martes, septiembre 24, 2019

Salvate

Salvate.

Mi intensidad,

-lo dijiste alguna vez-

te ahoga,
te presiona,

te perturba
en mil modos;

cuando antes,
mucho tiempo antes
fue lo que precisamente, te atrapó,
aquello de lo que te era imposible huir;

lo que opacó tu más mínima idea
de lo que fuera,

lo que te llevó a arrojarte a mí,
a mi -ahora, tan temida- intensidad

con toda la furia,
con tu propia intensidad.

Salvate.

Ahora, en este momento,
no estás listo,

ni mañana,

no, ya no sucederá;

se consumió, dejaste que se consumiera
tu ser espontáneo,

esas ansias incontrolables
que poseían a todos tus sentidos,

al gritar, sin prejuicios,
tu amor, tu deseo

sin importar qué, cómo pensaran,
sin importar hasta qué punto
enloquecías de placer,

gozabas al extremo de esa intensidad
- por cierto, muy valorada en esos años-

aun, expuesto a perder la cordura,
a no poder pensar
en nada más,

a no poder vivir

sin ella,

sin mí.

Por eso, te digo:

si por casualidad,
se te ocurre imaginar, siquiera,
un posible retorno

a aquello,
-en realidad, a algo que se le pareciera
en parte-,

olvidate.

No podés,

no podrás,
nunca más.

Mi intensidad,
en verdad,
te desbordaría,

te produciría angustia,
pánico
-y no sé cuántas sensaciones "horribles" más-,

en un nivel, diría,

superlativo.

Insisto, entonces
y te advierto:

¡salvate!





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores