¿Qué importa
lo que se pretendió,
lo que uno instaló
en su atormentada cabeza?
todo sucede
a su tiempo,
o no sucede
o sucede de otro modo,
con otras personas,
en un contexto
totalmente diferente;
claro que está bien planear,
aunque en ocasiones,
habría que dejar al destino o como se lo llame
que decida o que proponga
algo similar
o diverso;
-improvisar
sería la palabra-;
salir a la calle
sin saber qué camino se tomará,
cambiar
cada tanto, de camino;
probar nuevas veredas,
nuevas plazas, nuevos sitios,
nuevos sabores de helado,
¡nuevas personas!
quitarse el peso del hábito,
de repetir lo mismo
durante años, a veces,
arrastrando una mochila
que resulta, en verdad, agobiante,
¡devastadora!
entonces sí:
¡a diseñar
nuevas historias!
¡para vivirlas con todo!
¡para volver a reírse
con aquellas, aunque renovadas, ganas!
para contarlas,
para contárnoslas;
para nunca, jamás
olvidarlas.
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