lunes, enero 23, 2023

Como rocas

 Me parto de dolor

 informándome

por un medio u otro,


¡de tantas aberraciones!


mujeres abusadas, violadas,


¡asesinadas, mutiladas, sus restos

arrojados en basurales!


también, varones, 

tantos atacados por un celular, el auto,

lo que fuera


y asesinados

brutalmente, sin piedad


¿pedirles piedad

a estas bestias?


nuestro mundo

o el que nos ilusionó

cuando pequeños


está cayendo

por un precipicio interminable.


Pues, este derrumbe

no parece estar por detenerse.


En cada tramo,

injusticias de todo tipo,

pérdidas de todo tipo,


desaliento,

desamor,

mentiras,

decepción,

desesperación...


todo conduce

al terrible declive;


¿no saber, 

no mirar TV ni entrar en las redes,


ignorarlo todo

sería la "solución"?


eso sería como la egoísta,

horrible frase tipo: 

"total, a mí no me pasó";


personalmente, no puedo ser inmune

al sufrimiento ajeno,

no importa si yo no lo viví,


o viví

algunos hechos

mucho menos graves,

solo porque tuve suerte;


nadie está libre de nada,

como se dice;


siendo muy joven,

concurría, como tantos, a boliches;


siempre había algún desubicado

pero nada preocupante


o no me enteré;


hoy la droga hace estragos,

mejor dicho, los que la venden,

los que la consumen e "invitan";


(algunos, en verdad,

la pasan muy mal,

quieren dejar de consumir, una, otra vez

y no pueden);


¿pero qué decir

de los que la proveen,

aun a chicos en edad escolar?


el hambre,

la falta de educación,

en gran parte, tienen que ver con estas adicciones;


un mundo

en el que no me tocó vivir

en mi juventud;


aunque no era el ideal,

nunca lo fue,


el ser humano

no se había deshumanizado

de este modo.


Claro que había diferencias

de opinión, de ideologías,


pero no este odio,

no esta discriminación

al que se considera diferente


porque se viste

de tal o tal modo,


por su color,

por su origen,

por su aspecto,

por sus pensamientos,


¡por lo que tiene,

por su modo de vida,

su nivel económico,


sus zapatillas 

de una marca barata,


por no ser "cool"!


¿qué es esto?


asistí a un colegio privado,


a mi padre le costaba muchísimo

pagar la cuota y los demás gastos.


A ese colegio, como a otros,

iban chicas vestidas con lo mejor;


las zapatillas de las tres tiras,

-para mí, un lujo-,

eran comunes, así como tantas cosas

con las que yo ni siquiera soñaba.


Nunca me sentí 

inferior, ni fui discriminada,


a pesar de no tener las de las tres tiras,

a pesar de vestir prendas

confeccionadas por mi madre,


o compradas

en tiendas, entonces, menos "importantes";


en fin, a pesar de no poder acceder

a lo que la mayoría, en ese entorno, accedía.


De todos modos, mis compañeras

siempre me invitaron a sus casas,


algunas, mansiones,


¡les aseguro que nunca me sentí fuera de nada,

nunca me sentí triste ni menos que nadie!


mi papá

iba a buscarme, muchas veces,


vistiendo el uniforme

de la empresa para la que trabajaba.


No me sentí ¡jamás!

avergonzada,


al contrario, me hacía feliz

que estuviera.


Luego nuestra situación 

mejoró, aunque nunca fuimos ricos;


mi hermano y yo

trabajábamos


y pudimos acceder

a ciertos objetos


que antes nos resultaban impensables;


y estaba bien,

no nos hacía mejores ni peores

tener ese u otro atuendo;


tampoco en los respectivos empleos,

había esas cuestiones,

esas competencias, esas diferencias de clases.


Pienso que el hecho de que esa situación

se haya revertido

tiene mucho, muchísimo que ver


con la bronca, el odio,

la envidia,

el desprecio


-y sus temibles

consecuencias-


que hoy, tristemente,

vemos y tantos lo viven a diario.


Mi yo, quien soy,

lo que hago o no,

me definen.


No un par de zapas

de onda,


no un auto importado,

ni unas vacaciones en Miami.


No conozco

ningún lugar

fuera de mi país,


¿es tan relevante?


¿es un estigma

que debería marcarme

como alguien que "no pertenece"?


pertenezco 

a mi propio mundo interno,


soy lo que leen,

hablo con quien sea 

del tema que sea,


no me importa qué tiene,

qué hace, qué no hace,

cómo es, cómo viste.


Importa su calidad de gente.


Importa su humanidad, su empatía,

su amor.


Eso.


El amor.


Para algunos, devaluado.


Para mí,

el pilar fundamental


de una persona, una familia,

un pueblo, una ciudad,


¡un país!


Imposible

crecer de otro modo.


Imposible

vivir felices


así, tan desunidos,

tan equivocados

con respecto a lo que en verdad importa,


insensibilizados,


áridos,

como rocas


azotadas

por el viento.






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Cristina Del Gaudio

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