Me toca un día de suerte,
-según cierto horóscopo-;
¡es una suerte
estar vivo, poder respirar!
¡hacer esto o lo que se haga
o intentarlo!
es una suerte
tener lo necesario
para vivir
y algo más:
una inclinación, un hobbie,
¡una vocación!
un amor,
el cariño de tantas personas,
familiares, amigos, conocidos.
¿un don?
tal vez.
No puedo pedir más.
Pido por aquellos
que padecen carencias extremas;
por aquellos
a quienes falta alimento, abrigo,
¡agua potable!,
¡un techo!
la imposibilidad (real)
de acceder al aprendizaje,
de saberse incluidos;
de no sentirse
fuera de todo
y ser juzgados
por ello.
Los hay que no son buena gente,
como también los hay entre los que lo tienen todo
-o casi-.
Pero los hay, en verdad,
que están viviendo situaciones horrorosas,
no solo económicas
o habitacionales;
hablo de las víctimas de maltrato
de todo tipo,
-aun familiar-;
víctimas
a quienes nadie escucha,
(¡no les creen!)
víctimas de las que nadie
se hace cargo.
Hablo
de los que no tienen
ninguna posibilidad
de escaparle a esa pesadilla,
de rehacerse,
de volver a empezar.
Un día de suerte
significan muchos días de suerte,
para tantos de nosotros;
aprendamos
a agradecer, a valorar,
a no dejar escapar lo bueno:
A saber VERLO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario