viernes, septiembre 27, 2019

Luego del blanco

No sé si sucede
con otras profesiones, oficios,
lo que fuera:

cuando te dedicás
o intentás dedicarte

a escribir,

bastan uno, dos días,
quizás, una semana
en blanco,
-¡ni hablar si transcurre más tiempo!-

y ya te considerás fuera.

No te atrevés, siquiera,
a asumirlo, a sostenerlo, a mencionarlo:
"escribo, me dedico a escribir".

Se instala, entonces
esa pestilente idea
del no puedo,

del quizás creí serlo o ser capaz de hacerlo
pero no,

otros lo están haciendo
ahora mismo
¿qué sucede conmigo?

¿es que ya no tengo ideas,
será que no voy a escribir más?

Eso.

No voy a escribir más,
-te decís, vos, escritor,
me digo yo,

no demasiado convencidos
pero sí tremendamente infelices-.

Y de pronto,
de la nada, de una conversación,

de algo que te pasó o te pasa
o no te pasa,

o viste por ahí
o creíste ver,

cierto punto de despegue
que la imaginación te arroja,
consciente, inconscientemente,

reaparecen:

¡la magia, la maravilla,
el desestimado, aunque siempre ansiado
retorno!

letras, letras, más letras
que rápidamente se abrazan
en guirnaldas de palabras

al celebrar el arribo de nuevas historias,
apresuradas por instalarse
allí, donde desees colocarlas.

Sabemos esto,
lo sabemos,

sin embargo,

cuando ocurre de nuevo,
cuando la cabeza solo puede centrarse
en ese no poder, no crear,
no ser capaces,

cuando la desesperación, atroz
se apropia de la autoestima,

se repite
la consabida retahíla de auto-reproches:

que debí escribir menos antes,
que no debí agotar ese tema,
ese punto,

que debería enfocarme en esto
o en aquello;

y no se trata de nada de eso,
en absoluto.

Un día

lo vivido tiempo atrás,
lo vivido un rato antes,
lo no vivido,
lo deseado, lo nunca alcanzado,
por uno, por quien sea,

retorna

en ese decir reconfortante
que reconcilia con la vida, con la muerte,

con lo que somos,

con lo que no somos,

¿con lo que tenemos que hacer?

probablemente

o no.

Con nuestra inserción, -tal vez, deliberada-
en cierto universo particular,
en ocasiones, inasible,

al que se supone, suponemos
haber pertenecido siempre

y todavía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores