Busco
y no sé qué busco,
olvidé algo,
lo dejé en un antes
que ya se esfumó;
algo, alguien
quedó atrás
y no puedo,
no debo,
no quiero,
¡perdí las ganas,
perdí las ansias,
perdí toda ilusión!
de volver
a hallarlo;
parte de mí
quedó afuera
de esta cárcel
sin rejas ni policías;
parte de la que era,
de lo que hacía
que forma parte, claro,
de lo que era;
escribo
palabras que se disparan como flechas
desde mi cabeza,
desde mi espíritu;
no sé, en verdad,
por qué,
ni para qué,
ni para quién;
nada, nadie
me inspira;
hay una voz,
varias voces
rondan
entre tanto vacío;
quizás, integren
aquello que extravié
-no sé si sigue importándome-;
camino como autómata,
de una habitación a otra;
da lo mismo si es jueves,
viernes o el día, hora, mes, estación
que fuera;
todo da igual,
todo cansa, todo deteriora,
todo extingue.
falta poco (¿?)
dicen algunos
pero mienten:
falta muchísimo.
si esto no termina pronto
temo no reconocerme,
temo olvidar ciertos hábitos
y adoptar, inconscientemente, algunos nuevos
que no me gustan nada,
que se subieron al mástil mayor
del aburrimiento,
de la intolerable rutina,
atiborrada de mandatos
nuevamente, inflexibles,
despiadados
pero aun más.
Temo volver
a aquello
y que nada sea igual,
al menos, los débiles recuerdos
de esos pequeños momentos
que llegan, de pronto,
sin aviso.
Pero más me aterra
no volver a verlos,
a ellos, a él,
a mí.
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