¿Es una pérdida de tiempo
esperar y esperar
un perdón,
una palabra,
un indicio,
lo que fuera,
en ocasiones, durante meses, años,
muchos años?
es un aliento a la ilusión,
un despertar y pensar que será en ese día,
¡que el "milagro"
ocurrirá!
¿por qué renunciar
a esa expectativa?
no se pierde nada
aguardando aun lo que no sucede
ni probablemente sucederá
jamás.
Es una apuesta,
una motivación cotidiana,
un empeño
que el corazón pide, ruega,
anhela...
Acaso, ¿habría que desoírlo?
por mi parte,
nunca renuncio a lo que deseo,
nunca pienso
en que jamás pasará esto, aquello,
¡lo inimaginable!
porque la vida
depara sorpresas,
siempre lo hace.
Si revisamos
nuestra historia más, menos breve,
más, menos extensa
nos sucedió,
en algún momento, a cualquiera
de nosotros:
el llamado inesperado,
la carta, el mensaje,
¡la aparición!
de quien creímos desaparecido...
tal vez,
esto no lo vimos, no lo valoramos
cuando aconteció
pero ahora estamos más grandes
y más listos
para recibir lo bueno,
para recibir lo que tanto, tanto anhelamos,
para abrazar
a quien o lo que más amamos,
a quien o lo que soñamos
¡con toda, toda nuestra intensidad!
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