¿Qué busco?
ni yo lo sé.
Busco que aquello no hubiera sido
o no hubiera sido así, como fue;
tal vez, hallar un indicio,
una brizna de polvo, una huella sobre un papel,
una ráfaga,
repentina
lo que fuera que delate
una presencia,
una presencia
que debo reconocer,
pertenece a otro tiempo,
que hace rato
dejó de estar presente.
Pues, entonces
¿qué busco?
¿qué espero hallar?
algo que me diga más,
que me revele lo que fuera,
¡que esa persona retratada en esa fotografía hable,
grite mi nombre!
una imagen sonriente y muda,
-milagrosamente,
lo único que dejaste-
al exterminarme
por completo,
apenas, con la excusa,
de "recuperar tu vida",
¡como si yo hubiera pretendido
quitártela!
¿viste, acaso, que portara algún arma,
te sentiste amenazado?
la única amenaza
que quizás, pudo intimidarte
fue todo ese amor,
expresado en mil escritos,
en dos mil elogios o más,
en trescientas, quinientas mil
palabras;
fueron tres años,
no, en realidad, dos más,
escribiendo, casi sin parar;
decías ser mi "muso",
-nunca te aclaré
que no existe el masculino-;
de algún modo,
fuiste, sos,
seguís siendo
un importante, particular,
motivo de inspiración.
¿acaso, ahora mismo
no estoy mencionándote?
y sí,
fuí, soy,
seré
tu amenaza,
-tus sueños, supongo,
me darían la razón-;
pero es tu mente
la que me transformó en ello,
es tu alma
la que sabe de esas cosas,
la que siente lo que no se anima a admitir,
ni a confesar,
ni a confesarse.
Amenaza, sí,
de un amor como pocos,
amenaza, sí
de una vida
tan distinta,
ufff, muy distinta;
una celebración de vida,
una fiesta, una celebración infinita,
a la que temiste antes,
luego, también
incluso, hace no tanto;
todo ese placer,
pasión, intensidad,
emoción
fueron, serían
esa amenaza
de la que huiste
en pos de la "paz",
-en realidad,
de la ausencia de sorpresas-;
¡tan a salvo
en tu refugio!
oculto
en el cobijo, la contención
que ofrece,
al parecer, a diario,
tu previsible
vida lineal.
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