domingo, agosto 25, 2019

El ancestral oasis

Saber
de besos,
de abrazos,

de palabras
que se enredan en el pelo,
acarician la mente,

disimulan
el cruel, despiadado

mundo

que entre todos
hemos construido;

saber
de delicias,
de flores,

de promesas,
de nuevos verdes,
nuevos surcos,

caminos, impensados
que un día se nos abren,
nos invitan,

nos impelen
a optar.

Saber de dolor,
de padecimiento,

del dolor, del padecimiento
del otro;

saber de pérdidas,
saber de nudos en la garganta;

¡saber de miedo,
ante tantas amenazas
de todo tipo!

saber de soles, estrellas,
mares
que resulta imposible
dejar de contemplar;

también,
de selvas, árboles, territorios extensísimos,
dañados, incendiados,

todo ese oxígeno,
todo ese respirar,
el ancestral oasis ante la contaminación
que nos rodeaba,

que sigue rodeándonos;

todo eso,
¡por favor!

todo eso,
tanto,
muchísimo,

muerto.

Y culpamos a la lluvia,
culpamos a las fuertes tormentas,
al granizo,

a las temperaturas sofocantes de verano,
a los helados inviernos,

¡al pronosticador de turno!

en tanto,

nuestro tan vapuleado planeta
agoniza;

y nos preocupa
si podemos adquirir esto o aquello,

si en nuestra miserable quintita
estamos a salvo.

Nadie lo está.

Ni en nuestra quintita
ni en ninguna.

Salir a respirar aire puro
se volvió una utopía
sobre todo, en las grandes ciudades;

¿qué pasará ahora?

lloremos, no de abatimiento,
lloremos pero sigamos peleando,

no está todo perdido,
nunca lo está,

podemos hacer,
podemos colaborar
para que no siga pasando

para que nuestro planeta
no se extinga;

podemos.

A veces,
son acciones
que por error o desidia
repetimos a diario:

¡podemos revertirlo!

podemos no arrojar cosas, plásticos, etc. al océano,
podemos no utilizar, no arrojar bolsas plásticas,

podemos utilizar menos papel,
mucho menos agua,

podemos cuidar a nuestros árboles,
amarlos, protegerlos,

aún quedan, aún están allí,

¡no acabemos también
con ellos!

podemos, pueden ellos,
los políticos

dejar sus estúpidos intereses egoístas,
tampoco están a salvo de nada,

ni de asfixiarse,
ni de ahogarse,
ni de morirse

a causa de sus propios errores,
por ese imperativo afán de poder, de dinero
al que son altamente adictos;

No piensan, no quieren pensar
en que también ellos
son, serán víctimas,

todos lo seremos,
ya lo estamos siendo.

Si pudieran leer, no digo esto,
tantos manifiestos, notas, libros
respecto a este tema;

¡tantos anuncios, anticipos
se hicieron, de divulgaron

a tantos que no prestaron oído,
ni palabra, ni acción!

si pudieran entender

si todos pudiéramos entenderlo,

quizás,
todavía algo o mucho
podría rescatarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores