lunes, diciembre 30, 2019

Mi sueño, mi pesadilla

Un sueño,
uno solo.

¿El mismo?

quizás.

Con el tiempo
hay vivencias,
actitudes, pensamientos

que cambiaron
y siguen cambiando.

Y está bien.

La cuestión
es que ese sueño me mantiene en vigilia;

me persigue
día y noche,

me atormenta
aun, en mis actos más simples;

me ilusiona
y desilusiona

al mismo tiempo.

Mi sueño
es mi sostén,
mi aliciente,

un sentimiento convertido en idea
que me impulsa a levantarme,

a seguir insistiendo,

a seguir.

También,
la mano que me hunde
una mentira que exhibe
lo que no va a sucederme;

la voz, el susurro
que tienta
para, enseguida, esfumarse;

mi sueño,
ese sueño

no va a dejarme;

apenas, si sirve
para que escriba sobre él,

para que la creatividad
no se extinga;

disparador certero de tremendas emociones,
contenidas, incontenibles;

ansias
que en vano,
esperan ser apaciguadas;

mi sueño

es, además, mi peor pesadilla.

Pero no podría
abstenerme;

no soporto el tedio,
el repetir esto, lo otro,
lo demás,

día tras día;

¡no puedo vivir
sin ese sueño,
como se de, como se presente!

cuando pienso en mi sueño,
-es decir, casi todo el tiempo-,
puedo imaginar que lo estoy viviendo

¿por qué no?

aquel gran poeta decía
que la vida es sueño;

tal vez, no se trate simplemente
de una experiencia onírica;

es probable
que toda mi vida esté
vorazmente asida

a ese sueño,

¡mi bello, abrumador, sueño!

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Cristina Del Gaudio

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