Años
evocando
lo vivido;
logrando
alguno que otro
reencuentro
efímero,
tan efímero
como lo es todo;
años
sin poder verlo, escucharlo,
saber
¡lo que fuera!
entretanto,
ciegos, sus ojos
poseídos por la misma mirada,
para ella, única;
absolutamente negada
a cualquier otra posibilidad,
no logró, no logra concebir
su existencia
de otro modo;
¡años!
soñando,
alcanzándolo luego,
un rato,
perdiéndolo después;
así.
Un amor loco, despiadado,
¿tóxico?;
¡un amor castigo!
difícil,
demasiado cuestionado,
para que un día
él llegara, ¡al fin!
desde su nuevo lugar
y no pudiera, no quisiera,
no hiciera nada, nada ¡nada!
en pos de un posible acercamiento;
probablemente,
ella tampoco estaba lista,
¡pero se trató de miedo!
miedo a defraudarlo,
porque los años separados
fueron muchos
para sostener tremendos sentimientos;
¡puta que fue, es complicado
eso de sentir, eso de no saber,
eso de esperar sin sentido,
eso de escribirle y no obtener respuesta,
eso de ignorar si leyó, lee o no lo hace
su catarata de palabras
en tantos instantes, días,
meses, años,
que se volvieron eternos!
pese a todo,
a su no presencia,
en su propia casa, en otra casa,
en otro barrio,
donde sea,
estando con quien fuera,
ella insiste
en su única ilusión.
Callada,
¿cómo explicarlo?
¡mirar a cualquiera
y solo poder ver esos ojos;
en cualquier abrazo, en una caricia,
en el reiterado, inútil intento de hallar aquel calor,
ese olor tan particular,
esa encumbrada pasión!;
¿cómo explicarlo?
¡años!
ella canta
canciones que no desea olvidar;
imagina que él podría escucharlas
por allá,
¡tan lejos!
siempre estuvo lejos,
aun, juntos;
lejos de ella, de sus pensamientos,
de su arte,
de su ser verdadero;
siempre se trató de él.
¿Acaso, apenas, atracción, química,
sexo?
tal vez, la amó,
un momento,
pero de verdad;
tal vez,
ella lo amó
mucho más que un momento;
tal vez, todavía lo ama:
¿al hombre que es hoy
o a aquel joven
audaz, intempestivo
que habita
exclusivamente
en su recuerdo?
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