lunes, noviembre 25, 2019

Tus ojos, inimitables

Otra vez
la noche.

Y seguirá repitiéndose
ese traspaso

de la luz a la oscuridad
de la pequeña certeza de tus palabras,
de su poder mágico

al silencio
de ruidos intolerables.

Así, sigue sucediendo.

Hay días en que se tolera mejor
esta insistencia del tiempo en no reunirnos;

hay días en que el día no se distancia tanto de la noche
y entonces no sé si estoy despierta o dormida

cuando te sueño, te imagino de mil maneras
abrazado a mi alma
que no se cansa de buscarte.

Hay días en que no es tan gris
la existencia

que parece que algo va a ocurrir

y nada.

Y otra vez calculo las horas que nos separan,
cuando aquí muere la tarde
cuando tu noche ya es profunda y calma.

Hay días.

Me obligo a no pensar en tus ojos, inimitables
mirando a otros que apenas te distinguen;

en tanto, los míos
ya no pueden verte.

Llegó la noche,
la noche profunda

sin calma.

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Cristina Del Gaudio

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