No es lo mismo
una cabeza alada
y otra que sigue pensando,
que piensa igual.
No es lo mismo
la magia, la incertidumbre
el tiempo que modifica la esencia,
el ocaso que antes se vislumbrara.
El ocaso es hoy.
No importa lo que se intente,
las palabras componedoras,
con ese sonido preciso.
No importa lo que se pueda recordar,
lo que se olvidó.
Pasó.
Pudo ser un amor, una amistad,
una conjunción estimulante.
Pues no.
Inútil bucear con insistente afán
en lo que se sabe perdido;
-ni aun disfrazándolo de adrenalínico reto-;
de nada sirve
ponerlo todo y más
en el lamentable intento
de recrear una pasión extinta,
-salvo para restar existencia-.
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