Con el tiempo,
-si aprendés, si crecés-
duele,
parece que va a salirse el corazón
cuando ves,
escuchás,
te enterás
de tantas injusticias,
tantos muertos día tras día
en pos de un objeto,
en pos de nada;
criminales
con sed de venganza, vaya a saber por qué,
con ese odio instalado
hacia todo, hacia todos;
muy jóvenes, algunos,
salen a divertirse
y se trastoca todo:
la "diversión"
consiste en burlarse, humillar,
masacrar a uno como ellos
o según creen ellos,
diferente;
¿cuál sería la diferencia?
¿alguna particularidad,
una forma de ser distinta,
algún tema de índole socioeconómica?
todos son lo mismo,
jóvenes en plena búsqueda,
o que ya y tan pronto
se cansaron de buscar;
lástima
que hipotequen su futuro
convirtiéndose en criminales,
si quieren, en verdad,
diferenciarse
¡hay mil modos!
aprendiendo,
creando, sumando contenidos,
¡están en la mejor etapa,
en el inicio, el origen de todo lo que luego vendrá!
pero no.
Eligen el exterminio.
Eligen hundir
la flor en el pantano
y arrojarle más lodo.
¿Masoquismo? ¿autodestrucción?
cuesta comprender
como en la etapa de risas, amores, sueños,
ideas, absorción de conocimientos,
de ejemplos de vida,
de modelos a seguir,
esas cabezas
retorcidas, distorsionadas
escogen
discriminar
a tal punto
que son capaces
de pisotear a alguien
mientras se está muriendo
por la golpiza previa;
de arrancarle los anteojos,
pegarle en la cabeza,
solo porque eso les produce
¿placer?
¡qué triste!
qué penoso
que nadie o casi nadie
se atreva
a salir a la calle,
a asistir a un bar, a cualquier sitio,
en muchos barrios, localidades,
sin dejar de observar a su alrededor,
intentar cuidarse,
siempre, siempre, ¡siempre!
con la cabeza
abrumada por el pánico a estas amenazas
de tantos inhumanos,
jóvenes y no tanto
convertidos en monstruos
quienes si los atacan,
con suerte,
los dejarán con vida.
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