Me dejaste de querer
o de eso que sentías;
dolió a morir
al principio;
luego, menos,
menos todavía,
y más tarde,
muchísimo menos.
Pasa el tiempo
y regresan, a mi pesar
-o no-,
las imágenes,
las frases, las actitudes,
los momentos de risas, de coqueteo,
los entredichos, las disputas,
¡tanto, de todo!
en definitiva, modificó,
en varios aspectos,
me modificó,
al menos,
en este ya bastante extenso
periodo de mi vida;
hay días
en que nada de eso importa,
en que creo haberlo, haberte
olvidado
¡y es genial!
hallo refugio entre los árboles,
los arbustos, las cortaderas,
la paz de un parque, de un bosque,
de un lago;
camino y camino, despreocupada,
la cabeza, casi en blanco;
disfruto de la mirada del sol,
del aire, del verde, del césped,
de las hojas que el viento traslada
quien sabe a dónde;
otros días, me encierro
entre libros
me quedo durante un largo rato
en una de esas antiguas librerías
que lo tienen todo,
¡el mejor festín para una ávida lectora!
hay días.
Y otros,
en que regresan las nubes oscuras.
Entonces, vuelvo a preguntarme,
vuelvo a sentir esas ganas, ese impulso
y si me decido,
si dedico alguna que otra palabra,
alguno que otro verso,
un poema,
quizás;
a aquel tiempo,
aquella sensación,
momentos de vacío,
en que creí preciso colmarlos de aquello
que sobre todo, en la etapa final
agobiaba, aturdía;
aun así,
se me había tornado
imprescindible.
De pronto,
se repite ese sabor amargo de la abstinencia
y es ahí,
cuando vuelvo a buscarte
inútilmente,
de todos modos,
me obstino, ¡no puedo detenerme!;
como aquel que carente de dinero,
se obsesiona con un objeto muy caro
y lo adquiere,
consciente de que no podrá pagarlo;
algo de eso
me pasa.
Me ilusiono con tu lectura
y a la vez, no creo en que se de;
imagino que todavía te acordás,
alguna vez, de mí,
de lo que pasó,
de lo que no;
y al mismo tiempo,
percibo
que me olvidaste.
¿Cómo vivir de ese modo?
¿cómo inventarme una existencia,
un proyecto,
con todo aquello
todavía no resuelto?
sin un maldito indicio
de la certidumbre de tu presencia,
¡sin una explicación, una respuesta!
aunque conozco la respuesta,
-si bien me hiere y no querría-:
el más insalvable,
-probablemente, definitivo-
hermetismo.
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