Sé que la insistencia
devuelve todo lo contrario
a cuanto se anhela;
sé que no sirve
horadar y horadar
ciertas rocas
rígidas,
absolutamente, impenetrables;
sé bien
que cuanto digo o escribo
apenas, si alcanza a purgar
todas esas ensoñaciones,
todas esas ganas,
todo ese sentir, ese desear,
asfixiados
por la obstinada razón,
por el coherente, incomprensivo
pensar;
¡tantas preguntas
que nunca, nadie
responderá!
me quedaré aquí,
pendiendo de este agujero negro,
esperando
lo inesperable,
ansiando
a quien no me ansía;
soñando
sueños que acaban enseguida
o que nunca comienzan,
siquiera;
me espera
una larga vida
o no sé,
agonizando
en tu ausencia,
en la casi nula esperanza
de una devolución,
una palabra,
tan solo una,
algo que me indique
que seguís ahí,
detrás de esa foto sonriente,
de ese sitio virtual
que era el único
¡el único!
lugar de encuentro,
de desencuentro;
espero olvidarte,
poner todo de mí,
olvidar esos momentos plenos,
esos detalles que hacían a aquello
tan particular;
espero
poder regresar
a tu ausencia imperceptible,
-aun, cuando seguía ardiendo en mi interior-
pero entonces, no se evidenciaba.
Espero
no recordarte más
en este plano,
convencerme de que fue una imagen,
una idealización,
de que no hubo nada significativo
detrás de ese teclear y teclear
cotidianos,
de ese leerte,
leerme;
a pesar de que haya durado
todo ese tiempo,
muchísimo más
de lo que podría extenderse
el más prolongado,
el más intenso,
¡el más vivo!
quizás, podría decirse,
el más "sólido"
de los vínculos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario