en esa sensación de manos

absolutamente vacías,


en ese continuar

sin continuar,


puede siquiera,

intentar entender:


ese ir de acá para allá,

cumplir con lo necesario,


fingir -pésimamente-

que todo sigue igual,


todo

hasta lo más sencillo,


deambular

como un zombie,


sin que nada perturbe:


ni el dolor, ni la rabia,

ni la sensibilidad,


nada de nada


¡porque todo, ¡todo! fue perturbado

de la peor o una de las peores formas!


¡Sépanlo, las hay!


personas a las que cuesta demasiado

recuperar

la voluntad, las ansias, el objetivo;


las hay

que renunciaron


y dejaron de luchar.

Cristina Del Gaudio

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