domingo, enero 29, 2023

Lo más deseado

 Es cierto

que si deseás


algo, 

o a alguien,


sea lo que sea,

sea quien sea,


con mucho, mucho, ¡muchísimo!

fervor;


si hasta resultó y resulta ser huésped habitual

de casi todos tus sueños,


el Universo,

-si querés llamarlo así-,


o Dios


o como prefieras

nombrarlo,

-según tus creencias-,


te lo concederá;


tal vez, 

la espera sea demasiado larga,


tal vez,

pasen meses, años, 

muchísimos años,


el resto de tus días.


Pero habrá una señal,

quizás, muy débil, imperceptible;


al punto

de que apenas lo adviertas;


al punto

de que peligre la posibilidad

de gozar, al fin,

de ese momento tan ansiado,


de ese instante

de secreta, deliciosa

felicidad;


pero esa señal

existirá.


Esto si realmente,

tu cuerpo, tu sangre, tus huesos,


tu espíritu, tu corazón,


¡todo vos!


está enfocado en ese anhelo:


ese bien,

ese logro, ese encuentro,


aun si lo hubieras dado

por perdido,


sucede, ¿mágicamente?


al parecer, se alinean los planetas

y de pronto...


¡ahí está!











Es ahora y mañana y luego...

 Curioso:


sin haber abierto

las ventanas,


mi sonrisa

estaba lista


para sol,

calor, lluvia, viento,


lo que fuera;


significa


que todo se halla

en nuestro interior;


siempre hay un pequeño,

así sea ínfimo


bunker


secreto, propio,

estimulante;


puede darse que ni nosotros 

lo sepamos


o lo hayamos olvidado;


es allí, donde esa flor

que huyó

de un destino pantanoso,


nos arroja un inigualable perfume,

su suspiro de aire fresco,


su exclusivo color,


¡son esperanzas renovadas!

................................................

En efecto, cuando abrí

las ventanas


el sol me pareció más estelar

que nunca,


los árboles,

meciéndose lenta, sensualmente,


lejos de bosques, praderas,

lejos de lagos, mares, ríos;


aquí,

¡aquí mismo!


con los mismos edificios

de todos los días,


¡y la enredadera!

de fiesta:


la misma, la de flores violáceas,

de la que se ignora su proveniencia


y se renueva, siempre se renueva;


las vías,

los trenes,


los automóviles

y sus estridencias;


aquí,

increíblemente,


puedo hallar mi pequeño-gigante

bunker;


una mirada distinta

logra una fotografía particular, única;


aplica en ese arte,


aplica en cada aspecto

de nuestra vida,


¡nuestra vida!


solo nosotros

podemos pintarla, diseñarla,


¡transformarla!


una, dos, miles de veces.


No habrá

un día, ni un segundo

igual al siguiente;


no habrá un momento mágico

que se repita de igual modo.


Es hoy.


Es ahora.


Es mañana y luego y luego...


viernes, enero 27, 2023

Implicancias de la lluvia

 Si llueve

 y el alma está en paz


es solo lluvia,

es solo agua.


Más que eso:

frescura, purificación;


probablemente, una bendición;



si uno está angustiado,

preocupado,


¡si extraña a alguien

a quien, quizás, no vuelva a ver jamás!


la lluvia

es otra excusa 


para cubrir

-o descubrir-


todas esas lágrimas

que ya no pueden contenerse,


 que es en vano tratar de detener;


en fin, si llueve

y ese nudo sigue oprimiendo

la garganta,


todo es molestia, 

todo se ve horrible, 

temerario,


aún la misma lluvia.


¡Y eso que uno sabe

-o algunos-,


que los árboles

se renuevan,


se tornan

más y más bellos;


que la tierra

necesita de ese riego celestial!


todo parece detenerse

cuando llueve;


quizás, algunos lo vean

como una pausa necesaria


en medio de tanto caos,

en medio de tantos ruidos,


sobre todo,

en las ciudades;


pero si uno está mal

consigo, con lo que sea,


ese silencio de agua

dice, ¡grita!


mucho más

de lo que se puede oír,


de lo que se puede entender,

aceptar.


Así se tapen

los oídos,


resonará,

implacable,


en el atribulado

ser.

lunes, enero 23, 2023

Poetizable

 Al leer

 antiguos textos

 o no tanto, 


 propios, ajenos,


revive en mí

la misma sensación,


puedo escuchar mis latidos;


regresa ese amor

que siempre estuvo,


postergado, negado,

vivido en una, en otra etapa;


olvidado por un momento,

por largo tiempo 


y luego revivido

a la distancia.


Por eso, te repito,

te deletreo,

te poetizo,


te menciono,

te cito,

te comparo,


te busco,

ahí, en esos ojos,

en otros, tan parecidos,


en quien sea,

en donde sea;


en todas partes,

en todos,


siempre habrá algo tuyo,

-me encargaré de hallarlo-


y mío, 

si me lo permitís;


en cada baldosa,

una de tus pisadas

tal vez, alguna vez

haya estado;


camino sigilosa,

por aquí, por allá,

por todas partes,


para que jamás se borren

las huellas


de tan exquisito, insustituible,

irrenunciable, indescriptible,

sensual, embriagador



recuerdo.

Como rocas

 Me parto de dolor

 informándome

por un medio u otro,


¡de tantas aberraciones!


mujeres abusadas, violadas,


¡asesinadas, mutiladas, sus restos

arrojados en basurales!


también, varones, 

tantos atacados por un celular, el auto,

lo que fuera


y asesinados

brutalmente, sin piedad


¿pedirles piedad

a estas bestias?


nuestro mundo

o el que nos ilusionó

cuando pequeños


está cayendo

por un precipicio interminable.


Pues, este derrumbe

no parece estar por detenerse.


En cada tramo,

injusticias de todo tipo,

pérdidas de todo tipo,


desaliento,

desamor,

mentiras,

decepción,

desesperación...


todo conduce

al terrible declive;


¿no saber, 

no mirar TV ni entrar en las redes,


ignorarlo todo

sería la "solución"?


eso sería como la egoísta,

horrible frase tipo: 

"total, a mí no me pasó";


personalmente, no puedo ser inmune

al sufrimiento ajeno,

no importa si yo no lo viví,


o viví

algunos hechos

mucho menos graves,

solo porque tuve suerte;


nadie está libre de nada,

como se dice;


siendo muy joven,

concurría, como tantos, a boliches;


siempre había algún desubicado

pero nada preocupante


o no me enteré;


hoy la droga hace estragos,

mejor dicho, los que la venden,

los que la consumen e "invitan";


(algunos, en verdad,

la pasan muy mal,

quieren dejar de consumir, una, otra vez

y no pueden);


¿pero qué decir

de los que la proveen,

aun a chicos en edad escolar?


el hambre,

la falta de educación,

en gran parte, tienen que ver con estas adicciones;


un mundo

en el que no me tocó vivir

en mi juventud;


aunque no era el ideal,

nunca lo fue,


el ser humano

no se había deshumanizado

de este modo.


Claro que había diferencias

de opinión, de ideologías,


pero no este odio,

no esta discriminación

al que se considera diferente


porque se viste

de tal o tal modo,


por su color,

por su origen,

por su aspecto,

por sus pensamientos,


¡por lo que tiene,

por su modo de vida,

su nivel económico,


sus zapatillas 

de una marca barata,


por no ser "cool"!


¿qué es esto?


asistí a un colegio privado,


a mi padre le costaba muchísimo

pagar la cuota y los demás gastos.


A ese colegio, como a otros,

iban chicas vestidas con lo mejor;


las zapatillas de las tres tiras,

-para mí, un lujo-,

eran comunes, así como tantas cosas

con las que yo ni siquiera soñaba.


Nunca me sentí 

inferior, ni fui discriminada,


a pesar de no tener las de las tres tiras,

a pesar de vestir prendas

confeccionadas por mi madre,


o compradas

en tiendas, entonces, menos "importantes";


en fin, a pesar de no poder acceder

a lo que la mayoría, en ese entorno, accedía.


De todos modos, mis compañeras

siempre me invitaron a sus casas,


algunas, mansiones,


¡les aseguro que nunca me sentí fuera de nada,

nunca me sentí triste ni menos que nadie!


mi papá

iba a buscarme, muchas veces,


vistiendo el uniforme

de la empresa para la que trabajaba.


No me sentí ¡jamás!

avergonzada,


al contrario, me hacía feliz

que estuviera.


Luego nuestra situación 

mejoró, aunque nunca fuimos ricos;


mi hermano y yo

trabajábamos


y pudimos acceder

a ciertos objetos


que antes nos resultaban impensables;


y estaba bien,

no nos hacía mejores ni peores

tener ese u otro atuendo;


tampoco en los respectivos empleos,

había esas cuestiones,

esas competencias, esas diferencias de clases.


Pienso que el hecho de que esa situación

se haya revertido

tiene mucho, muchísimo que ver


con la bronca, el odio,

la envidia,

el desprecio


-y sus temibles

consecuencias-


que hoy, tristemente,

vemos y tantos lo viven a diario.


Mi yo, quien soy,

lo que hago o no,

me definen.


No un par de zapas

de onda,


no un auto importado,

ni unas vacaciones en Miami.


No conozco

ningún lugar

fuera de mi país,


¿es tan relevante?


¿es un estigma

que debería marcarme

como alguien que "no pertenece"?


pertenezco 

a mi propio mundo interno,


soy lo que leen,

hablo con quien sea 

del tema que sea,


no me importa qué tiene,

qué hace, qué no hace,

cómo es, cómo viste.


Importa su calidad de gente.


Importa su humanidad, su empatía,

su amor.


Eso.


El amor.


Para algunos, devaluado.


Para mí,

el pilar fundamental


de una persona, una familia,

un pueblo, una ciudad,


¡un país!


Imposible

crecer de otro modo.


Imposible

vivir felices


así, tan desunidos,

tan equivocados

con respecto a lo que en verdad importa,


insensibilizados,


áridos,

como rocas


azotadas

por el viento.






domingo, enero 22, 2023

Las flores más hermosas y caras

 Miró el cielo azul.


La ira, la pena,

combinación catastrófica,


fueron

poco a poco


alejándose


de su atormentada

cabeza;


Era solo enfocar

esa inmensidad,


con una, dos nubes

a lo sumo,


pintadas

por el artista universal


para darle

ese toque sublime.

....................................................

¡Los colores

de nuestro país!


no los olviden.


Especialmente

los que se fueron,


los que no resistieron,

los que detestaron y siguen detestando este sitio;


los que siempre pensaron

y piensan


que en otro lugar

iba a ser, es diferente, 


¡y mucho mejor!


sí, tal vez,

trabajando duro,

muy duro


-los que se van sin dinero-


obtengan ese bien

tan ansiado;


pero ¿por qué, entonces,

esa rabia contenida o no,

esa culpa, ese remordimiento,


esa añoranza

que optan por ignorar?


"¡hay que reunir todo lo posible,

acá nos hacemos ricos!"

-su idea, su propósito-;


pobres se fueron,

pobres serán siempre.


Pobres de raíces,

de su infancia, sus amores,

sus recuerdos, sus antepasados;


aquí

creen que no dejan nada.


Y lo dejan todo.


.........................................................


Un día serán ancianos,

probablemente, muy ricos,


y les pesará aquel amigo,

esa antigua novia o esposa;


habrá en su interior, siempre en su interior,

algunas lágrimas por aquellos tiempos,


jugando a la bolita, a las muñecas,

tomando la leche

que su madre, incansable, les preparaba; 


¿sus hijos?

ya serán grandes

para entonces


sin mucha paciencia como para ocuparse

de ellos;


obvio, los hijos

de ese segundo matrimonio


que fue próspero


económicamente.


Y un día se verán a las puertas de la Parca,

con los bolsillos vacíos,

al igual que sus sueños, sus deseos,

¡su vida!;


ya no habrá lugar

para llantos, reconciliaciones, abrazos,


regresos,


nada.


Sus descendientes

comprarán, sin lugar a dudas,

el mejor de los ataúdes,


sus nueras, alguno que otro amigo,

el que le quede,

-más vecino que amigo-


le arrojarán las más hermosas (y caras) flores

a su paso, en el cortejo


y hasta se persignarán


frente a su tumba


en el cementerio:


el más lujoso de todos.





sábado, enero 21, 2023

Excesiva

 Duele si doy,

 duele si no lo hago,


 duele si escucho,

 duele si hago oídos sordos;


a veces, muchas,

no sé qué es lo que tengo que hacer.


Si pido disculpas,

no las aceptan,


si no pido disculpas

me siento mal conmigo,


porque siempre pero siempre

dije, digo, hice, hago

lo que sentía, siento;


¡ufffff!


es difícil vivir

y al mismo tiempo, tan simple;


se es como se es,

se dice tanto y como se desea decir


y no debería importarnos

si el otro responde, 

si le interesamos o no,


si está dispuesto o no

a escucharnos,

a intercambiar


lo que fuera;


aun así,

insisto: duele.


Lastimé

a personas


sin darme cuenta

o dándome cuenta,


¡ya no sé distinguirlo!


por esta cuestión

de ser, sin dudas, bruscamente

sincera, directa;


¿será por eso

que escribo,


pues, si no lo expreso en forma audible,

lo hago con palabras?


es como si me viera obligada,

como si no pudiera resistirlo.


Pensar que hay tantos

que callan y ya.


Que desaparecen de nuestras vidas

sin dejar el menor rastro.


Y ya.


No pertenezco a esa clase

de personas. 


No puedo.


Doy explicaciones, aclaro,

pero a veces, me excedo...


¡ahí está el problema!


exceso de pensamientos,

de palabras, de acciones,


excesiva.


En todo.


"Intensa"

me diría un alguien

a quien quiero olvidar


y no puedo.


Alguien

que me cortó

toda posibilidad de contacto,


como si fuera

un delincuente.


En fin,

volviendo a esto del exceso,


por suerte, 

no afecta mi salud,


o sí.


El cuerpo

se entera


cuando la mente está demasiado enmarañada,

cuando se tiene miedo, tristeza, ansiedad,


impotencia.


Por eso,

así duela de una u otra forma,


para mí, siempre fue y es mucho mejor

decir, añadir,


no dejar nada pero nada pendiente


para una presunta

"otra vida".



jueves, enero 19, 2023

Caída estrepitosa

 No entendía

 esa tristeza, ese agobio,

 en la mirada de mi papá.


Incluso...¡me molestaba!


yo no sabía

-y no me importaba demasiado-

el o los motivos;


no caía en cuenta

de lo que costaba

mantener nuestra casa,

¡mantenernos!


de cuánto tenía que soportar

en esa empresa,

día tras día


y luego, agregar otras alternativas:

"changas", se les decía,

para que el dinero alcanzara;


aun así,

jamás cedió a ninguna de las tentaciones,

de las seducciones del mal,


a las que algunos o varios

ceden,


¿acaso, el miedo los puede?

¿la desidia, la pereza,

la búsqueda inmediata de una supuesta "seguridad"?


entonces,

yo no sabía nada de esto

ni de muchas cuestiones.


No sé qué me preocupaba,

quizás, nada,


salvo el enamorado de turno,

por lo general, más capricho que amor;


creía

que esa era la forma de querer,

divertirme, pasarla bien


así,

me costara empleos que detestaba,


levantarme tempranísimo

cada mañana


con rabia,

siempre con rabia;


por eso, buscaba subterfugios:

salidas, compras,


todo servía

para ocultar


lo mal

que en verdad, me sentía;


algo me decía

que todo acabaría,


que un día me daría cuenta


pero insistía e insistía

en lo mismo,


-esto por largos años-.


Mi padre me dijo un día

que tenía miedo.


Había pedido el retiro de su empleo

¡¡luego de cuarenta años!!


no supe entenderlo,

yo también tenía miedo,


¡él era el fuerte,

él era el sostén!


así había sido siempre,

¿qué ocurría? ¿por qué me confiaba esos temores?


no supe contenerlo,


me oculté

en los míos;


me alejé

de ciertas personas


que parecían amigables,

amorosas, increíbles


y era todo lo contrario;


al poco tiempo,

mi papá falleció.


Tres meses duró su mal

o tal vez, venía de antes


hasta que esa tremenda madrugada


una voz en el portero eléctrico

me anunció que todo había acabado;


seguí y seguí,

incluso, cambié de trabajo,


busqué alternativas

y volví a cambiar una, varias veces;


lloré poco,


mucho más lo hice después.


Lo hago.


Mi mundo ya no fue igual.

Me sentí sola, de pronto,


ahora me doy cuenta

de que esto perduró

y a veces, se repite;


ya no tapo infelicidad

con distracciones ficticias,


ya no busco esos consuelos

efímeros.


Si estoy mal,

es lo que siento.


Hoy en mi mirada

llevo muchas veces una tristeza,

un agobio,


similares

a aquellos de mi papá;


al caer, estrepitosamente,

en la realidad,


lo comprendí,

lo comprendo,


me comprendo.




lunes, enero 16, 2023

La vida no resultó perfecta

 En fin,


 la vida

 no resultó,

 no resulta perfecta;


solo se trata de fragmentos,

de fotografías más, menos actuales,


que reproducen

instantes,


reviven

ilusiones,


nos devuelven

sonrisas


o lágrimas;


no es permanente,

de ningún modo;


es ese llamado,

esa palabra estimulante,


esa risa espontánea,

esa sonrisa que evoca ese momento especial;


una vez escribí

"la vida es un gran helado

del sabor que más nos plazca"(*).


Y así es.


En ocasiones, damos con el sabor de helado

más o uno de los más exquisitos;


en otras,

no es el sabor que esperábamos,


no es como lo imaginábamos

o lo deseábamos;


sucede con todo,

con todos, en todos los aspectos:


no era el amigo que creí que era,

no era, no es el amor con el que soñé;


no es el lugar, no es "mi" lugar

o el que pensé que lo era;


no es la magia

que construía de la nada,


¡yo sabía, yo podía hacerlo!


¡y podía sostenerla

días, años!


en las peores circunstancias

de la índole que fueran;


no, no es esta

la vida que en otros tiempos

y no hace tanto


quise, pretendí,

planeé 


tener.


Pero es lo que es.


Hago lo imposible

por resucitar aquella pasión,


aquellas estrellas brillantes

que buscaba:


los ojos, ávidos,

puestos

en el cielo;


me bastaba

para tener ese increíble descanso;


ya no es ni será

del mismo modo.


No ese tipo de sensación,

no esas fantasías, no esas estrellas


así,


aún pueda verlas brillar

desde mi ventana,


la perspectiva cambió;


los años

transformaron aquella visión;


pero es parte

de crecer, ¿no?


el punto

sería resucitar esos flashes,


devolverme

aquel universo

un tanto o muy delirante


por un rato,

sin por ello alejarme de la realidad;


no extraviarme

en la escalinata


rumbo al desván interno,

repleto de efectos alucinantes


que me reconcilien

con esto, con todo;


que insistan,

que me sacudan

el polvo de la tristeza;


que me digan que puedo, ¡puedo!


Es cierto:


el mundo se volvió

un tornado de amenazas;


es duro, 


se pierden personas,

se pierden posibilidades,

cosas;


se pierden concreciones de logros que alguna vez

creímos que alcanzaríamos;


¡se pierden ansias! 


pero todo ello no impide

que algo, un fragmento, un beso,

un abrazo, una esperanza


puedan con ello,


logren

resignificar

nuestra estadía


durante el tiempo que sea;


aquí, 


ahora mismo.


(*) extraído del poema: "Me pregunto: ¿qué es la vida?", del libro "Por calles elegidas", de mi autoría.

jueves, enero 12, 2023

Cuando deseamos sin desear

 Cuando permitimos

 que los grises

 se tornen más grises;


se instalen, cómodamente,

dentro de nuestra cabeza,


¡en nuestro espíritu!


cuando creemos,

cuando nos convencemos


de que no podemos

con algo,

con alguien,


con nosotros mismos;


¿con un recuerdo?


cuando ni el sol

nos ilumina lo suficiente;


ni la rosa más bella

nos moviliza;


cuando vamos por la calle,

le sonreímos a alguien,


sabedores

de que estamos fingiendo;


cuando deseamos sin desear,

anhelamos sin anhelos,


comemos sin apetito,

dormimos sin cansancio;


cuando nos resignamos,

convencidos 


de la imposibilidad de concreción

de nuestros sueños, ideas, proyectos


y entonces, decidimos no retomarlos,

dejarlos ir;


cuando las pesadillas

se imponen a aquellos fantásticos

delirios oníricos;


cuando no nos mueve nada,

no nos atrapa, no nos enciende


la vida;


deberíamos insistir,

deberíamos comprendernos en esos momentos horrendos,

hacérnoslos más simples;


para luego dejar que esos terroríficos mandatos, negaciones,

cómplices del mal,


-un mal que nos hacemos nosotros mismos-

nos teman ¡y huyan!


¿nuestras armas? la reconexión

con aquellas pasiones, las de antes, las nuevas,

las que se nos ocurran;


recurrir a nuestras habilidades, dones, gift,

-como prefieran llamarlos-;


en fin,

lo nuestro, lo propio.


No es fácil.


La resignación

se asemeja a una de esas almohadas mullidas

de las que nos cuesta desprendernos

algunas mañanas;


¿rezar?


no sé.


Solo si se cree, si se tiene fe.


De lo contrario,

no sirve.


Hay posibilidades.


Existe un nuevo día y si no es este

será el próximo,


en que probablemente,

los grises ya no se vean tan grises,


¡en que nos reencontremos con el color!


elegir es la clave.


Elegir los pensamientos, los enfoques,

la perspectiva;


los extractos del pasado

que nos sumen;


volverá ese tiempo.


No de igual modo,

¡no somos los mismos!


volverá la ilusión,

el empuje, las ganas


nuestras risas

serán auténticas,


sanaremos.


Volverán los delirios oníricos,

aunque renovados,


¡mucho pero mucho mejores!



martes, enero 10, 2023

¿Mejor o peor?

 me pregunto.


Haberse ido de este mundo

quien sabe a dónde


-o a ninguna parte-,


antes del impresionante

crecimiento tecnológico


que atrapó

hasta a los más reticentes:


hoy

no se ve prácticamente

a nadie,


¡ni a un niño, ni a un anciano!


sin su teléfono celular;


algunos,

lo utilizan para lo básico;


otros

aprenden, se interesan,

interactúan con parientes, amigos,

contactos;


vuelvo a mi papá:


ni siquiera estuvo

cuando comenzaron a instalar

el servicio de cable en su barrio, en la provincia de Buenos Aires,


aunque ya existía

en capital;


nunca vio ni imaginó

un teléfono como los que tenemos

o conocemos

ahora;


falleció


con una imagen 

de teléfono fijo, con teclas, eso sí;


de todos modos,

tuvo su vida, vivió su vida


con dolores, alegrías,

sacrificios, amores, hijos.


Tal vez

todo era más tranquilo,


si no estabas en casa

nada de llamados;


mucho menos e-emojis,

mensajes;


era impensable

el multiuso que hoy permite

un simple teléfono


y cuántos

sin darnos cuenta,

nos hicimos, nos hacemos adictos

a esa forma ya no tan nueva de comunicarse.


Casi nadie

te llama por teléfono;


apenas, si deja un mensaje grabado,

algunos, solo por escrito;


¿es, era mejor antes

o ahora? 


depende de cuál sea el uso del dispositivo:


si reemplaza, absolutamente, al contacto humano

creo que allí estaría el problema.


Es un tema muy discutido

aunque se sabe que no hay vuelta atrás.


Nadie 

va a regresar a lo de antes,


en ningún aspecto,

mientras esto sea posible,


mientras los gobiernos no impidan

el acceso a determinada información,

a través de las redes;


Creo que mi papá

y muchos otros que no participaron

de este estallido informático

que no cesa


vivían más felices,

no se sentían controlados todo el tiempo,


salvo en las antiguas oficinas,

por los antiguos jefes;


pero era un rato, unas horas;


hoy cualquiera sabe de dónde hablamos,

quiénes somos, quiénes son nuestros contactos,

cómo llegar a ellos, 


cómo intentar -y a veces lograrlo-,

introducirnos información,


¡adoptar, en algunos casos, nuestra identidad!


mi papá

caminaba tranquilo por las calles.


Hoy no se está tranquilo

ni por las calles,


ni en la propia casa,

ni en ningún sitio.


Gran parte de las amenazas

que podrían, de un modo u otro, afectarnos,

está a nuestro alcance,


en los celulares, las tablets, las netbooks, etc.



*"...que la Tierra cayó en manos de unos locos con carnet..." (extraído de: "A quien corresponda", 1981, Joan Manuel Serrat)

jueves, enero 05, 2023

Sostener la ilusión

 Tengo un amor

¿en mi corazón?

¿en mi alma?


no sabría decirlo,

no podría.


Lo siento aquí,

en medio del pecho;


vivo con esa permanente sensación,

tan bella, tan solitaria,


de noche, de día,

en cualquier momento;


porque una voz, un susurro

me repite:


"insistí, insistí,

 no te des por vencida";


le hago caso


pero...nada.


Aun así,

no dejo de intentarlo,

le escribo, lo llamo


todo porque esa voz

que proviene vaya a saber de dónde

no cesa de recordármelo;


¿será cierto capricho, anhelo,

incapacidad de renuncia,

instalados en mi cabeza


afirmándomelo una, otra vez,

al parecer, con gran seguridad,


para que sostenga

la ilusión?


¿o tal vez,

-así no haya ningún tipo de demostración de tu parte-,


seas mi verdadero amor?


Con todo, sin todo

 ¿El amor?


 recuerdo

 esos instantes;


quizás, el vuelo 

de nuestra imaginación


convertida en piel, en suspiros,

en pasión, ¡pura pasión!


¡loca pasión!


pero el amor

no es solo eso.


Es estar.


Es llorar

a la par, acompañar,

entender,


abrazar

sin preguntar nada,


¡solo abrazar!


contener.


De todos modos,

no basta.


El amor

es mucho más.


Si se ama de verdad

es con todo,


también, sin todo;


ser como se es,

respetando el modo de ser del otro;


jamás

intentar modificarse

mutuamente;


¡no es pretender

clonarlo a nuestra medida y requerimiento!


algunos, antes

no nos dimos cuenta de ello.


Otros

siguen sin captarlo

o lo captaron

pero no les importa;


así es como acaban

los que podrían ser o haber sido

grandes amores,


amores únicos,

para toda la vida.


Si ambos

no crecen juntos,

no sirve,


no basta.


El amor es un pacto tácito

y explícito.


¿Temer perder a alguien?

¿acaso se trata de un celular?


nada de egoísmos, ni temores,

ni miedos,


¡el amor es o debería ser

felicidad, paz, comprensión!


estimularse

entre sí,


no destruir, amenazar,

subestimar


a quien

se dice "amar";


amor es cuerpo,

fluidos, piel, líbido,

delirios, fantasías


mas también

y básicamente


un camino juntos,

convenido de antemano


o surgido

de esa comunión de almas.


Ni competencias,

ni reclamos permanentes,

ni persecuciones.


El amor

es...


amarse.


Ser uno junto al otro,

-sin despersonalizarse-.


Eso mismo:


uno

junto al otro.

Cristina Del Gaudio

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