Salir
con frío,
sin frío,
deslizarse
por las veredas
repletas de hojas multicolores;
-hojas que ni los vientos, ni las lluvias
desaparecieron-;
danzar al compás
de nuestra melodía favorita,
la que justo nos siga
hoy, mañana, cuando sea
en medio de nuestros pensamientos;
dejar por un rato
la tantas veces
aplastante realidad;
¡salir sin cuestionarse
nada!
únicamente soñar
con un día, una tarde
diferente;
¡hacerlo posible!
sonreír con la mejor de nuestras sonrisas
a todas las personas,
se las conozca o no,
darles el paso,
un gesto, una palabra,
una mirada afectuosa,
¡suman tanto!
mirar el cielo,
mirar los árboles,
así, algunos o casi todos
se vean hoy despojados de su atavío:
pensando,
haciendo pensar
en que falta menos
para que las flores
los engalanen, exhiban aun más
su natural belleza;
ser uno
la flor,
¡muchas flores!,
portar la mejor energía
para que el mundo,
los que hacen que el mundo
sea, en ciertos casos, aterrador,
no ganen
¡no por esta vez!,
¡no por estos lados,
ni por donde sea!;
ellos, los malos,
nunca descansan,
-dijo alguien-
¡y nosotros
tampoco deberíamos quedarnos "dormidos",
jamás olvidar la empatía, los afectos,
no renunciar, jamás, a nuestra magia!
basta con ir cantando,
al menos, en silencio,
¡nunca dejar de cantar,
ni de bailar, ni de escuchar música!
la música
puede llenarlo todo, absolutamente,
tan plena de poesía;
-para eso
se es artista-
mas cualquiera de nosotros
puede pintar, escribir, musicalizar felicidad
para los que estén tristes, solos;
cada uno posee en su corazón
una parte especial ¡y esencial!
para que nuestro pequeño universo,
por un microlapso temporal
cambie.
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