Unos
porque lo permiten todo,
-a cambio de ciertos favores, claro-;
Otros
porque restringen, exigen, demandan,
se atienen a las leyes, controlan;
y los hay
que son una especie de mezcla rara
de los anteriores;
en tanto, la gente sigue
como puede;
por allá,
en medio del agua,
inundados hasta los ojos
esperando
a alguno de estos tres grupos,
¡alguien que se ocupe,
que encabece el pedido de ayuda,
que se moje los pies con ellos!
¡eso!
¡que se mojen los pies
con ellos!
ninguno
de cualquiera de los tres
sabe de miseria,
de no hallar el modo, los medios
para obtener el dinero
que sustentará la comida diaria;
ninguno
corrió a micros
por la mañana,
muy temprano
con ese miedo
a que lo asalten,
a que ataquen a alguno de los suyos,
¡a que lo maten!
si alguno de "ellos",
-los privilegiados, digamos-,
fue pobre,
es solo una anécdota,
¡hasta romántica!
en busca
de más y más enaltecimiento,
¡poder, dinero,
dinero, poder!
a los tres grupos
les interesa lo mismo;
en tanto,
la buena gente
cuenta las monedas
para pagar lo que puede,
comprar lo mínimo, si es que llega,
¡y solo soñar!
¡apenas, soñar!
con ese logro, ese objeto,
ese viaje, ese propósito;
se les dice
que no quieren trabajar.
Los hay, claro que sí.
Pero también
están los que "perdieron",
en un mundo
donde se vive en competencia,
se habla de ganadores y perdedores,
se arroja en la cara de los más humildes
las casas más suntuosas,
los automóviles más lujosos,
en fin,
todo eso y más,
todo a lo que probablemente,
nunca lleguen a acceder.
Desde su humilde morada
los enceguecen las luces de la tele,
los brillos de los vestidos,
los trajes importados de los presentadores,
¡sus anécdotas!
¡tan distintas
a sus historias sencillas,
a su vida
con poco y nada,
a veces, nada!
así es el mundo
en que ¿vivimos?
nos convertimos en bestias,
-sin pretender ofender a ninguna especie animal-;
uno camina por cualquier calle
y nadie cede el paso,
si pueden, te arrastran
y nadie o muy pocos
se detiene a disculparse;
por eso, esa indiferencia
ante tantas escenas
de gente en medio del agua,
tormenta tras tormenta;
en algunos sitios,
sin agua potable,
sin alimentos,
sin la posibilidad
de salir, de emerger,
de hacer algo
por sí mismos,
por los suyos.
Es fácil
criticar
detrás de una computadora, una tablet,
un celular;
es fácil
decirles: "vagos de...".
Claro que los hay,
claro que existen quienes
prefieren vivir de otros, a cambio de lo que fuera
y en las condiciones que sean;
pero los hay
con dignidad.
Yo tuve, tengo la posibilidad de estudiar,
de leer muchísimos libros,
¡y tengo la posibilidad
o la suerte, habilidad, como sea
de escribir!
trabajé en distintos empleos
durante años;
pero pude acceder
tiempo después a la Universidad.
No todos pueden,
por varios motivos:
no todos cuentan con el apoyo necesario,
la contención, ¡el ejemplo!
más allá
de las posibilidades materiales.
y los que pudimos tanto
de lo que no pudieron tantos
nos quejamos;
queremos siempre más y más,
nos comparamos con los que obtuvieron
esto y aquello;
no nos cuidamos,
no cuidamos nuestra cabeza,
¡nuestros pensamientos!
para así, modificar, reaprender,
aceptar, entender
lo que en verdad
la vida, no solo la nuestra,
la de los demás
significa;
y qué podemos hacer,
cómo podemos ayudar
a que algo, mínimo, siquiera,
siquiera estas, otras líneas
hagan ver,
contribuyan a ese posible regreso
a la humanidad,
en todo el sentido de la palabra.
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