Quiero volver a soñar
no ya pesadillas,
no esos sueños confusos,
perturbadores,
con ideas, personas,
palabras que acumula el inconsciente,
gritos que la cabeza
capturó durante el día
y estallan
en sobresaltos,
en un descanso sin descanso,
en un despertar
poblado de miedos,
incertidumbre,
angustia;
quiero uno de aquellos sueños,
los que me hacían sonreír
así,
no recordara el motivo;
quiero reír despierta, también,
no la risa irónica,
no la risa burlona,
-menos, la risa fingida-,
no la risa que en verdad,
es un llanto oprimido.
Quiero reír, plenamente,
feliz por el hecho de estar aquí,
-así, hoy no parezca, a tantos,
el mejor sitio-;
quiero reír
y llevar esa risa a otros,
enjugar sus lágrimas,
aliviar sus penas,
aliviar la pena
que me producen sus padecimientos.
Volver a abrazarnos
sin pensarlo,
sin importarnos dónde, cómo, por qué,
abrazarnos
para darnos fuerzas, aliento,
para saber
que contamos el uno con el otro;
desde mis palabras
los abrazo,
entre versos inventados,
otros, apresurados,
otros, producto de la confusión,
¡tantas ideas, tantos decires,
tantas confrontaciones,
tantas contradicciones!
versos que podrían ser un aliciente,
una brisa fresca de verano,
de esos,
de esos versos
quisiera ofrecerles;
versos para llorar
de emoción;
para pensar
sin preocuparse,
sin enfermarse de pánico,
de desesperación;
eso quiero ofrecerles:
versos floridos,
algo demacrados
pero con energías, fuerzas,
con el espíritu animoso,
con las esperanzas
recicladas,
con nuevas esperanzas,
para un nuevo comenzar.
¡tantas veces, tantas,
tuvimos que empezar de nuevo!
pasaremos esto,
pasaremos, lucharemos,
nos haremos más fuertes,
más grandes,
¡creceremos!
¡y volveremos a reírnos
con la risa explosiva,
imparable,
contagiosa!
ya no esa risa de ficción,
plástica, fotográfica,
para ocultar, en ocasiones,
inconmensurables sufrimientos,
para que nadie, en absoluto,
los advierta.
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