martes, agosto 20, 2019

Reactivar la magia

No es fácil.

Miles de caras
que son jóvenes
o así lo parecen,

pues perdieron la expresión
en sus rostros,

¡ni hablar de las sonrisas!

y si les mencionás
que hay algo
que se llama magia,

¡que es imperioso
reactivar!

te miran

o no te miran

o parece que te miran,

-se dificulta advertir
la diferencia-

creen que todo es perfecto
en tu vida,

creen que si reís
es porque no padeciste nada,

consideran que sos ese momento,
ese retrato de un instante

en que te ven pasar
poniéndole ganas a la vida,

en pos, justamente,

de esa tan temida,
-tal vez, allí esté la cuestión-

magia.

No es necesario
hurgar en espacios desconocidos,

habitar paraísos
o aquello que así lo parezca;

no se trata de bienes,
materiales, afectivos,

nada de eso.

Puede encontrarse,
les aseguro

en una hierba, inesperada,
surge, de pronto,
debajo de una baldosa,

en un rincón del patio,
del balcón;

¿no es mágico
que algo así suceda,

que crezca,
que avance,
sin ser regada,

salvo por el agua de lluvia?

¿no es mágica
esa persistencia

en no sucumbir,
esos indicios, esos estímulos

que la naturaleza
nos arroja, a diario,

que no todos lo notan,
que a pocos importa,

que se considera "normal"?

¿no es mágica la luna,
no son mágicas sus formas,
según el también mágico sol
la ilumine?

¿no es mágico, no lo es,
el árbol que resiste tempestades
que hoy luce despojado
y mañana es hojas, luego flores,
más tarde, frutos?

La magia no está
en el éxito,
en los grandes logros,
en los aplausos,

en todo ello
que envanece al hombre,
lo hace sentir, al parecer,
grande, superior, genial.

¡El hombre es genial
porque también es mágico!

porque le estalla el corazón,
se le anuda la garganta
cuando se enamora locamente,

cuando no puede pensar,
ni hacer un paso
sin tener puesta la cabeza,
el alma
en ese ser

que transformó su vida,
que se la devolvió, en tantos casos;

¿acaso no lo llamaríamos
"magia"?

es cierto
que las dificultades, las que sean

disminuyen esa posibilidad
de hallar la magia,
de verlo todo con ojos de recién nacido,

de revivir el día a día
y no renunciar a la maravilla
que aun lo cotidiano nos ofrece;

pero les digo:

la magia no se busca,
se encuentra.

No es imprescindible que todo vaya bien,
que no existan problemas,

hay personas enfermas,
gente desposeída de muchas, muchísimas cosas

y si los miran a los ojos,

les juro

hallarán, pese a todo, esa magia

de la que les estoy contando.

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Cristina Del Gaudio

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