lunes, agosto 19, 2019

Vivencias que apenas, calificarían como fantasías

Así, hubiera sido un solo instante,
si algún sitio preciso,
una calle, una baldosa,

tuvieron la suerte
de que tu presencia
los atravesara

¡cómo no desear haber sido sido yo,
una extensión mía,
mi sombra

testigos
en regocijo silente
de tu estar

tan pequeño,
tan pobre,

tan retaceado
y finalmente, negado!

¿cómo no desear
haber abierto esa inmensa ventana

solo para vislumbrar tu figura,
tu mirada, tu boca, tentadora,
detrás de la ventanilla de aquel tren,

de aquel otro,
de cualquiera,

con la ilusión
de que hubieras destinado,
por un momento

tu vista, tus pensamientos
hacia mi hogar,
hacia mi vida,
hacia mí?

pero todo pasó hace rato,
aunque nada volvió a ser igual.

Reniego de un pasado que me ata
a un recuerdo que fue posterior a otro,

y solo quedaron en eso,

no pudieron, no quisieron,
no fue posible
que abandonaran ese sitio;

no lograron
ser parte del presente,
-así, luego hubiera sido también pasado-

ni por un segundo,
no hubo acuerdo, no hubo demasiados intentos,

no hubo ganas,

¿hubo miedo?

todavía
no puedo entenderlo

aunque el tiempo
logra, es cierto,
que vayan desvaneciéndose los fantasmas,
las ideas, las formas;

que los sueños despiertos
se apacigüen,

haciéndose a la idea
de la no posibilidad,

del naufragio de tantas prometedoras frases,
palabras, expectativas;

tantas vivencias
que apenas,
calificarían como fantasías;

escapes
del mundo interno
y externo;

del día a día
que hay que remontar

y a veces
cuesta;

¡a veces, cuesta tanto!

en fin,
te fuiste.

Ya pasaron años,

pasaron aquellas sensaciones,
los sentimientos,

las sorpresas,
los secretos,

luego, los reclamos,
las explicaciones,

los lamentos,

las lágrimas.

Entonces...

¿por qué ese vibrar, repentino,
ante una lectura, un comentario, determinada situación,
alguien que se te parece o no
y pasa o se detiene;

al mencionar, oír, tu nombre, otros nombres, ciertos lugares,
incluso algunos, muchos, en los que jamás estuvimos
juntos?

¿por qué ese buscarte
donde hoy tengo más que nunca
la certeza
de que no te encontraré?

¿por qué
ese atesorarte
como algo tan preciado,

ese instalarte en lo alto,
-aunque todo haya salido tan mal,
aunque no te lo revele de ese modo,
aunque ni yo misma quiera admitirlo-,

en un refugio incierto,
al que no logro o no intento
acceder

para al fin, desactivarte?

¿por qué?

¿alguien, vos,
quien sea
podría explicármelo?

en lo que a mí respecta,
estaba segura,

hubiera apostado

que te había extirpado por completo
de mi cabeza,

de mi piel,

incluso,

de mis sueños.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores