domingo, junio 18, 2023

Nos faltás

 Pocas veces

 te vi feliz.


Mucho, demasiado

esfuerzo,


mucho, demasiado empeño

en sostener a tu familia,


en que nosotros

estuviéramos bien,

en que no nos faltara nada...


Vos nos faltaste.

Nos faltás.


Demasiado pronto,

demasiado rápido:


tu imagen,

tu voz,

tus risas,

tus retos,


tus dolores,

tu presencia imponente,


se esfumaron.


Bastaron tres meses

y tres días


y te llevaron;


no fue fácil,

en principio continué, como si tal, 

incluso, comencé un nuevo trabajo,


sonriéndole

a los posibles clientes, 


mientras mi corazón

se deshacía;


entonces

lloraba, a veces a gritos,


cuando estaba a solas.


Ese día

increíblemente, no lloré;


me "distrajeron"

las presencias


en el intento de aliviarme

ante tremenda ausencia.


Hasta que un día salí a la calle

y grité tan fuerte

que sentí como si me desangrara;


liberé

-o pretendí liberar-

todo eso que me acongojaba;


no importaba

si me veían, si me escuchaban.


En otra ocasión,

lo mismo, en un supermercado,


en la esquina

de una góndola;


hoy me digo

o me impongo

no llorar


más lo hago

más son las lágrimas;


cualquier aviso,

comentario, saludo,

lo que fuera


me conduce, inevitablemente,

a revivir tantos momentos;


a revivirte


lejano, cada vez más lejano;


tanto

que temo perder esos detalles; 


es probable que complete los huecos

con situaciones, palabras

fabuladas por mi imaginación;


tengo una foto, dos, quizás,

tu alianza,

la lapicera que te dieron

cuando te retiraste de esa empresa.


Es todo.


No, en verdad no.


Tengo tu ejemplo,

los principios, la conducta,

la dignidad, 


que sin lugar a dudas,

me inculcaste.


En ocasiones,

suelo ser algo rígida


y me parece verte y oírte

decir o hacer lo que yo estoy diciendo o haciendo


del mismo modo

o similar;


¡me encanta

parecerme a vos!


es mi orgullo.


Cuando besé tu frente helada

aún no me había dado cuenta,


no lo asumía,

no entendía, no sé...


fue luego,

en esos dos lugares


y es todo el tiempo,

en canciones, en problemas,

en alegrías, en novedades,


¡demasiado!


lo que no pude ni podré compartir

con vos;


por eso, 

no es hoy,

no es el aviso del jean o lo que sea: "para papá".


Es quizás, entre estas palabras,

las que vendrán, 

las que estuvieron y están,


es cada momento


en que un aliento, suave,

cálido


roza mi corazón,

acaricia mi rostro


porque no te fuiste del todo,

estás en nuestra memoria,

la del alma.


No fuiste ni sos reemplazable.


Mucho menos,


olvidable.


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Cristina Del Gaudio

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