que perdiéndote
me encontraría;
yo no sabía quién era,
no me había dado cuenta;
me gusta
lo que hallé en mí,
así, haya tenido que arrastrarme
por los tétricos caminos
de tu locura;
Así,
me haya perdido un rato largo
en los inciertos laberintos de tus
distintas caras;
así,
haya dejado a un lado, por muchísimo tiempo
la dignidad;
crecí, ¡cuánto crecí!
aun en medio de esa mugre;
inundada, nubladas la vista,
la razón,
por todas esas palabras letales;
esa insensibilidad
jamás imaginada;
creí conocerte
y no.
Entendí que en principio,
debía tratar de conocerme
a mí misma.
No según la imagen que otros tenían o
tienen,
tampoco, según la imagen que yo misma tenía;
conocerme
de verdad.
Aquí estoy, señoras y señores:
buena, mala, cariñosa,
obsesiva, celosa,
despectiva, empática,
popular, impopular;
aislada de todos, de todo,
con todos, con todo;
desangrándome por causas perdidas,
ignorando causas que deberían preocuparme;
podría decirse, un universo de yoes
definitivamente, contradictorio:
amor-odio
odio- amor
Esta
y mucho más -o menos-
soy yo.
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