Algo me dice
que hoy será el día;
hoy, el comienzo
poco o demasiado planeado;
hoy,
un despertar a una nueva forma de ver,
de recapacitar,
de escuchar
y no escuchar,
según;
algo me dice, es cierto
que existe ese principio,
que si no es hoy, será mañana,
otro día
pero llegará;
y serán jazmines,
rosas, árboles que huelan a verano,
¡será un regreso a la vida,
a la de verdad!
cielos estrellados
que se demoren,
que perduren
en los sueños.
Algo me dice,
-tal vez, no sea así-,
que llegará el tiempo
de que se reencuentren las miradas,
las ideas, los buenos deseos,
las intenciones
que no queden ni quedemos
en la nada.
Algo dice, susurra,
¡grita!
que vos, yo
no somos ni seremos
si no estamos juntos,
si no nos ponemos de acuerdo,
si intentamos derribarnos.
Nosotros no somos
el/los enemigos,
no somos nosotros
el peligro, la amenaza;
gastar palabras viles
en iguales,
¡qué tremenda enfermedad viral
contrajimos!
¡y no nos dimos, no nos damos cuenta!
el enemigo, en todo caso,
es común,
acecha, corroe,
se introduce de una, mil maneras,
las más burdas, si esto le sirve,
en nuestro pensar,
en nuestro decidir,
en nuestro decir,
en nuestro confrontar.
Ellos
son los enemigos.
Nosotros peleamos,
miserablemente,
nos redujimos a eso,
nos alejamos de nosotros mismos,
de lo que vale de nosotros,
de lo que hacemos,
¡de lo que cuenta!
nos lastimamos,
sin piedad,
atacamos al que no entiende esto,
¡cuando nosotros tampoco lo entendemos!
combatimos, nos combatimos
por una supuesta causa,
un hipotético ideal,
que no es ni por ni para nosotros,
que no nos suma,
por el contrario;
que en ningún modo,
nunca, jamás
valió ni vale,
en absoluto,
ninguna pena.
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