¡me consideraba tu amiga!.
Estuve.
Te escuché.
Reí con tus historias.
Lloré por tus penas.
Estuve.
Y pensé
que también querías
estar;
pensé
que podía contar con vos,
si algo me pasaba, me pasa;
no planeaba abusar
de nuestra confianza,
de nuestra incipiente
amistad;
no pensaba
mal de vos,
nunca.
Todo lo contrario.
Eras mi modelo,
hasta ayer.
Tal vez, hasta quería
parecerme a vos;
-no sé por qué
no termino de aceptarme-;
pero un hecho,
-nada es casual-,
un solo hecho te definió;
no me di cuenta
en el momento,
o decidí no darme cuenta, -por temor a perder,
de nuevo, a una amiga-;
¡estoy cansada
de perder, en mil modos,
a personas, objetos, dinero,
posibilidades!
elegí
darte
una nueva chance.
Pero
¿no sería lo mejor, lo más importante,
pensar en mí, en mis necesidades,
seguir siendo fiel a mis principios
que al parecer, no se asemejan a los tuyos?
ni vos ni yo
vamos a cambiar
a esta altura.
Así te aprecie, te haya admirado (ya no),
dejé de confiar.
Así estés pasando
dificultades, serias dificultades;
a vos
no te interesaron, en absoluto, las mías,
por eso, actuaste como actuaste.
Quebraste
algo que podía ser
no digo eterno,
digo, siquiera, para este momento
tan complicado;
el sostén
que es probable que yo misma
no sepa darme o no haya aprendido a darme;
por eso, es hora
de bucear
en mi interior;
dejar de sentarme
en la cordón de la vereda
de la autocompasión.
Ok, te pedí algo
como un favor, por única vez
e hiciste lo que hiciste;
¡ya no importa!
Para vos,
estuvo bien,
¡¡te alegra poder ayudar...
dijiste!!
te informo
que no solo no me ayudó.
Me entristeció.
Estoy hecha de otra madera,
somos muy distintas.
Me elijo.
Vuelvo a mí.
No quiero falsos apoyos, afinidades,
ni gestos amistosos
con objetivos oscuros;
vos sos quien pierde a alguien
confiada y confiable.
Sabelo:
no abundamos.
No me sumás,
todo lo contrario.
A partir de ahora, pase lo que pase,
soy, seré
mi propio apoyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario