jueves, enero 12, 2023

Cuando deseamos sin desear

 Cuando permitimos

 que los grises

 se tornen más grises;


se instalen, cómodamente,

dentro de nuestra cabeza,


¡en nuestro espíritu!


cuando creemos,

cuando nos convencemos


de que no podemos

con algo,

con alguien,


con nosotros mismos;


¿con un recuerdo?


cuando ni el sol

nos ilumina lo suficiente;


ni la rosa más bella

nos moviliza;


cuando vamos por la calle,

le sonreímos a alguien,


sabedores

de que estamos fingiendo;


cuando deseamos sin desear,

anhelamos sin anhelos,


comemos sin apetito,

dormimos sin cansancio;


cuando nos resignamos,

convencidos 


de la imposibilidad de concreción

de nuestros sueños, ideas, proyectos


y entonces, decidimos no retomarlos,

dejarlos ir;


cuando las pesadillas

se imponen a aquellos fantásticos

delirios oníricos;


cuando no nos mueve nada,

no nos atrapa, no nos enciende


la vida;


deberíamos insistir,

deberíamos comprendernos en esos momentos horrendos,

hacérnoslos más simples;


para luego dejar que esos terroríficos mandatos, negaciones,

cómplices del mal,


-un mal que nos hacemos nosotros mismos-

nos teman ¡y huyan!


¿nuestras armas? la reconexión

con aquellas pasiones, las de antes, las nuevas,

las que se nos ocurran;


recurrir a nuestras habilidades, dones, gift,

-como prefieran llamarlos-;


en fin,

lo nuestro, lo propio.


No es fácil.


La resignación

se asemeja a una de esas almohadas mullidas

de las que nos cuesta desprendernos

algunas mañanas;


¿rezar?


no sé.


Solo si se cree, si se tiene fe.


De lo contrario,

no sirve.


Hay posibilidades.


Existe un nuevo día y si no es este

será el próximo,


en que probablemente,

los grises ya no se vean tan grises,


¡en que nos reencontremos con el color!


elegir es la clave.


Elegir los pensamientos, los enfoques,

la perspectiva;


los extractos del pasado

que nos sumen;


volverá ese tiempo.


No de igual modo,

¡no somos los mismos!


volverá la ilusión,

el empuje, las ganas


nuestras risas

serán auténticas,


sanaremos.


Volverán los delirios oníricos,

aunque renovados,


¡mucho pero mucho mejores!



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Cristina Del Gaudio

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