martes, agosto 29, 2023

¿El mundo fue y será una porquería?

 "¿El mundo fue y será

 una porquería?...",


(parafraseando algunas palabras de una estrofa del famoso tango

de Enrique Santos Discépolo).


No lo creo así.


El mundo, si lo concebimos

en su totalidad,


si lo pensamos

como el reinado de la naturaleza

que involucra vegetación, montañas,

lagos, mares, sol, cielos azules, grises,


lluvias,

¡arco iris!


manos entrelazadas,

abrazos, caricias, alegrías compartidas,

amistades verdaderas e inseparables,

¡amores increíbles!


de antes,

de ahora,


no fue, no es, ni será

una porquería.


El tema 

está en algunas personas.


Personas

que en lugar de sumar,

de agregar valor


en el ámbito

en que sea,


limitan, impiden,

obstaculizan,


se insensibilizan,


¡destruyen!


el mundo, la vida,

no se limita a esos depredadores.


También y básicamente

a los que intentamos poner algo de nosotros,

más o menos, todo lo que podemos,


de lo que somos capaces;


se trate de profesionales,

artistas, obreros, artesanos,

científicos, emprendedores, comerciantes,

¡políticos!(los hay)


que contribuyen a que algo,

alguien, algunos mejoren, crezcan,

aprendan, se beneficien de un modo u otro;


es decir,


gente a quien importa no solo de sí misma,

de sus propios intereses,

a costa de lo inimaginable -o imaginable-;


gente que tiene empatía con el otro,

que lo acepta, que lo ayuda,

que lo escucha,


que lo apoya

en sus pensamientos,

en sus acciones,


¡en sus sueños!


gente que cree, confía

en que todo puede ser distinto,


en que depende de cada uno,

en que la buena energía, disposición,

la honradez, la voluntad,


¡el espíritu!


influyen


determinan


instalan


en las mentes, en los corazones,

la factibilidad de un pueblo, una región,

un país


que todos merecemos,

que todos deberíamos merecer,


-haciéndonos parte

de ese mérito-.


Integrar el cambio,

lo distinto,


lo que aporta,

lo que empuja,

lo que incita a mejorar,


a pelear

el día a día,


con todas nuestras fuerzas,


¿utopía?


no lo creo.


Aun confío en las personas,

soy consciente de que no todas

tiran para abajo.


¡hay mucho por hacer,

por probar, por intentar!


en pos de un universo amable,

de una convivencia que implique contención,

comprensión.


En conclusión, me inclino a pensar

en que el mundo

no fue, no es


ni será


una porquería.


(Con perdón

del genial Discépolo)





viernes, agosto 25, 2023

Ella partió

 Ordenada,

¡ brillaba!


su fortaleza, sus principios;


siempre con su guardapolvo blanco,

impecable;


siempre en su lugar,

siempre respaldándonos,


asegurándonos

ese orden, esa tranquilidad


que entonces

se respiraba en su oficina,


en el patio de la escuela,

en las aulas.


Por ella.


No se la veía demasiado

pero sabíamos que estaba,

para lo que fuera,


siempre estaba.


Quedó grabada en mi memoria,

en mi corazón,


como quedan antes que nada ni nadie

los grandes,


¡no por jactanciosos!


los grandes

que nunca pierden su humildad,

¡su humanidad!


cumplía con su deber

y lo excedía;


A veces, se hacía la dura,

la enojada.


¡Pero cuánto nos quería!


-lo sabíamos-.


No hacía falta nada más que su mirada

-aprobadora o desaprobadora-


para sentirnos cuidados,

para sentir su calor, su confianza.


Ella partió


como ¡maldito sea!

se van los mejores;


pero están las enfermedades,

luego, los años...


y un día

nos encontramos solos


solos


sin aquellos personajes


que fueron y serán por siempre

nada menos que una parte muy importante

de nuestra vida;


que descanses como merecés

querida Elsa: 


mi directora, la de tantos,

en nuestra querida escuela primaria;


presente en las primeras letras,

en los primeros pasos,


en contribuir a moldear nuestro carácter,

a guiarnos,


iluminarnos


para siempre.




miércoles, agosto 23, 2023

No hubo avisos,

 no hubo indicios;


de pronto:


"papá está muy enfermo",

alguien reveló;


yo estaba yéndome,

siempre me estaba yendo,


siempre

en otra parte,


fuera de...

¿huyendo de...?


y seguí.


Mis circunstancias

estaban por modificarse,


ordenarse,

en muchos sentidos.


No tomé

conciencia de ello,


no en ese momento.


Pasó lo peor,

lo había imaginado


pero fue muy distinto

cuando sucedió;


un hombre de blanco

nos dijo que habían hecho

todo lo posible y blablabla


no pude escucharlo 

más.


Me había quedado sin papá.


Y eso era todo.


Un beso en la frente

y un te quiero


la última vez

que lo vi.


Luego, el beso

en una frente helada,


la nada.


¿Cómo explicarlo?


mis cosas estaban cambiando,

había mejorado en muchas cuestiones


y de pronto,


en unos pocos meses,

luego de tres días de internación,


el vacío.


Yo que me deshago en lágrimas

por absolutamente todo,


misteriosamente,

no pude llorar.


Cuando era muy chica

imaginaba qué pasaría

si no lloraba en el velorio de mis abuelos.


No sé si esto 

tiene algo que ver


con ni una lágrima

en el de mi papá.


Salí, conversé con gente

que dice siempre las mismas cosas,

ya sabemos,


¡hasta almorcé

y nunca almuerzo!


pasó ese momento,

pasó ese día.


Al siguiente, estaba en la calle

y de pronto, caminé, caminé

cada vez más a un ritmo más rápido.


Estaba ciega,

como envuelta en una niebla muy espesa.


Entonces sí,

grité,


¡grité!


sin importar quien me escuchara,

sin pensar, sin poder evitarlo,


no sé por qué 


de pronto,

ese grito que no fue ni será como ningún otro,


surgió desde adentro,

muy adentro mío,

 

como un estallido, como una explosión,


hasta convertirse

en un llanto imparable.


Estaba sola.


Mi papá había muerto.


No más sus tangos en el Winco,

no más sus retos,

sus consejos,


sus tés de tilo,

cuando estaba nerviosa por algún examen

o por lo que fuera,


no más


sus ojos verdes,

inolvidables.


no más


su presencia fuerte, única,

sólida.


Estaba sola.


Llorando en cualquier parte,

sin poder detenerme.


Tuve que preguntar

a quien haya sido

dónde estaba

y qué micro tenía que tomar para el regreso


a esa casa

en la que él ya no estaría.


No puedo explicar

la sensación de ese retorno:


el galpón vacío,


sus herramientas,

ordenadas, quietas.


¡el silencio!


continué con mis cosas,

como pude,


a pesar de la peor de mis pérdidas.


Aun así, supe enseguida

que mi vida

cambiaría,


inexorablemente.

lunes, agosto 21, 2023

Si estuvieras

 Si estuvieras


 en estos pequeños 

 martirios cotidianos;


¡si estuvieras!


en voz, en letras,

¡en presencia!


quizás,

tu abrazo lo convertiría todo;


Aunque sé bien

que a esta altura


debería bastarme

con mi propio abrazo,


ser yo misma

quien me dijera esas palabras precisas


para que todo o algo reinicie;


para que no opaque mi día

con ese, con cualquier conflicto;


para que recuerde

algo muy importante:


cuenta cada segundo,

cuenta cada minuto;


si me lo repitiera

con frecuencia,


si dejara de repetírselo a quien sea

y me lo auto-destinara,


probablemente


no estaría añorándote

ni a ningún otro,


convencida


de que solucionarían

cualquiera de mis dificultades.


O al menos,

las comprenderían,


me comprenderían.


Resulta

que una vez más


estoy huyendo 

de mis responsabilidades,


arrojándote y también a algunos más,

-incluso, a algunos que ya no están-,


mi ocasional o no

más, menos pesada mochila;


claro,

es mucho más cómodo

apoyarse en quien sea;


pues, encarar el devenir de la existencia,

ponerle el hombro


cuesta,


agobia,


da miedo.


De todos modos,

al parecer,


nadie vendrá a levantarme el ánimo,

a decirme qué debería hacer

qué decisión tendría que tomar.


Solo a mí atañen

mis enredos preocupantes


y debería dejar de preocuparme

y ocuparme


en verdad.


Muchas veces

nos confundimos.


Depositamos

ideas equívocas en otros,


los cargamos

con una extenuante problemática


que es solo nuestra;


y nos enojamos

si pretenden quitársela

o muestran desinterés;


los consideramos

hacedores de una especie de milagro:


el de resucitarnos,

el de levantarnos del sub-mundo,


el de devolvernos

esa energía en caída ¿libre?


por suerte,


esto me sucede

alguno que otro día,


o simplemente,

se trata de una fracción


y pasa.


Como todo.





viernes, agosto 18, 2023

Luces enceguecedoras

 Unos

 porque lo permiten todo,


 -a cambio de ciertos favores, claro-;


Otros

porque restringen, exigen, demandan,

se atienen a las leyes, controlan;


y los hay

que son una especie de mezcla rara

de los anteriores;


en tanto, la gente sigue


como puede;


por allá,

en medio del agua,

inundados hasta los ojos


esperando


a alguno de estos tres grupos,


¡alguien que se ocupe,

que encabece el pedido de ayuda,

que se moje los pies con ellos!


¡eso!


¡que se mojen los pies

con ellos!


ninguno


de cualquiera de los tres

sabe de miseria,


de no hallar el modo, los medios

para obtener el dinero

que sustentará la comida diaria;


ninguno

corrió a micros


por la mañana,

muy temprano


con ese miedo

a que lo asalten,


a que ataquen a alguno de los suyos,

¡a que lo maten!


si alguno de "ellos",

-los privilegiados, digamos-,

fue pobre,


es solo una anécdota,

¡hasta romántica!


en busca

de más y más enaltecimiento,


¡poder, dinero,

dinero, poder!


a los tres grupos

les interesa lo mismo;


en tanto,


la buena gente

cuenta las monedas


para pagar lo que puede,

comprar lo mínimo, si es que llega,


¡y solo soñar!


¡apenas, soñar!


con ese logro, ese objeto,

ese viaje, ese propósito;


se les dice

que no quieren trabajar.


Los hay, claro que sí.


Pero también

están los que "perdieron",


en un mundo

donde se vive en competencia,


se habla de ganadores y perdedores,

se arroja en la cara  de los más humildes


las casas más suntuosas,

los automóviles más lujosos,


en fin,


todo eso y más,

todo a lo que probablemente,


nunca lleguen a acceder.


Desde su humilde morada

los enceguecen las luces de la tele,


los brillos de los vestidos,

los trajes importados de los presentadores,


¡sus anécdotas!


¡tan distintas

a sus historias sencillas,


a su vida

con poco y nada,


a veces, nada!


así es el mundo

en que ¿vivimos?


nos convertimos en bestias,

-sin pretender ofender a ninguna especie animal-;


uno camina por cualquier calle

y nadie cede el paso,


si pueden, te arrastran

y nadie o muy pocos

se detiene a disculparse;


por eso, esa indiferencia

ante tantas escenas

de gente en medio del agua,

tormenta tras tormenta;


en algunos sitios, 

sin agua potable,

sin alimentos,


sin la posibilidad

de salir, de emerger,


de hacer algo

por sí mismos,


por los suyos.


Es fácil

criticar


detrás de una computadora, una tablet,

un celular;


es fácil 

decirles: "vagos de...".


Claro que los hay,

claro que existen quienes

prefieren vivir de otros, a cambio de lo que fuera

y en las condiciones que sean;


pero los hay

con dignidad.


Yo tuve, tengo la posibilidad de estudiar,

de leer muchísimos libros,


¡y tengo la posibilidad

o la suerte, habilidad, como sea


de escribir!


trabajé en distintos empleos

durante años;


pero pude acceder

tiempo después a la Universidad.


No todos pueden,

por varios motivos:


no todos cuentan con el apoyo necesario,

la contención, ¡el ejemplo!


más allá 

de las posibilidades materiales.


y los que pudimos tanto

de lo que no pudieron tantos


nos quejamos;


queremos siempre más y más,


nos comparamos con los que obtuvieron

esto y aquello;


no nos cuidamos,


no cuidamos nuestra cabeza,

¡nuestros pensamientos!


para así, modificar, reaprender,

aceptar, entender


lo que en verdad


la vida, no solo la nuestra,

la de los demás


significa;


y qué podemos hacer,

cómo podemos ayudar


a que algo, mínimo, siquiera,


siquiera estas, otras líneas


hagan ver,


contribuyan a ese posible regreso

a la humanidad,


en todo el sentido de la palabra.



jueves, agosto 17, 2023

Es "este" instante

 ¡Abrí los ojos!:


hay un universo

que aguarda por vos:


que definas, que hagas,

que digas, que defiendas,

que enfrentes;


¡que te empeñes

en cumplir tus sueños!


¡en defender tus libertades!


no digas: "todavía no",

"¿por qué?" "¿para qué?"

"ya no es posible" "probablemente...".


En tanto, tu proyecto aguarda, 

-porque hay un proyecto-,


hay un cosquilleo en tu interior

que no entendés, 


que te empuja;


no importa la situación,

no importa la edad, la economía,


ningún obstáculo,

¡ninguno!


debería poder

con eso que buscás,


eso que deseás con la cabeza,

con el alma, con el corazón;


hay tantas cosas,

tantos lugares, tantas posibilidades,


tantos caminos

por probar, por transitar,


¡ y nunca desistir!,


así se tropiece con una, varias piedras,


así llueva,

haga frío,

calor, el viento agite,

con toda su fuerza


el cabello,

las ideas, 


¡los obstáculos

no lo son tal,

 

ya verás!


de la nada

puede crearse un mundo;


con nada, con muy poco,

con lo impensado,


se puede ser feliz,


si se hace lo que se anhela,

si se deja de planear el exterminio de las ilusiones;


por el contrario, alimentarlas,

volverlas tangibles.


¿Hay tiempo?


no lo sabés, no lo sabemos;


tal vez, mucho,

tal vez, menos de lo que imaginamos.


Por ahora, lo único certero

es este momento, este plan,

estas opciones, este lanzarse;


quizás, mañana

pueda, también, concretarse

aquello que se persigue,


que desvela, que impide

pensar en otra cuestión;


no lo sabemos.


Este instante es nuestra vida,

es este instante, ¡este!


ahora mismo,


¡ya!

sábado, agosto 12, 2023

Frente a cafés humeantes

No lo acepto.


El tren

aún puede regresar,

detenerse


y descenderá

aquel joven, 

el que siempre reía,


el que besaba de ese modo único,


el que hablaba en voz muy alta

y soñaba...con tantas cosas;


¿se habrán cumplido esos sueños?


no lo sé.


Por mi parte,

me convertí en una "Penélope"

como la de la famosa "La Odisea".


Y aunque no esté sentada

en el banco de la estación,


en mi alma, 

en mi corazón


siempre estoy esperándote,


creo que hasta el final

de nuestras vidas.


Porque un gran amor

no pasa así como así;


mucho menos,

si tuvo idas y venidas,


regresos inesperados

o esperados,


promesas cumplidas,

incumplidas;


así no haya nuevos encuentros,


esperaré y entretanto

seguiré evocándote, evocándonos

entre letras, entre versos,


en el entramado de tantas historias;


entre visitas a la enredadera 

con flores violáceas,


frente a cafés humeantes,

esbozando escritos más, menos amorosos.


Entretanto,


seguiré, aunque no siempre,

recordando todo aquello,

lo inolvidable


y dejaré de pensar,

de entristecerme


con lo olvidable.


Serás mi musa

por siempre.


¿Seré tu musa?


quizás.



 

viernes, agosto 11, 2023

A no dejar escapar lo bueno

 Me toca un día de suerte,

 -según cierto horóscopo-;


¡es una suerte

estar vivo, poder respirar!


¡hacer esto o lo que se haga


o intentarlo!


es una suerte


tener lo necesario

para vivir


y algo más:

una inclinación, un hobbie,

¡una vocación!


un amor,


el cariño de tantas personas,

familiares, amigos, conocidos.


¿un don?

tal vez.


No puedo pedir más.


Pido por aquellos

que padecen carencias extremas;


por aquellos

a quienes falta alimento, abrigo,

¡agua potable!,

¡un techo!


la imposibilidad (real)

de acceder al aprendizaje,


de saberse incluidos;


de no sentirse

fuera de todo


y ser juzgados

por ello.


Los hay que no son buena gente,

como también los hay entre los que lo tienen todo


-o casi-.


Pero los hay, en verdad,

que están viviendo situaciones horrorosas,


no solo económicas

o habitacionales;


hablo de las víctimas de maltrato

de todo tipo,


-aun familiar-;


víctimas

a quienes nadie escucha,


(¡no les creen!)


víctimas de las que nadie

se hace cargo.


Hablo

de los que no tienen

ninguna posibilidad


de escaparle a esa pesadilla,


de rehacerse,


de volver a empezar.


Un día de suerte

significan muchos días de suerte,

para tantos de nosotros;


aprendamos

a agradecer, a valorar,

a no dejar escapar lo bueno:


A saber VERLO.






jueves, agosto 10, 2023

La enredadera seguía allí

 ¡Detengan a ese tren!


 -gritó-

 pero por dentro;


las lágrimas

le cerraban la garganta,


silenciaban

sus palabras;


¡el tren tan esperado!

pasó, una vez más,


un remolino de polvo a su alrededor,

¡y ese estruendoso ruido!


la enredadera violeta

seguía allí,


también los árboles,

los arbustos,


como si nada.


Es que nada 

ocurrió.


Nada

de lo que ella (¿y él?)

habían imaginado,


soñado, siquiera.


Ella se quedó en la estación

por si se arrepentía.


Otros trenes

se anunciaron para esa tarde,


como todas.


Pero él nunca regresó.


Ni esa ni otras tardes,

ni mañanas, ni noches;


pudo más 

el temor a enfrentar una realidad


nunca esperada,

menos, deseada;


El mundo de la fantasía

ya les era ajeno.


Poco

podía hacerse


para reconstruir

un universo compartido


que no perdiera, enseguida,

la magia.


Ella

volvió a su casa.


Las vías

durante un largo tiempo,


desiertas.


El viento invernal,

impiadoso


azotaba las ventanas.



Un festejo muy ansiado

 Extraño

 a los patos,


los que se deslizan,

impecables,


cual nubes muy blancas,


por los lagos

de Palermo;


siempre me digo:

tengo que ir,


amo ese lugar,

la vegetación, el aire,

¡la vida!


que desprende

toda esa maravilla.


Voy a volver

por ahí


muy pronto.


Me alejé

un tiempo

de la naturaleza,


solo físicamente,


nunca espiritual

ni mentalmente,

desde ya.


Necesito respirar

ese aire,


reír, emocionarme


cuando el pato más grande

coloca en el agua a los pequeños,

colgados de su pico;


insisto:


¡no hay nada 

que pueda competir

con la naturaleza!


prometo me verán por ahí,

dentro de poco,


quizás


para festejar

un festejo muy ansiado.


Volveré

a esos sitios

muy muy pronto...


¡y también la magia!

miércoles, agosto 09, 2023

Un sueño por inventar

 Siempre creí

 -o no pensaba en esto

 y me doy cuenta ahora-


que tener esto o aquello,

recibirse, conseguir un buen trabajo,


estar en pareja,


tener muchos amigos,

no sé, festejar los cumpleaños,

viajar,


salir adonde sea;


en fin,


lo que todos hacen

o, al menos, consideran importante


era lo que había que hacer,

era lo que se necesitaba;


de hecho, parecía

no poder prescindirse de nada de ello;


con el tiempo


aprendí,

aprendo


que esa sensación incomparable

no "está" en lo que se tiene,


ni en el título, ni en el trabajo,

ni en los bienes materiales;


sino en gozar

de lo más pequeño, insignificante para tantos:


un café,

un cuaderno, una lapicera,


un sueño incumplido,

un sueño por inventar;


una historia que contar,

una historia que será historia;


así llegarán vivencias

actuales, diferentes;


que nada tendrán que ver 

con esos requisitos incorporados


como absolutamente imprescindibles

para una vida plena;


una vida plena

vinculada a las emociones,


al latir,


aspirar el aroma de una nueva mañana;


¡poseer, por siempre, libertad de expresión,

de movimiento, de pensamiento,

de ideas!


las manos

no solo para recibir;


las manos

para crear, para hacer,

para ser


quien se es;


nada como ello.


Saber distinguir

lo que en verdad importa:


la naturaleza, esos benditos árboles,

ese cielo, esas nubes, esos paisajes


en la estación que sea,


el gesto, la sonrisa del vecino,

del amigo, del familiar, de cualquiera;


la devolución de ese gesto,

¡de esa sonrisa!


cuestiones

que parecen comunes, 

nada trascendentales.


Y lo son.


Como uno es tratado,

como uno es comprendido,

aceptado


influye e influirá

en cada movimiento que se haga,

en cada decisión que se tome,


en cada labor,

en cada momento del día,

¡de todos los días!


si no se es empático,


si no nos demuestran empatía,


¡respeto, afecto!


si no somos libres,

si somos condenados por ello,


si nosotros condenamos, 


si discriminamos

o somos discriminados,


nada

 

de todo lo que tengamos,

creamos tener u obtener:


objetos, títulos,

grandes logros, bienes

de todo tipo,


pareja, muchos amigos;


nada de todo eso


nada de nada


podrá saciar

esa sed de plenitud,


de paz

con uno mismo.


De felicidad


auténtica.









lunes, agosto 07, 2023

Huir de la felicidad

 Entre las tantas miradas

 que se cruzan con la mía,


acá nomás,

al salir de mi casa,


en las veredas,

en las calles,


en los comercios,


en alguno que otro café,


donde sea;


entre las muchísimas miradas,

algunas conocidas, otras que no distingo

o jamás vi


se desliza

una mirada que jamás olvidaré,


por más que crea que es así,

por más que lo intente


o ya ni siquiera lo intente.


Ojos soñadores

como pocos,


con una picardía,

muy particular,


al mismo tiempo;


miradas que sabían

lo que tenían o deseaban expresar


siempre.


Me observo en el espejo:

¡cómo cambió mi propia mirada

desde que no veo, ni siquiera en fotografías,

la tuya!


quedó instalada

esa expresión

que sí ríe, ocasionalmente,


pero tiene mucho llanto

encerrado,


oculto


para quienes no me conocen,

también para los que sí.


(¿Por qué contarles

esta historia tan triste?)


un día...

¡que venías!


miles de kilómetros

atravesaste.


Yo esperando,

no sabiendo qué hacer,

qué iría a pasar o qué no iría a pasar,


yo esperando,

ansiosa, temerosa, alegre,

pero no tanto;


imaginé, de algún modo,

que no iría a suceder.


Tu tren pasó

¡literalmente!

frente a mi balcón


pero no bajaste.


No te atreviste.


Tuviste miedo, ¡no eran tan intensos esos sentimientos,

esa pasión!


tal vez, consideraste que no valía la pena 

el riesgo de perder tu estúpida rutina,

con todas esas personas que ni siquiera te importan.


Yo lo sabía.


Tampoco fui la "gran valiente".


Hubo una ocasión en que pudimos,

en que casi lo conseguimos


y reconozco haber sido yo

la que, quizás, temió perder su estúpida rutina.


Así somos, a veces,

las personas


o algunas.


Tantos deseos,

tantos planes, 

todas esas ansias incontenibles


y cuando podemos lograr

algo, lo que fuera


nos retiramos,

nos negamos,


nos ocultamos.


¡Como si huyéramos


de la felicidad!


viernes, agosto 04, 2023

¡Aún estamos aquí!

 En ocasiones,

 uno despierta sobresaltado;


tal vez, un temor que fue antes reprimido,

un dolor escondido en el pecho


que nunca o solo a veces

uno se atreve a reconocer, a reconocerse;


luego uno ve ese sol,

esa casa junto al pino,


estallando en reflejos

de una primavera que está tan cercana;


ve un cielo azul impecable,

como recién estrenado;


ve esa bandada de pájaros,

escucha sus silbidos, su trinar


y todo parece equilibrarse;


no hay padecimiento

que se resista al estado de embeleso

que solo la naturaleza nos da


incondicionalmente.


Luego están las cosas que nos gustan,

luego están los amores, los de ahora, los de antes,

los de nunca;


está la música,

están las risas que se escuchan a lo lejos.


Un mundo con miles de problemas.


Pero aún estamos aquí.


Algún dios, divinidad, el universo

así lo dispuso


y le agradecemos,

¡cuanto más deberíamos agradecer!


es cierto.


Tenemos problemas, preocupaciones,

cuestiones que parecen insalvables.


Pero nuestros labios

aún pueden sonreír,


nuestras manos, acariciar,

nuestro paladar, saborear el humeante café


que nosotros mismos

nos preparamos.


¿Un día como todos?


es lo que parece.


Nunca se sabe qué puede acontecer,


a quién podríamos conocer,

con quién podríamos encontrarnos


de nuevo.


También,

a quién podríamos dejar ir


y relajarnos

ante el alivio de la pesada carga.


Tomar agua, respirar,

sentirnos revivir,


leer ese libro,

ocuparnos en nuestras labores,


escribir, los que lo hacemos,


compartirlo,

alegrarse por haberlo hecho,


por quienes

han reparado en nuestro trabajo,

el que sea.


Pero fundamentalmente,

gozar por el hacer, el ser,

el soñar, el planear,


¡insistir en sostener la ilusión,

el impulso vital, el objetivo!


este día soleado y fresco

nunca regresará.


Cada día, sea cual sea el clima,

tampoco lo hará.


Tomar conciencia de ello, supongo,

sería más que positivo.


¡Sería el incentivo!


acabaría con la ansiedad,

la angustia, los miedos,


los pensamientos negros.


los ruidos molestos

solo serían sonidos lejanos,


ya no perturbarían.


Nuestra  melodía interior

lo abarcaría todo,


al colmarnos de paz,


de amor.





jueves, agosto 03, 2023

Malgastar vida

 Con el tiempo,

 algunos vamos viéndolo todo


 y a todos:


conocidos, amigos,

compañeros, vecinos,


¡familiares!


desde otro punto de vista.


Nos quitamos el ropaje en blanco o negro

y nos sumergimos en los grises;


alguien

que nos insultó, nos lastimó,


se convierte:


un cambio de perspectiva

puede transformar ese hecho

¡y tantos!


observarlo o imaginarlo

y ver, realmente, al ser humano que es,


con sus debilidades,

sea por miedo, por ignorancia, por orgullo


¡cometió un error!

tal vez. no pudo con tal o cual situación;


¡no era en nuestra contra!

¡no era apuntando 

a nuestra persona!


así, dejamos de colocarnos

de algún modo,


en el rol de víctimas.


Comenzamos a reconocer nuestras propias equivocaciones,

probablemente, nuestra manera de juzgar haya sido inflexible,


sin habernos detenido, en muchas ocasiones,

frente al panorama completo;


claro que nos faltaba experiencia

y eso se adquiere con los años,


con las distintas vivencias;


nadie fue tan malo

como uno lo instaló


¡malgastar vida

con excesivos enojos, sufrimientos!


se trata de empatía.


Eso es ponerse en el lugar de tantos,

-también ellos en el nuestro, desde ya-.


Pero el tema acá

es con uno;


lo que hagan los otros

es su problema,


bastante arrastramos

nuestros pesados prejuicios,


nuestros injustificados desprecios;


maltratamos

a quien o quienes

no lo merecían.


Y aunque

hayamos considerado que lo merecían,


así nuestro padecimiento

hubiera sido terrible,


no sirve,


solo destruye

quitarse energía,


¡quitarse ánimo, sonrisas,

alegría!


llorar

hasta extinguirse.


No sirve.


Asumir nuestras fallas,

sin dejar de ver las de los demás


es crecer.


El otro

es uno.


¡Cuántas veces

condenamos


palabras, acciones

que nosotros mismos 

cometemos!


Y no nos damos cuenta.


Hasta que un día

nos sentamos


a pensar,

a intentar comprender,


aceptar,


nos decidimos a observarnos en el espejo

pero no de reojo.


Nos miramos de frente,

como sea que estemos o nos sintamos;


entonces...


¿no tuve que ver también

en esto?


¿no fui partícipe

de lo que tanto critico?


¿no soy también "malo",

según las circunstancias?


muchas veces,

no se trata de amores, desamores, abandonos;


se trata

de nuestro orgullo herido:


Lanzamos, entonces,

miles de flechas venenosas.


Luego, probablemente,

nos sintamos culpables,


¡pidamos perdón!


pues tal vez sea


demasiado tarde.






 



Cristina Del Gaudio

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