viernes, junio 30, 2023

Nada es lo que parece...o podría serlo

 No se culpe al poeta,

 ni al músico,

 ni al pintor,


 ni a ningún artista;


los artistas, todos

reflejan o intentan reflejar sus pensamientos,

sus sentimientos,


-alguna que otra confesión-;


pero también

ficcionalizan:


inventan poemas, cuentos, relatos,

novelas, etc.

 

Exponen fotografías

de realidades que no siempre se corresponden

con lo considerado "real";


así,

el escrito,

la pintura,

la canción


tengan una pincelada 

de una situación vivida,

de una circunstancia personal del autor,


se trata, apenas, de una proyección;


una visión o varias

desde su punto de vista,


la pretensión, a veces, vana,

de "hacer ver" el detrás,


la otra cara

de un hecho, de una problemática,


de algo que se observó,

se imaginó,


le contaron.


Creer a ciegas

en todo lo que escribe alguien que escribe

y lo expone


es ilusorio;


claro que, como dicen,

"se hace un pacto",


lo  que significaría esa especie de catarsis

en ocasión de ser espectador de una película, una serie,

una obra teatral;


aun sabiendo, obvio,

que hay un trabajo detrás -y delante-:

la interpretación de los actores,

un guión establecido,

un productor, un director, etc;


en el caso

de un tema musical, de una canción,

también se disparan diferentes interpretaciones:


sumadas a la intencionalidad,

el registro, el talento del intérprete.


Algo similar sucede con los textos literarios:

se pueden comprender desde distintas ópticas;


se pueden repensar,

sugerir distintas alternativas

que al escritor jamás se le ocurrieron,

ni se le hubieran ocurrido;


y podría ser que le parecieran fantásticas

y ¿por que no? las incluyera en otras líneas.


Todo es posible


en cuanto concierne

a lo artístico:


un mundo paralelo

con anclaje en la realidad,


con la responsabilidad

de dar, de hacer conocer, 

de transmitir


emociones, experiencias,

otras cuestiones.


Se escribe, se compone, se pinta

sobre lo que ese día u otro tal vez se vio,

se vislumbró.


Se trate de injusticias,

se trate de bellos gestos,

se trate de ciertos encuentros,


se trate

de distintos actos, empeños

de uno, de otros, de ninguno (totalmente inventados);


nada es lo que parece

y de algún modo, lo es


o podría serlo.


No todos lo entienden,


en ocasiones, se enojan con el autor,

con el escrito,

con lo que reciben, captan de ese escrito;


son solo palabras

y son más que palabras,


lo saben

los asiduos lectores.


Me pasa cuando cito a Borges,

a Girondo, a tantos autores que admiro


y me siento parte,

contenida, incluso, apoyada


por esas referencias,

esos versos,

esas entrelíneas 


que evoco.


Les sucede también

supongo, a los artistas plásticos;


¡una nueva visión!

de lo que se leyó, se observó,

sucedió 


o la imaginación

creó o recreó:


la del autor,

la del lector.


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Cristina Del Gaudio

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