viernes, junio 16, 2023

Una tarde más (o menos)

 Encerrada

 en este rectángulo


 podría decirse

 que me siento a salvo.


¿A salvo

de mis miedos?

¿a salvo 

de mis pensamientos negativos?


¿a salvo

de mis miserias, de mis enojos,

de mi impotencia?


si.


Es desafiante

poner en palabras

tanta intensidad,


tanto que tantos

no logran ni les importa

entender;


es agotador

e inútil


siquiera,

intentar explicarlo;


aquí


las sombras

parecen diluirse,


el sol

alumbra un poco,

-es invierno-;


en este espacio

¿solo mío?


puedo esbozar

mi historia, la de otra persona,

la de tantos, la de nadie,


la que invente.


Me encantaría

decirles que todo saldrá bien

para todos nosotros,


que nada será imposible,


que la persona que tanto amamos

y extrañamos


nos amará

algún día,


nos extrañará

y nos lo dirá;


¡que lograremos todo lo que nos propongamos!


eso y más

me gustaría transmitirles;


disculpen.


No soy buena para mentir.


Hoy no me cobija

el árbol azul


ni la enredadera violácea;


¡el pájaro

que suele posarse en mi balcón


se ausentó

sin aviso!


tal vez,

el dolor de mi alma

no llegó, no fue suficiente;


pero a no desesperar,


seré mi propio árbol, mi propia enredadera,

¡mi propio pájaro!


sé que está en mí.


Paciencia. 


"Hay días espantosamente light...",

dice Andrés Calamaro,


pero también agrega:

"hay un deseo que pido siempre

que pasa un tren".


Mi deseo es...


Disfruten la tarde.


No vuelve.



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Cristina Del Gaudio

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