miércoles, junio 28, 2023

Mañana se verá

 Vaciar


 la cabeza

 aturdida,


 enmarañada en muchísimas preocupaciones,

 por lo general, en vano;


¡tantos hechos se temen,

tantos que probablemente

nunca acontecerán!;


cuestiones del pasado

o de un pasado más reciente


no resueltas


que el tiempo

irá desenvolviendo

como a un paquete de regalo


hasta descubrir

la gran sorpresa:


la revelación

de su escasa, casi nula

importancia;


frente al día a día

que nos enfrenta a desafíos nuevos,


que nos incita

a movilizarnos,


a ser partícipes,

nunca meros espectadores


aburridos,

agobiados, tristes.


¡Terrible

esa continua tortura,

ese estado de alerta permanente!


que en tantas ocasiones

nos imponemos


¿para castigarnos?


supongo

que se trataría de una compensación


ante los innumerables momentos felices,

los besos, los abrazos, los bellos gestos;


en mi caso,

a las alegrías que tantos lectores

me brindaron,

me brindan


solo y nada menos que al reparar en mis escritos,

al detenerse en ellos,

al comentarme tal o cual cuestión;


¡un honor, en verdad!


hay días en que uno se siente flaquear,

se dice: ¡no podré soportarlo!


pero lo hace


y regresa,

y está

y sigue


si es lo que fue y será siempre,

quizás, mejor,

ahora, en un futuro, ¿quién sabe?;


hoy el sol brilla

sobre los techos de tejas,

sobre las fachadas de los edificios,

sobre los árboles aún amarillos, rojizos


y promete primavera;


hoy

así sea con pocas ganas,

se hurga en los viejos cajones


en busca de aquella

o ¿por qué no? de una inédita ilusión;


¿y luego y mañana?


luego, mañana


se verá.

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Cristina Del Gaudio

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