viernes, diciembre 13, 2019

Lo ínfimos que somos

Cuando uno
se siente mal,

solo, triste,
decepcionado,

basta con detener,

poner un freno, de una vez por todas,
a tantísimos pensamientos tortuosos.

Basta
con mirar el cielo,

es solo un instante.

Entender
lo ínfimos que somos,

la grandeza
que nos abarca y enaltece,

su belleza,
noble, divina,

la que tantos intentaron
reproducir
con cierta fidelidad;

¡su poder
transformador!

cuando todo parece
ir en contra,

desmoronarse,

cuando
no se ve o no se intenta ver
el horizonte,

es preciso parar la cabeza,
congelar la razón, por un rato,

dejar que la imaginación
haga lo suyo,

vuele quién sabe hacia qué lugares,
por qué medios, por qué motivos,
por cuánto tiempo,

sin ponerle obstáculos,

dejándola acompañar el cortejo de los pájaros,

aliarse con el viento,
envuelta en el laberíntico torbellino
de todas esas hojas,

de las copas de los pinos y otros árboles,

¡embriagada de oxígeno,
de vida!

solo hay que estar ahí,
sin pensar en nada más,

no hay minuto siguiente,
no hay esperas, no hay apuros,
no hay premios,
no hay castigos;

uno

y la naturaleza.

El espíritu, a sus anchas,
fraternizado, ¿quién sabe?
con tantos otros

ávidos,
¡curiosos, valientes, desafiantes!

en pos

de una misma premisa:

abandonar
el bagaje
que nos pesa, nos invade,
nos agujerea el hígado

desde hace tanto.

Encender, de nuevo,
el motor del intento,
vislumbrar ese cambio;

si hay cierto retroceso
será a lo que éramos,
a lo que siempre fuimos

en tanto hoy nos sirva,
nos re-estimule;

¡así, nos convenzamos de no tener las fuerzas suficientes!

por eso, insisto,
dejemos el pensar persistente, refutador,

soñemos con la posibilidad

sumemos la experiencia de los años,
no aniquilemos la creatividad,

no abandonemos el camino

modifiquémoslo, si es necesario;

sigamos cultivándolo,
agreguemos nuevas especies,
reguémoslo, día tras día;

aceptemos, adaptémonos a los cambios,
en lugar de negarlos,
encerrarnos en posturas cavernícolas;

¡no dejaremos, por ello, de existir!

al contrario,
seguiremos siendo jóvenes,

¡más jóvenes, todavía!

mucho más sabios,
abiertos a los nuevos inicios,

aprendizajes,

sin apartarnos de nuestra esencia,

dispuestos a aceptar,
-también, a objetar-,

a crecer,

a  interactuar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores