lunes, diciembre 16, 2019

¡Improvisemos!

Tiempo perdido.

Años, meses, instantes,
muchos menos amaneceres,
muchos menos cielos azules,

muchas menos
puestas de sol,

mucho menos interés
en integrar esa paz que brinda la proximidad
de un lago, de un río, del mar;

muchas menos inquietantes
noches de luna;

muchos menos árboles,
verdes, amarillos, rojos, rosados,

¡todas las estaciones!

el viento, las más intensas tempestades,
no consiguieron sacudir
toda esa energía mortuoria;

los miedos, la ansiedad,
casi siempre,
inútiles;

en fin, pasó otro fin de semana,

y de nuevo, lunes,
mañana de lunes,
un sol a pleno
que apenas, valoramos,

¡un día tan bello!

pasaron las 8,
las 9...llegaron las 11

y el tiempo
se va acabando

¡se va acabando!

y seguimos penando
por lo que quizás, nunca suceda,

penando cuando hay penas
¡penando por si las hubiera!

de a poco,
nos fuimos quitando
hasta el permiso
para soñar;

¡soñar con esos amores,
esos besos, gestos, decires,

dignos de recordar

que el inconsciente
-y el consciente-
nos ofrecen!

para así,
transformar cada mañana
o alguna que otra,

¡siquiera, por un rato!

si dejáramos de fabular
catástrofes que aún no se produjeron,
que quizás, nunca lo hagan;

si dejáramos de bloquear
esos exquisitos instantes de ensueños,
ese valioso re-intento de alegría,
de verdadera alegría;

podría darse una situación,
un encuentro,
inesperados

que sacudieran las pelusas de la ira,
el polvo añejo de ese escepticismo crónico

al que otorgamos el poder absoluto
sobre nuestro espíritu.

No quitemos el sabor,
el aroma, el color

a cada una de las instancias.

No dejemos
que la vida se nos vaya;

no cedamos
ante la desidia,

esos malditos: no puedo,
no es posible, no es para mí,
mejor no,
mejor, mañana o no sé, otro día.

¡no!

probemos, probémonos frente al espejo,

ensayemos aquella sonrisa,
la de los tiempos que hoy consideramos
mejores.

por eso, por lo que fuera

pero antes que nada por nosotros,

resulta imperativo
abrir la mirada,
el corazón,
el alma,

re-descubrir lo cotidiano,
quitarle el tedio;

buscar, indagar, hacer
algo distinto

¡siempre lo hay!

devolvámonos
el impulso,

¡improvisemos!

creando, inventando

vivencias
insospechadas.




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Cristina Del Gaudio

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