miércoles, enero 22, 2020

Escapar de la propia desnudez

No me digas que en ese abismo oscuro,

no me digas que es verdad,
que te perdiste;

¿cómo hago, ahora, para encontrarme?

no me digas que ya no podés
porque yo no sé si esta vez podré;

hay un dolor oscuro en tu alma,
la corroe,

parece tan definitivo;

-lamento estar tan lejos de tu pensamiento-.

Ese dolor
inconfesable, temeroso
te hace ver tan solo, tan pequeño;

mi alma se extiende cuanto puede
para escapar de su propia desnudez,

de sus miserias cotidianas.

Dejame que esté
en este momento, como en otros;

dejame acceder a ese sitial,
palacio perfumado de los seres celestiales;

¡vamos por ese milagro,
no aflojes!

en alguna parte,
por un instante,
nuestros espíritus volverán a fusionarse

y tu mirada única, incomparable,
se proyectará en mis ojos
que nunca más brillaron
de aquel modo;

estos fragmentos
en que se segmentó nuestra historia
¿podrán volver a reunirse?;

un principio,
una posibilidad,

o, quizás, el inevitable final:

fragmentos,
tan solo.

Volarán, sin un orden prefijado,
cual hojas secas,
hasta resquebrajarse,

no podrán, claro, revivir

ni en ese,
ni en ningún lugar

de los que alguna vez,

fueron parte.

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Cristina Del Gaudio

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