domingo, abril 26, 2020

El que quiera ver...verá

¡Tantos brazos!

amarillos, dorados,
verde-amarillentos,
aun verdes, rojizos,

se extienden
hacia nuestro no ver
lo importante

y seguimos
sin verlo;

pensamos,
tristes, enojados, preocupados

en lo que quedará de antes,
en lo que podremos o no hacer,

en lo que compraríamos,
en las reuniones, las fiestas,
los paseos,

todo lo que en aquel antes
quizás, no valorábamos;

los tantos brazos
nunca, nunca se cansan;

resisten
la humedad, el calor,
los vientos más poderosos,
la lluvia, el frío,
la nieve,

todo lo resisten

y no los vemos.

¿Para qué salir?
-repetimos y repetimos-

no hay nada afuera,

nada nuevo
por descubrir.

¿Qué sería, qué es
para nosotros "lo nuevo"?

Ellos
-ténganlo por seguro-,
siempre tendrán algo nuevo
para ofrecernos,

colores, belleza,
oxígeno;

ellos,

también el sol, el cielo, las nubes,
los pájaros,

los lagos, los ríos, el mar,
las montañas

siempre tienen
ese encanto
que si así lo permitimos,
motiva a nuestro espíritu;

ellos integran la mejor fotografía
de la vida,
-sin necesidad de filtros-;

¡ellos están vivos,
ellos son la vida!

pero seguimos
con la retahíla:

¿para qué
por un rato?
¿por qué exponerse
si es solo un momento?

¡apenas, algunos
los miran, indolentes,
a través de las ventanas!

no se trata
de espacios pequeños ni más grandes
ni siquiera, inmensos;

esté donde esté,
cualquiera sea su lugar,

aquel que quiera ver
verá.

Aquel que quiera entender
de qué se trata esto

entenderá.

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Cristina Del Gaudio

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