¿Depende de mí?
depende de todos,
proponerse
un comienzo distinto,
un día
de entendimientos;
un día
en que no se busque,
no se goce, en algunos casos,
con el daño que hacemos a otros,
pues esos otros
también somos nosotros,
porque también
nos daña,
como humanos que somos.
Sería bueno
que nos lo replanteáramos;
todos tenemos problemas,
nos hierve la cabeza, nos estalla
cuando prevemos y a veces, constatamos
situaciones
que nos superan,
o intentan superarnos.
Parece utópico,
de hecho, lo es, para muchos,
ni estas líneas, ni otras
van a lograr que algo cambie
y si consiguen que alguno,
uno solo
piense en esto,
es más que suficiente.
Gocemos este día,
con nuestros más
y nuestros menos,
con nuestras carencias,
con todos esos temores
que nos aquejan,
con la incertidumbre
que en ocasiones, anticipa
una catástrofe
que nunca
llega a producirse.
¡hay tanto que imaginamos,
tanto por lo que sometemos al cuerpo,
a la cabeza,
a un estado de alarma!
¿para qué?
¿por qué?
dejemos a un costado
por un momento,
toda esa pesadumbre,
ese griterío que entorpece la razón,
la posibilidad de una quietud espiritual;
quizás, así,
podamos transmitirlo
a otros
y estos, a su vez, a otros más
tal vez, algún día
podamos despertar sonrientes,
relajados,
sin este estado de alerta;
despojados de nada que no sea
la paz, la aceptación, (no digo resignación),
la voluntad, el ansia
de enfrentar el día de otra manera.
Sería, supongo,
un buen comienzo:
el hacer lo cotidiano,
beber nuestro café,
lo que sea
con la mirada puesta
en el recorte de cielo
que podemos ver
desde nuestra ventana,
y en su totalidad,
desde nuestro ser interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario