viernes, junio 30, 2023

Nada es lo que parece...o podría serlo

 No se culpe al poeta,

 ni al músico,

 ni al pintor,


 ni a ningún artista;


los artistas, todos

reflejan o intentan reflejar sus pensamientos,

sus sentimientos,


-alguna que otra confesión-;


pero también

ficcionalizan:


inventan poemas, cuentos, relatos,

novelas, etc.

 

Exponen fotografías

de realidades que no siempre se corresponden

con lo considerado "real";


así,

el escrito,

la pintura,

la canción


tengan una pincelada 

de una situación vivida,

de una circunstancia personal del autor,


se trata, apenas, de una proyección;


una visión o varias

desde su punto de vista,


la pretensión, a veces, vana,

de "hacer ver" el detrás,


la otra cara

de un hecho, de una problemática,


de algo que se observó,

se imaginó,


le contaron.


Creer a ciegas

en todo lo que escribe alguien que escribe

y lo expone


es ilusorio;


claro que, como dicen,

"se hace un pacto",


lo  que significaría esa especie de catarsis

en ocasión de ser espectador de una película, una serie,

una obra teatral;


aun sabiendo, obvio,

que hay un trabajo detrás -y delante-:

la interpretación de los actores,

un guión establecido,

un productor, un director, etc;


en el caso

de un tema musical, de una canción,

también se disparan diferentes interpretaciones:


sumadas a la intencionalidad,

el registro, el talento del intérprete.


Algo similar sucede con los textos literarios:

se pueden comprender desde distintas ópticas;


se pueden repensar,

sugerir distintas alternativas

que al escritor jamás se le ocurrieron,

ni se le hubieran ocurrido;


y podría ser que le parecieran fantásticas

y ¿por que no? las incluyera en otras líneas.


Todo es posible


en cuanto concierne

a lo artístico:


un mundo paralelo

con anclaje en la realidad,


con la responsabilidad

de dar, de hacer conocer, 

de transmitir


emociones, experiencias,

otras cuestiones.


Se escribe, se compone, se pinta

sobre lo que ese día u otro tal vez se vio,

se vislumbró.


Se trate de injusticias,

se trate de bellos gestos,

se trate de ciertos encuentros,


se trate

de distintos actos, empeños

de uno, de otros, de ninguno (totalmente inventados);


nada es lo que parece

y de algún modo, lo es


o podría serlo.


No todos lo entienden,


en ocasiones, se enojan con el autor,

con el escrito,

con lo que reciben, captan de ese escrito;


son solo palabras

y son más que palabras,


lo saben

los asiduos lectores.


Me pasa cuando cito a Borges,

a Girondo, a tantos autores que admiro


y me siento parte,

contenida, incluso, apoyada


por esas referencias,

esos versos,

esas entrelíneas 


que evoco.


Les sucede también

supongo, a los artistas plásticos;


¡una nueva visión!

de lo que se leyó, se observó,

sucedió 


o la imaginación

creó o recreó:


la del autor,

la del lector.


jueves, junio 29, 2023

Humanos en vías de extinción

 Buscaré en el recuerdo de ese huerto,

 proveedor de las plantas más exóticas,


de los frutos más deliciosos,


ahí nomás, en cualquier arbusto,

al alcance de mis pequeñas manos;


cuando me sienta perdida,

cuando crea en que nada es posible,

cuando me harte de este mundo ficticio,

hueco, egoísta,


en que la poesía, la inspiración,

las artes, en general,


todo lo que proviene

no solo de la mente

sino de la imaginación,


¡del espíritu!


parece estar

devaluado.


Entonces plantaré un nuevo huerto,

pleno de flores nuevas, mucho más bellas,


mis manos recogerán

frutos aun más sabrosos;


a pesar de lo que digan,

a pesar de que nadie o pocos

crean en ello,


mi alma,

con otras afines,

desplegará sus alas en cielos infinitos;


mi corazón

estará con quienes conecte;


mi mente

lista para organizar


la avalancha de ideas,

de palabras


que todo mi ser,

toda mi inspiración


le provee,

le proveerá.


No necesitaré dinero,

ni otros bienes materiales, ni éxitos.


Bastará

con alcanzar a otras almas

gemelas;


con colmar otros corazones,

deseosos de recuperar ciertos sueños


que sin darse cuenta

dejaron postergados;


renovaré mis ansias

día tras día;


no habrá argumento,

ni burla, ni subestimación


que me detengan;


no seré oscuridad,

¡no me aliaré a la oscuridad!


seré un todo

con los rayos del sol,


con la luna, 

con las estrellas;


con los árboles,

sea en otoño, invierno, primavera,

verano;


viajaré asida a los pájaros

a otros mundos,


a otras realidades,


en las que también hallaré

a seres que no quieren ser oscuridad,


-algunos, todavía no lo saben-;


seremos pocos,

seguramente.


(Pero únicos),


convencidos de quienes somos,

de lo que hacemos, 

de lo que nos proponemos.


¡humanos

en vías de extinción!





miércoles, junio 28, 2023

Mañana se verá

 Vaciar


 la cabeza

 aturdida,


 enmarañada en muchísimas preocupaciones,

 por lo general, en vano;


¡tantos hechos se temen,

tantos que probablemente

nunca acontecerán!;


cuestiones del pasado

o de un pasado más reciente


no resueltas


que el tiempo

irá desenvolviendo

como a un paquete de regalo


hasta descubrir

la gran sorpresa:


la revelación

de su escasa, casi nula

importancia;


frente al día a día

que nos enfrenta a desafíos nuevos,


que nos incita

a movilizarnos,


a ser partícipes,

nunca meros espectadores


aburridos,

agobiados, tristes.


¡Terrible

esa continua tortura,

ese estado de alerta permanente!


que en tantas ocasiones

nos imponemos


¿para castigarnos?


supongo

que se trataría de una compensación


ante los innumerables momentos felices,

los besos, los abrazos, los bellos gestos;


en mi caso,

a las alegrías que tantos lectores

me brindaron,

me brindan


solo y nada menos que al reparar en mis escritos,

al detenerse en ellos,

al comentarme tal o cual cuestión;


¡un honor, en verdad!


hay días en que uno se siente flaquear,

se dice: ¡no podré soportarlo!


pero lo hace


y regresa,

y está

y sigue


si es lo que fue y será siempre,

quizás, mejor,

ahora, en un futuro, ¿quién sabe?;


hoy el sol brilla

sobre los techos de tejas,

sobre las fachadas de los edificios,

sobre los árboles aún amarillos, rojizos


y promete primavera;


hoy

así sea con pocas ganas,

se hurga en los viejos cajones


en busca de aquella

o ¿por qué no? de una inédita ilusión;


¿y luego y mañana?


luego, mañana


se verá.

domingo, junio 25, 2023

Pensando en nada, en todo

 Es increíble

 que me sorprenda


 un buen gesto,

 una atención,

 una invitación,


 una caricia en la cabeza,

 en la espalda,


 en el corazón;


 parece lo más común,

 debería ser normal


¿acaso considero

 que no lo merezco?


no se.


No sé ni qué decir, me inhibo

cuando elogian

a algunos de mis textos;


también si me envían buenos deseos,

me dicen palabras lindas.


No me pasaba

antes.


Supongo

que con el tiempo naturalicé

el desinterés, el desapego,


el maltrato.


No significa

que no hubo quienes

me consideraron,

me brindaron su apoyo,


me estimularon,


me quisieron...(¿?)


Sé que mis padres,

a su manera -no demostrativa-,

me querían, me quieren;


sé que hubo gente pariente o no

que en verdad me apreció, me aprecia;


tal vez,

de algún modo

yo provocaba o sigo provocando el alejamiento;


quizás,

por esto de naturalizar la distancia,


el desinterés,


la soledad.


Siendo muy joven andaba sola por ahí,


iba al río o a algún parque,


me llevaba, entonces,

el walkman,

cerraba los ojos y soñaba;


o iba a tomar cafés

por ahí y por allá,

-aún lo hago-


y escribía alguna que otra cosa

en servilletas;


me acostumbré

a estar conmigo:


no es tan malo

como se cree;


pero hace

que me cueste

compartir salidas,


reunirme

con uno, con el otro.


Tal vez,

algunas experiencias

no muy gratas

me volvieron desconfiada.


Eso sí: sigo incentivando

a cuanta persona se me cruce,


intento

decirle cosas positivas,

estimulantes, graciosas;


probablemente


una manera

de compensar 

esto de elegir estar casi siempre sola.


Esa normalización

del no apoyo, del destrato


pude, puedo provocarla

yo misma,


¿inconscientemente?


lo ignoro.


El hecho de dedicarme a escribir

no debe ser algo casual.


Debe estar relacionado

con esta individualidad,

estas auto-salidas, distracciones,


esta búsqueda

de momentos a solas,


pensando en nada,

en todo.


Pensando en alguien

que me sigue doliendo


de quien no quisiera acordarme


porque es domingo

y resta.


En fin, 

acá, inserta en mi cuadradito virtual


me encuentro, comparto

con muchas personas,


muchas cosas.


Nunca imaginé 

que esto podría suceder:


mis escritos

me impulsan a sociabilizar;


mi libro

es la puerta de entrada


a la conexión

o reconexión


con los demás.


¿Mi carta de presentación?


¿mi aporte

a otras soledades, a cuestionamientos

de otros?


también.


(Demasiados planteos

para una sola tarde).


¡Lindo domingo!

-quien sea que lea mis delirios-.





 



jueves, junio 22, 2023

Lo difícil... el desafío

 Con tanta carga encima,

 con un montón de dificultades


 urge

 fortalecerse:


 enfocarnos

 en nuestros propósitos,


 no desentendernos

 de nuestros empeños


 aun en los peores momentos.


¿Qué alternativa queda?


lo difícil

es, será nuestro desafío;


las esperanzas,

que anidan, sin dudas,

en nuestro espíritu


nos sostendrán,


una vez más,


como cuando sucedieron otras cosas,

como cuando temimos y mucho

en otras situaciones;


como cuando perdimos

a tantos seres que amamos,


como cuando superamos

¡y tenemos la suerte de haber superado!

un virus que a muchos resultó letal;


como cuando nos abandonó

quien más amábamos y  habíamos confiado en que era recíproco,


pues con esa persona lo soñábamos todo y más;


como cuando aquel que pretendió

ser un "amigo",

resultó ser todo lo contrario;


como cuando lloramos

en la ducha,


para que quien está con nosotros

no se entere,

no sufra;


-aunque si nos conoce bien

se da cuenta-;


como cuando nos rechazaron

en el colegio,


no nos incluyeron en determinado grupo,

reunión, lo que fuera;


como cuando el chico/chica que más nos gustaba

nos ignoraba por completo

o se burlaba de nosotros;


como cuando nos retaban

y no teníamos nada que ver con determinado hecho;


como cuando ese jefe implacable

me dijo que era como la "manzana podrida"

que contamina a las demás,

¡solo porque había llegado tarde!

(así, tal cual, me pasó);


como cuando en la secundaria, iba ganando el texto de mi discurso

para el 25 de mayo,

sometido al voto de mis compañeras


y la profesora de literatura

ordenó no una vez, dos veces o más

repetir el "sufragio"

porque le caía bien otra alumna,


así, su discurso favorito

no lo eligiera nadie

por aburrido.


Y no tuvo alternativa

que optar por mi escrito, jaaaaaa.


Como cuando esa compañera

dijo que me iba a votar

como abanderada por buen compañerismo

e inocente, le hice la misma promesa


yo la voté, pero ella no

¡pues no tuve ni un solo voto!


¡y como si fuera poco,

ella ganó!


como cuando falleció mi papá

en pocos meses, luego de una terrible enfermedad;


como cuando operaron a una tía muy querida

y no sé por qué o por egoísmo

no fui a verla


y años después falleció

por otras circunstancias


y tampoco estuve;


como cuando diagnosticaron a mi abuela

de alzheimer,


como cuando temía

que se cayera, que le sucediera algo

y no poder ayudarla,


porque dormía en mi cuarto;


como cuando tuvimos que internarla

porque la situación era inmanejable;


como cuando no tenía ni un peso

y me las tenía que arreglar como podía;


como cuando me desilusioné

de alguien a quien había tomado como "protector"


y solo buscaba utilizarme


y lo descubrí años después

cuando no le importaban mis dificultades.


Siempre he tenido

-habrán tenido-

desde algunas pequeñas

a algunas graves situaciones,


dolores mucho más profundos

que otros,


rechazos, temores,

pérdidas de objetos, de seres queridos,


de amores,


enfermedades, 

todo tipo de obstáculos;


De todo un poco.


Y aquí estoy, 

aquí estamos,


algunos se fueron,

varios.


Pero nosotros 

tenemos que seguir,

como sea,


somos decentes,

tenemos principios,


tenemos la fuerza,

tenemos las ilusiones, 


¡esta vez

se votará nuestro "discurso"!


y en ese caso,

todos, absolutamente,

-también los que no lo apoyen-,


ganaremos.







martes, junio 20, 2023

Esperas desesperadas

 Resulta que en ocasiones

 solo hay que esperar.


La ansiedad,

el miedo

a que no pase lo que fuera;


esa incertidumbre

que carcome el alma,


solo

empeoran las cosas;


quizás, hasta demoran 

las concreciones,


al empañar

la emoción

de la llegada


de aquello que tanto ansiamos,


de aquel,

de aquella,


de ese hecho

que hará que algo cambie,

mejore,


al menos, nos alegre el día,

un rato, una semana,

lo que fuera;


cuando se piensa, se desea,

se insiste


¡fervorosamente!


en lo que sea que se ambicione,

puede llegarse a la desesperación;


el tiempo

parece transcurrir o transcurre 

más lento;


nuestro humor

se torna insoportable;


cuesta enfocar

en todo, aun en lo cotidiano;


¡cuesta reírse,

conversar,

interesarse en esto, en aquello,

hacer cualquier actividad!


cuesta encontrar sentido

al instante,


entender

que ese instante, este mismo,

el que le sigue,


se evaporan, se evaporarán


y no se repetirán.


¡A disfrutar

de las esperas,


así sean larguísimas!


cuando arribe

lo que tanto queremos,


cuando llegue ese momento,

ese logro,


-en algunos casos,

objeto principal de nuestros sueños-,


será mucho más valorado,


¡cuesta tanto apaciguar

al caballo impetuoso

de la inquietud!


¿no es maravilloso, acaso,

que ciertos objetos, objetivos


nos sorprendan

tipo fiesta sorpresa de cumpleaños?


¡es tan importante

frenar el impulso de apagar

todo pensamiento,


de anular todo acto,


en pos

de eso que tanto nos desvela!


si el asunto se retrasara demasiado

deberíamos frenar todo impulso,

para no arruinarlo,


al detener nuestra vida.


¡Pues podría ser

que nunca aconteciera!


¿entonces?


¿qué sería de nuestros empeños,

de nuestras emociones, de nuestro yo


si nunca llegara

"eso" tan especial?


¿se renovarían las ilusiones?


¿se modificaría, se aquietaría

nuestro mundo onírico?


supongo 


que lo que en efecto se recibe,

sea por lo que se hizo, se hace,

-o por casualidad-,


si así nos está destinado,

nos alcanza,


nos alcanzará.








domingo, junio 18, 2023

Nos faltás

 Pocas veces

 te vi feliz.


Mucho, demasiado

esfuerzo,


mucho, demasiado empeño

en sostener a tu familia,


en que nosotros

estuviéramos bien,

en que no nos faltara nada...


Vos nos faltaste.

Nos faltás.


Demasiado pronto,

demasiado rápido:


tu imagen,

tu voz,

tus risas,

tus retos,


tus dolores,

tu presencia imponente,


se esfumaron.


Bastaron tres meses

y tres días


y te llevaron;


no fue fácil,

en principio continué, como si tal, 

incluso, comencé un nuevo trabajo,


sonriéndole

a los posibles clientes, 


mientras mi corazón

se deshacía;


entonces

lloraba, a veces a gritos,


cuando estaba a solas.


Ese día

increíblemente, no lloré;


me "distrajeron"

las presencias


en el intento de aliviarme

ante tremenda ausencia.


Hasta que un día salí a la calle

y grité tan fuerte

que sentí como si me desangrara;


liberé

-o pretendí liberar-

todo eso que me acongojaba;


no importaba

si me veían, si me escuchaban.


En otra ocasión,

lo mismo, en un supermercado,


en la esquina

de una góndola;


hoy me digo

o me impongo

no llorar


más lo hago

más son las lágrimas;


cualquier aviso,

comentario, saludo,

lo que fuera


me conduce, inevitablemente,

a revivir tantos momentos;


a revivirte


lejano, cada vez más lejano;


tanto

que temo perder esos detalles; 


es probable que complete los huecos

con situaciones, palabras

fabuladas por mi imaginación;


tengo una foto, dos, quizás,

tu alianza,

la lapicera que te dieron

cuando te retiraste de esa empresa.


Es todo.


No, en verdad no.


Tengo tu ejemplo,

los principios, la conducta,

la dignidad, 


que sin lugar a dudas,

me inculcaste.


En ocasiones,

suelo ser algo rígida


y me parece verte y oírte

decir o hacer lo que yo estoy diciendo o haciendo


del mismo modo

o similar;


¡me encanta

parecerme a vos!


es mi orgullo.


Cuando besé tu frente helada

aún no me había dado cuenta,


no lo asumía,

no entendía, no sé...


fue luego,

en esos dos lugares


y es todo el tiempo,

en canciones, en problemas,

en alegrías, en novedades,


¡demasiado!


lo que no pude ni podré compartir

con vos;


por eso, 

no es hoy,

no es el aviso del jean o lo que sea: "para papá".


Es quizás, entre estas palabras,

las que vendrán, 

las que estuvieron y están,


es cada momento


en que un aliento, suave,

cálido


roza mi corazón,

acaricia mi rostro


porque no te fuiste del todo,

estás en nuestra memoria,

la del alma.


No fuiste ni sos reemplazable.


Mucho menos,


olvidable.


viernes, junio 16, 2023

Una tarde más (o menos)

 Encerrada

 en este rectángulo


 podría decirse

 que me siento a salvo.


¿A salvo

de mis miedos?

¿a salvo 

de mis pensamientos negativos?


¿a salvo

de mis miserias, de mis enojos,

de mi impotencia?


si.


Es desafiante

poner en palabras

tanta intensidad,


tanto que tantos

no logran ni les importa

entender;


es agotador

e inútil


siquiera,

intentar explicarlo;


aquí


las sombras

parecen diluirse,


el sol

alumbra un poco,

-es invierno-;


en este espacio

¿solo mío?


puedo esbozar

mi historia, la de otra persona,

la de tantos, la de nadie,


la que invente.


Me encantaría

decirles que todo saldrá bien

para todos nosotros,


que nada será imposible,


que la persona que tanto amamos

y extrañamos


nos amará

algún día,


nos extrañará

y nos lo dirá;


¡que lograremos todo lo que nos propongamos!


eso y más

me gustaría transmitirles;


disculpen.


No soy buena para mentir.


Hoy no me cobija

el árbol azul


ni la enredadera violácea;


¡el pájaro

que suele posarse en mi balcón


se ausentó

sin aviso!


tal vez,

el dolor de mi alma

no llegó, no fue suficiente;


pero a no desesperar,


seré mi propio árbol, mi propia enredadera,

¡mi propio pájaro!


sé que está en mí.


Paciencia. 


"Hay días espantosamente light...",

dice Andrés Calamaro,


pero también agrega:

"hay un deseo que pido siempre

que pasa un tren".


Mi deseo es...


Disfruten la tarde.


No vuelve.



Ruinosa vida feliz

 Rompí

 tu estricta -y conveniente- división

 fantasía/realidad;


aniquilé

de un golpe certero


esa robotización

de mi persona;


¿o preferís decir apropiación,

manipulación

de sentimientos?


todo para escapar

de tu ruinosa vida feliz

inventada,


junto a quienes no te importan

una mierda.


¡Claro que develé

tu farsa!


tus comportamientos, tus dichos engañosos,

infantiles;


tus promesas


que mi parte imbécilmente ingenua

tomó como certeras;


expuse tu doble cara


ante mí, ante todos, 


¡ante vos mismo!


claro que lo hice.


Y volvería a hacerlo.

Y volvería a hacerlo.

Y volvería a hacerlo.


Creíste que me dejabas

devastada,


llorando

mientras limpiaba los residuos;


te olvidás


que tengo esto,

esto que vos no tenés ni tendrás:


el poder de contar,

de expresar, de manifestarme,


desahogarme

entre-líneas


y resurgir


para seguir escribiendo,

una, otra vez,


porque alguien, algo

me regaló este don.


Nada de nada destruiste en mí,

siempre fui, seré quien soy;


no inventé ningún cuento,

no dije amado tal ni tal otro,


no finjo afectos;


mucho menos, los utilizaría

como armadura;


seguí con tus convicciones

absurdas,


¡seguí fingiendo quien no sos!


es lo peor

que puedo desearte.

Esquirla humillante

 Extenuada.


De tanto imaginar,

imaginar, ¡imaginar!


que podría suceder


de nuevo.


¿por qué no?

los hay que tienen otra oportunidad,


¡los hay!


¿por qué 

no en nuestro caso?


agoté. Me agoté:


Miles de palabras,

escritos, frases, canciones,

lágrimas,


recuerdos

de todo tipo:


superpuestos,

fraccionados,

¿completos? ¡imposible!


intenté acercarme,

montones de veces.


No hubo, no hay

caso.


No sos para mí

-tal vez tampoco lo fuiste antes ni antes de antes-.


Pudo haber sido 

ficcionalizado,


tácitamente,

por ambos;


quiero decirte

que no pienso volver a disculparme,

¡ya no más!


vos nunca, ¡nunca!

me pediste disculpas


y no sé si me disculpaste.


Vendrán otros inviernos helados,

árboles desnudos,


primaveras floridas,

veranos agobiantes,


enlazados con ciertos momentos

de pequeñas felicidades,


efímeras,


como lo son siempre;


quizás el tiempo

sea el culpable,


al tornar inolvidables

determinadas instancias


a las que entonces

no les dimos valor;


en fin,

ya no habrá ni citas,

ni renovación de esperanzas,


ni intentos inútiles,

¡ni sueños!


todo pudo haberse tratado

de una simple ilusión.


¿Para poder continuar?

¿para poder creer que continuamos?


no lo sé.


Desaparezco.

De todo vos.


Aún de esa esquirla humillante,


ese espacio virtual

al que jamás acudís


(por si acaso...).



domingo, junio 11, 2023

Una marca indeleble

 No salimos de ese sitio juntos,

 no te pedí que me tomaras de la mano,


no temblabas

mientras me aferrabas con fuerza;


 no caminamos

 toooodas esas cuadras;


 no tiritaba

 mi cuerpo, mi alma

 solo por estar a tu lado;


vamos a creer

también


que no fuimos,

no, no fuimos

a ese café que hoy no existe;


ni que me diste ese clavel,

ni que te dije lo que te dije


¡todavía no puedo creerlo!:

te propuse ser más que amigos;


supongamos que tu aspecto

no cambió,


que no comenzaste

a sudar,


que no me respondiste;


pongámosle que entendiste todo

con tranquilidad


o que nunca pasó;


tampoco, aquel primer beso

en la esquina donde aún está la casa

repleta de árboles y enredaderas


iluminados por la luna;


no, eso, podríamos decir

que es una invención poética;


sabés de mi cabeza loca

de escritora,


capaz

de crear, de recrear,

de expresar lo que fuera


-pero nunca de olvidar-;


sí olvidemos ¿te parece?

ese lapso en que estuvimos juntos,

¡todas esas risas, esos besos, esas caricias,

esas miradas, ese deseo!


es preferible

taparlo o negarlo,

quitarlo, cuanto sea posible,

de la mente;


tacharlo,

definitivamente (?)

de nuestra historia


para poder seguir.


Si querés

hacemos lo mismo

con lo que aconteció años después,


en ese departamento horrendo

que vos considerabas un paraíso

(me lo dijiste no hace tanto);


podríamos borrar también

ese año de pasión, algunas controversias,

ternura:


nuestra breve convivencia.


Y luego, la separación...


con todas esas lágrimas,

esa sensación de fracaso,


¡ese miedo!


no es complicado

obviarlo por completo


y ya.


Se deja de pensar,

se enjuaga con fuerza el rostro,

día tras día,


se reinician, una, otra vez,

las cotideaneidades;


se acepta lo que se tiene hoy

y luego y luego también


¿lo que se quiso? ¿lo que se pudo?

¿lo que se soñó?


cuesta.


Porque fue único.


La marca que dejaste en mí

es indeleble:


el principio,

en la otra etapa,


en nuestras "conversaciones"

muchos años después;


finalmente,

ese tanto de demasiado

fue, de algún modo o de muchos modos


disipándose.


Pasó.


Quizás, ambos

lo recordemos

siquiera, en alguna ocasión;


aunque en forma diferente.


Es probable

que aquel niño en pos de mis chiclet´s

todavía retoce dentro tuyo;


mi imagen mental del baño antiguo,

de ese piso destruido,

a lo que llamabas "paraíso"


me hizo reír, 

cada tanto,


pero hoy

también lo asimilo de ese modo;


al igual que vos

tengo en mis pupilas,

en mi espíritu


un retrato muy diferente, 

muy emotivo


de aquel sitio:


¡nuestro "paraíso"!



 

miércoles, junio 07, 2023

Nos eleva, nos derrumba

 Sé que no te gustarán,

 en absoluto,


 estas palabras;


sé bien

que hacés de cuenta,

que intentás olvidar;


también yo lo intento,

en vano, claro;


sé que pese a todo,


hay algo,

no sabría cómo definirlo

-o sí pero te enojarías y mucho-;


que nos hace quienes somos,

que nos sostiene,


nos eleva, a veces,

nos derrumba, otras


cuando uno, vos, yo,

se aleja por un rato,


se pierde en imágenes

encandiladoras


sabedor


de que nada de lo que proyectan

se repetirá,


-al menos, no del mismo modo-.


Así el viento

me traiga desde allá


tu nombre,

tu olor;


me cuente lo que estás haciendo,

me revele tus pensamientos:


los de ayer, los de hace un rato,

los de ahora mismo.


los árboles

en su meneo otoñal,


también forman parte

de esa insistencia en hacerme recordarte;


¡la música!


ni hablar.


Hay canciones

que me hacen llorar,


películas, series,

lo que fuera


que te devuelven,

inexorablemente,

a mi cabeza,


a mi corazón;


Las distancias

no impiden nada.


Los sentimientos,

si son verdaderos,

son eternos.


Aunque todo esto

te perturbe,


basta con que hagas como siempre:

no lo leas.


Pese a toda resistencia,

subyace en mí


la idea,

el sueño


de que algún día

leíste, leés o leerás

algo de tanto


¡de tanto que escribí y voy a escribir

en honor a un amor más que tremendo!


al punto


de enfrentarse a kilómetros,

personas, responsabilidades,

temores, dudas


y más;


no concibo el amor,

ese tipo de amor


de otra manera.


Sigo mi vida

como si siguiera


pero siempre,

así pasen los años,


persistirá

la ilusión


de tu regreso.


Por ahora, 

se concreta


tan solo

en un lugar particular, único


de mi ser.


¿Te pasará

algo similar?


no hace falta.


Me basta con arrojarme al retorno imaginario

de esas vivencias:


las primeras, las que siguieron,

las más recientes.


Me basta

con que existas.


Insisto: sé que no te gustarán

en absoluto,


¡de ningún modo!


estas palabras.

lunes, junio 05, 2023

Mucho más, mucho menos de lo que se supone

 A veces

 o muchas veces


se juzga a alguien:

sus actitudes, ciertos comportamientos,

inclinaciones, ideas, preferencias, posesiones;


y no nos detenemos

¡no nos detenemos

 a pensar, a recordar

 que no somos, precisamente, perfectos!


¡también nosotros podemos irritar

a otros, quizás a muchos, con nuestras actitudes,

comportamientos, inclinaciones, ideas,

preferencias, posesiones, etc!


y lo sabemos

o lo imaginamos, al menos...


pero seguimos,

¡no paramos!


con nuestra retahíla verborrágica

e interminable: fijate aquel, aquella otra,

hace esto o aquello, la vecina de enfrente

se viste de tal o cual forma...es gorda, es flaca,

es antipática, es....como es, ¡¡esa es la verdad!!


¿acaso creemos que somos intocables, que nadie podría objetarnos nada?

¿que no hacemos determinadas cosas

que irritan o podrían irritar a quien fuera?


¿o acaso, sucede todo lo contrario,

en verdad, envidiamos lo que este, aquel, aquel otro

tiene, hace, a lo que se atreve, su ocupación,

su figura, algún bien material, etc?


sería bueno

que nos ocupáramos un poco

en adentrarnos


en nuestra maraña de ideas,

falacias


que tanto contamina nuestra cabeza,

nuestro espíritu,

¡impide nuestra misión!


¡nuestras elecciones,

nuestro rol, nuestras aficiones, deseos, 

nuestra vida!


lo que fuera pero nuestro, solo nuestro,

así sean los demás los que nos juzguen,

así nosotros mismos nos juzguemos, (porque lo hacemos

también).


Somos esto que somos,

lo que demostramos y mostramos sin fingir,

sin hacer de cuenta de...sin pretender emular a nadie,

sin anhelar su destino, sus circunstancias...


todos cargamos nuestro propio bagaje

en el que lo malo convive con lo bueno;


nada es como parece,


pues, lo que tanto condenamos

-y en realidad, ansiamos-,

puede convivir con la peor de las situaciones:

una enfermedad, una ausencia, una necesidad insatisfecha.


También aplica a los envidiosos de nuestras cuestiones:

claro que poseemos dones, bienes, personas que nos aman


pero todo ello

va unido a dolores presentes y pasados,


esfuerzos, grandes sacrificios,

un traumático, en ocasiones, no reconocimiento, 


la tan temida soledad.


Somos mucho más

y tenemos mucho menos

de lo que suponen

los que no saben nada de nosotros;


y ellos, seguramente,

son mucho más o menos,

poseen mucho más -o menos-,

padecieron mucho, poco o nada


respecto a lo que nosotros,

sin tener idea,

les atribuimos.




jueves, junio 01, 2023

Latidos que no asustan

 La ternura

 no se ha ido;


escurridiza,

se introduce por las ventanas,


el viento la transporta,

las flores la perfuman,


los árboles

la refrescan, la incentivan;


la ternura


trepa

muros gigantescos,

imposibles;


¡no hay nada

 que pueda con ella!


si se empecina

en regresar,


en devolver aquello

que se creyó perdido,


que se olvidó

en un cajón -oculto pero no tanto-

de nuestra historia;


la ternura,

en la pequeña mano de ese niño, 

saludando, sonriendo a quien sea


aún, sin conocerlo;


la ternura

en la mirada de ese animalito:


¡ternura que desarma!


la actitud, 

el abrazo, el "vos podés"


inesperado;


el retorno

del brillo en la expresión,

empático, encandilador,


¡y de esos latidos

que no asustan!


¡latidos de emoción,

de ganas, de ansias recuperadas!


¡qué bella palabra

para un poema tan pequeño!;


ni el escrito

más extenso,


ni su lectura,

ni esa voz entre-líneas


podrían

igualar, siquiera, a alguna de las letras

de tremendo vocablo.


Cuando se está triste,

sin esperanzas,

en soledad,


regalémonos ternura;


no son necesarias grandes cosas:


un café,

un chocolate, una manta,


caricias, susurros

para el alma,


cansada, tal vez,

de ser ignorada

durante mucho tiempo;


si nos brindamos ternura

podremos hacerlo, sin lugar a dudas,

con los otros, los seres queridos,


la gente que pasa por la calle:


un por favor, permiso,

un gracias, un ceder el paso


unidos

a una sonrisa espectacular


todo lo logran, todo.


Y si tenemos que pedir perdón,

porque fallamos, nos equivocamos,

hicimos las cosas mal,


-como humanos que somos-,


ese pedido de disculpas

colmado de la inigualable ternura,


en nuestros ojos,

en nuestros labios,

en nuestro espíritu


llegará, claro que llegará.


Y lo que se creyó imposible,


ese gesto humilde, generoso,

acompañado de todo nuestro equipaje

de ternura,


lo alcanzarán.





Cristina Del Gaudio

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