miércoles, agosto 09, 2023

Un sueño por inventar

 Siempre creí

 -o no pensaba en esto

 y me doy cuenta ahora-


que tener esto o aquello,

recibirse, conseguir un buen trabajo,


estar en pareja,


tener muchos amigos,

no sé, festejar los cumpleaños,

viajar,


salir adonde sea;


en fin,


lo que todos hacen

o, al menos, consideran importante


era lo que había que hacer,

era lo que se necesitaba;


de hecho, parecía

no poder prescindirse de nada de ello;


con el tiempo


aprendí,

aprendo


que esa sensación incomparable

no "está" en lo que se tiene,


ni en el título, ni en el trabajo,

ni en los bienes materiales;


sino en gozar

de lo más pequeño, insignificante para tantos:


un café,

un cuaderno, una lapicera,


un sueño incumplido,

un sueño por inventar;


una historia que contar,

una historia que será historia;


así llegarán vivencias

actuales, diferentes;


que nada tendrán que ver 

con esos requisitos incorporados


como absolutamente imprescindibles

para una vida plena;


una vida plena

vinculada a las emociones,


al latir,


aspirar el aroma de una nueva mañana;


¡poseer, por siempre, libertad de expresión,

de movimiento, de pensamiento,

de ideas!


las manos

no solo para recibir;


las manos

para crear, para hacer,

para ser


quien se es;


nada como ello.


Saber distinguir

lo que en verdad importa:


la naturaleza, esos benditos árboles,

ese cielo, esas nubes, esos paisajes


en la estación que sea,


el gesto, la sonrisa del vecino,

del amigo, del familiar, de cualquiera;


la devolución de ese gesto,

¡de esa sonrisa!


cuestiones

que parecen comunes, 

nada trascendentales.


Y lo son.


Como uno es tratado,

como uno es comprendido,

aceptado


influye e influirá

en cada movimiento que se haga,

en cada decisión que se tome,


en cada labor,

en cada momento del día,

¡de todos los días!


si no se es empático,


si no nos demuestran empatía,


¡respeto, afecto!


si no somos libres,

si somos condenados por ello,


si nosotros condenamos, 


si discriminamos

o somos discriminados,


nada

 

de todo lo que tengamos,

creamos tener u obtener:


objetos, títulos,

grandes logros, bienes

de todo tipo,


pareja, muchos amigos;


nada de todo eso


nada de nada


podrá saciar

esa sed de plenitud,


de paz

con uno mismo.


De felicidad


auténtica.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores