viernes, enero 24, 2020

Ellos, los árboles

Nadie escuchará tu aullido
a nadie importa
si te dañó
aquello;

si esas palabras azotaron tu cabeza,
doblegaron tu ser

al punto de casi no reconocerte.

No.
Nadie.

Ni esa vez, ni ahora,
Ni más tarde, ni otro día
alguien advirtió ni va a advertir

la cuerda que te impide respirar,
el grito, silenciado,
oculto en tu mirada;

esa inconsolable decepción
que sonreís por la calle.

Solo los árboles, sus hojas,
sus flores
pueden contener, sin proponérselo,
una antigua aunque vigente abstinencia

que disimulaste
para no saberte tan herido.

Ellos,
los árboles, sus procesos biológicos
continuarán

sin saber en qué medida reactivaron tu piel,
tus energías, tu espíritu;

sin saberse, en absoluto
responsables

de la reaparición
-cada vez, menos ocasional-,

de tu otra sonrisa:

la de puertas adentro.





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Cristina Del Gaudio

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