jueves, julio 10, 2025

El precio por ser diferente

 Uno

 se la pasa años,


 -tal vez, demasiados-,


 consintiendo,

 naturalizando


 cuestiones

 difíciles,


duras de superar,


aún más adelante.


 pero no lo sabe

 o no quiere saberlo


 quizás, prefiere tolerar lo que fuera

 con tal de no ser rechazado,


 ¿con tal de no quedarse solo?


 con el tiempo,

 se va dando cuenta, -no todos-


 de que puede ser,

 ¡finalmente!!


 como en verdad es,


 puede opinar,

 puede aceptar o rechazar,


¡dejar de trivializar

maltratos del tipo que sean!


claro que su cabeza

quedó, inevitablemente,

impregnada de esa oscuridad


que muy probablemente

o seguramente


jamás mereció

padecer.


Menos, en silencio.


En fin, cuando se atreve a alzar la voz,

cuando se decide, finalmente


y afirma:


esto me molestó, me molesta,

esto no está bien,


soy así,


-tómenme o déjenme-


o frases por el estilo;


cuando no todo se reduce a frases,

sino actitudes, hechos, acciones


concretos


de los que ya no existen dudas


de que aquel que fue,

quien se mostró de un modo determinado,


por el motivo que sea


a pesar de que

no se vinculara con su esencia,


su modo de ver, de hacer, de tratar,

¡de tratarse!,


¡despertó!


¡derrumbe total!


la tan temida soledad

acude rápidamente,


más rápidamente

de lo que se imaginó;


casi nadie o nadie

necesita, requiere de alguien "real":


todos pretenden en los otros

proyecciones de sus propios gustos,

deseos, ¡indicaciones!


partícipes incondicionales,

cual corderos obedientes,


de sus propósitos,

de sus ideas.


En fin,


no convienen

aquellos que de pronto, reaccionan


¡los que "pretenden" ser  diferentes!,


los que se liberan

de la manada;


¡los que gritan, sin miedo,


sus sentimientos,

sus dolores, sus rechazos,


su inminente huida de determinados sitios,

personas, actividades,


a los mil vientos!


y no,

no son bien vistos,


en ocasiones,

se los aparta;


se finge escucharlos, entenderlos...


Pero no.


Es el precio, -no queda alternativa-,

por sostener nuestra valía,


nuestras elecciones,

nuestra forma de vivir


nuestro renovado orgullo

al mirarnos al espejo,


¡al fin, reconociéndonos!

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Cristina Del Gaudio

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