Buscaré en el recuerdo de ese huerto,
proveedor de las plantas más exóticas,
de los frutos más deliciosos,
ahí nomás, en cualquier arbusto,
al alcance de mis pequeñas manos;
cuando me sienta perdida,
cuando crea en que nada es posible,
cuando me harte de este mundo ficticio,
hueco, egoísta,
en que la poesía, la inspiración,
las artes, en general,
todo lo que proviene
no solo de la mente
sino de la imaginación,
¡del espíritu!
parece estar
devaluado.
Entonces plantaré un nuevo huerto,
pleno de flores nuevas, mucho más bellas,
mis manos recogerán
frutos aun más sabrosos;
a pesar de lo que digan,
a pesar de que nadie o pocos
crean en ello,
mi alma,
con otras afines,
desplegará sus alas en cielos infinitos;
mi corazón
estará con quienes conecte;
mi mente
lista para organizar
la avalancha de ideas,
de palabras
que todo mi ser,
toda mi inspiración
le provee,
le proveerá.
No necesitaré dinero,
ni otros bienes materiales, ni éxitos.
Bastará
con alcanzar a otras almas
gemelas;
con colmar otros corazones,
deseosos de recuperar ciertos sueños
que sin darse cuenta
dejaron postergados;
renovaré mis ansias
día tras día;
no habrá argumento,
ni burla, ni subestimación
que me detengan;
no seré oscuridad,
¡no me aliaré a la oscuridad!
seré un todo
con los rayos del sol,
con la luna,
con las estrellas;
con los árboles,
sea en otoño, invierno, primavera,
verano;
viajaré asida a los pájaros
a otros mundos,
a otras realidades,
en las que también hallaré
a seres que no quieren ser oscuridad,
-algunos, todavía no lo saben-;
seremos pocos,
seguramente.
(Pero únicos),
convencidos de quienes somos,
de lo que hacemos,
de lo que nos proponemos.
¡humanos
en vías de extinción!
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