martes, noviembre 15, 2022

Gotas blancas, hojas de otoño

 Cuesta entenderlo


 ¡ y agota tanto explicarlo,

explicarlo, explicarlo!


el motivo por el que uno se detiene, embelesado,

ante cada una de las hojas 

de uno, de todos los árboles;


por qué siente, en ocasiones, que la lluvia

le devuelve, por un rato, a su alma perdida


y puede oírla, percibirla

en sus gotas blancas,


en su melodía silenciosa;


nadie va a entender

o casi nadie


cuestiones como esas;


el motivo 

por el cual uno puede despertar con ese atiborramiento

de palabras, de frases,


de ideas;


el por qué

de esa necesidad imperativa

de volcarlas


y lo difícil

que resulta


explicarlo,

proyectar en otros

esa ansiedad, esa emoción:


la del acto creativo,


posterior a todos 

esos pensamientos,


traducción

de todos esos sueños;


es complicado

hacer entender


ese llanto o esa risa súbitas,


ese temor

a las pérdidas, 

al padecimiento


cuando se ama

a alguien,


también, cuando no,


también, ante sufrimientos

que podrían sernos ajenos.


Así somos los que escribimos

cosas como estas

o mejores, claro.


Esa melancolía

que nos toma por asalto

y nos abraza,


para arrojarnos, junto a la imaginación,

a las líneas que aliviarán esa felicidad tortuosa,

-aunque esto resulte un oxímoron-.


El corazón del poeta

no deja de sentir, de añorar,

de desear,


la cabeza, de "ver"


y allí surge

esa urgencia de trasladarlo al papel,

a la pantalla;


el otoño

lo lleva al paroxismo;


¡el poeta revive

en otoño!


no pierde ni una sola oportunidad

de observar y si es posible, caminar,

entre o sobre las bellísimas hojas

amarillas, ocres, rojizas


que un generoso gigante natural

le obsequia;


¿cómo trasladar 

todas esas sensaciones, esas experiencias?


no es simple,

como suele creerse.


El llanto, la risa, 

la rabia, la frustración,

los temores,


todo convive


todo o casi todo

el tiempo;


así somos

aunque no pedimos serlo,


aunque no lo planeamos,

aunque no sepamos de dónde, de quién proviene:


los poetas.



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Cristina Del Gaudio

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