Lástima.
Las decepciones
son difíciles de olvidar;
de todos modos,
el cielo luce fantástico;
los pájaros van y vienen,
las flores continúan flameando
pese a los vientos,
a las tormentas fuertes,
a las menos intensas;
todo sigue,
todo pasa,
todo es por algo
-así dicen-.
Se trata de levantarse,
caminar, respirar profundamente;
esforzarse, en ocasiones,
en volver a confiar,
en recuperar el sentido,
¡en creer
en lo que vendrá
que será mejor, mucho mejor!
no importan las lágrimas
ahora;
no importan las ausencias
a sobrellevar como se pueda;
importan
los que están,
el amor
que siempre está atento
y pronto
a regresar;
lo que se fue
no hay que perseguirlo;
insistir,
demandar,
reclamar
no sirve,
aleja más a quien sea;
¿a quién le atrae
lo fácil?
el día es mágico
porque estamos aquí.
Nada detendrá
nuestras aspiraciones,
nuestros sueños,
nuestra capacidad
de amar y ser amados.
Allá
los que no saben de qué se trata
esto de sentir,
de extrañar a alguien,
de atreverse
a empezar.
Allá ellos:
los cobardes,
los incapaces de experimentar
lo que fuera,
con quien sea,
como sea;
los que se conforman
con poco, con lo standard;
¡los que no se animan
a vibrar, a vivir de verdad!
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