Siempre creí
-o no pensaba en esto
y me doy cuenta ahora-
que tener esto o aquello,
recibirse, conseguir un buen trabajo,
estar en pareja,
tener muchos amigos,
no sé, festejar los cumpleaños,
viajar,
salir adonde sea;
en fin,
lo que todos hacen
o, al menos, consideran importante
era lo que había que hacer,
era lo que se necesitaba;
de hecho, parecía
no poder prescindirse de nada de ello;
con el tiempo
aprendí,
aprendo
que esa sensación incomparable
no "está" en lo que se tiene,
ni en el título, ni en el trabajo,
ni en los bienes materiales;
sino en gozar
de lo más pequeño, insignificante para tantos:
un café,
un cuaderno, una lapicera,
un sueño incumplido,
un sueño por inventar;
una historia que contar,
una historia que será historia;
así llegarán vivencias
actuales, diferentes;
que nada tendrán que ver
con esos requisitos incorporados
como absolutamente imprescindibles
para una vida plena;
una vida plena
vinculada a las emociones,
al latir,
aspirar el aroma de una nueva mañana;
¡poseer, por siempre, libertad de expresión,
de movimiento, de pensamiento,
de ideas!
las manos
no solo para recibir;
las manos
para crear, para hacer,
para ser
quien se es;
nada como ello.
Saber distinguir
lo que en verdad importa:
la naturaleza, esos benditos árboles,
ese cielo, esas nubes, esos paisajes
en la estación que sea,
el gesto, la sonrisa del vecino,
del amigo, del familiar, de cualquiera;
la devolución de ese gesto,
¡de esa sonrisa!
cuestiones
que parecen comunes,
nada trascendentales.
Y lo son.
Como uno es tratado,
como uno es comprendido,
aceptado
influye e influirá
en cada movimiento que se haga,
en cada decisión que se tome,
en cada labor,
en cada momento del día,
¡de todos los días!
si no se es empático,
si no nos demuestran empatía,
¡respeto, afecto!
si no somos libres,
si somos condenados por ello,
si nosotros condenamos,
si discriminamos
o somos discriminados,
nada
de todo lo que tengamos,
creamos tener u obtener:
objetos, títulos,
grandes logros, bienes
de todo tipo,
pareja, muchos amigos;
nada de todo eso
nada de nada
podrá saciar
esa sed de plenitud,
de paz
con uno mismo.
De felicidad
auténtica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario