miércoles, diciembre 28, 2022

Todo... menos alma

¿Inocente?


no sé si tanto;


sonreía mentiras,

de aquí para allá;


mientras, en su cuarto,

lloraba, se lamentaba,

se autocompadecía.


Era una habitación enorme,

repleta de lugares de guardado

atiborrados de distintos objetos,

ropa, zapatos;


todo era enorme

en su entorno,


excepto

su autoestima;


ella fingía,

a sabiendas,

que nada le importaba,

que todo estaba bien;


-una felicidad ficticia-. 


Sus sueños

ignorados,

-a pesar de que los recordaba perfectamente-,


como esas películas

que ya se vieron

y se dejan en la pantalla,


aunque

no se les preste la menor atención;


de algún modo,

esa era su vida.


¿Inocente? ¿buena?

¿incapaz de...?


en verdad,

detestaba a prácticamente todos,


impedía, dentro de lo que le era posible,

cualquier tipo de contacto;


un saludo con la mano,

desde lejos

y ya;


fingía, sin embargo,

tener amigos, ideaba y mencionaba conversaciones

que nunca habían existido,


reuniones

que nunca se habían concretado,


ni lo harían.


Fingía.


Gustos, afinidades,

aficiones, trabajos, salidas,

viajes.


Todo era un engaño.


Engaño

en el que, tal vez, quería creer.


¿Por miedo?


su particularidad

consistía en esos ojos impresionantes,


una mirada que enternecía,

subyugaba, convencía a cualquiera;


se creía única,

a pesar de todo,


sabiéndose compartida


y eso sí le dolía.


Tanto


que se alejaba

de quien no la hacía saberse elegida,

exclusiva.


No conocía el amor,

no tenía idea de su incondicionalidad;


inventaba sentimientos en otros,

los volvía reales y los demandaba;


¡siempre demandaba atención! 


ser escuchada, ser entendida,

aunque ella no lo hiciera;


en fin, no se interesaba por nada

ni por nadie,


menos, por sus respectivos problemas;


lo tenía todo,


menos,

alma.


Nunca supo

lo que se experimenta en el contacto real

con otro,


en la empatía hacia los demás;


en ese llorar lágrimas ajenas,

abrazando a quien fuera,


conteniéndolo;


no, ella no sabía

sobre esas cuestiones.


Ni sobre los latidos imparables

cuando el amor acecha

 

y uno no puede resistirse, 

ni evitarlo, ni huir de él;


nunca supo 

de eso. 


Su egoísmo

apenas, la conducía

a esa necesidad de ser prioridad

de alguno, de muchos;


despojada, absolutamente,

de afectos;


su único mérito,

podría decirse,

estaba en esa mirada especial,


jamás vista.


Nadie podía dejar de reparar en ella,


esos ojos inmensos

reflejaban cierta ternura, cierto desamparo,


¡una supuesta inocencia!


quizás,

su verdad:


la que hasta ella misma

desconocía.


...............................................................................


Se quedó sola

para siempre.


................................................................................


Luego de un largo tiempo,

la encontró, por casualidad,


un chico

que solía llevarle mercadería:


ella, o lo que quedaba de ella,

¿descansaba? sobre el inmenso lecho.


Rígida, helada.


Nadie supo 

cómo había sucedido.


Ni pudo vislumbrarse

a través de sus ojos:


dos párpados resecos

sellaban aquel antiguo atributo.














les preste atención;

sábado, diciembre 17, 2022

Solo siendo

 El sol

 despliega su fuego

 sobre el balcón


con el que alguna vez

soñé;


hoy

desearía que se convirtiera

en césped,


abrir

el ventanal

y asomarme a un jardín

como los de los cuentos de hadas:


con esas florcitas pequeñas,

las que adoro,


salpicándolo todo,

sin que nadie las haya colocado allí;


pero tengo la suerte

de poder imaginarlo...


mi corazón, mi espíritu,

se encienden, recuperan sus ansias,


mientras 

me recuestan sobre esa alfombra mullida,


siempre con los ojos cerrados, claro.


Despreocupada, ¡al fin!

de todo,


solo visualizando,

solo viviendo,

¡solo siendo!


todo está aquí,

en mi centro


o más adentro;


no importa el afuera,

si sale el sol, si llueve, si hace frío, menos frío,

calor;


ese mecerse tranquilizador

del manchón verde

podría estar aquí nomás, más lejos


o mucho más lejos;


lo importante


es que nunca

se aparte de nuestro ser interno;


lo importante

es nunca desistir, nunca renunciar,

nunca dejar de desear,


¡insistir, insistir,

insistir!


aun en lo que nos parece

imposibilísimo;


¡la vida está ahí mismo!

con ellos, con otros, con todos


pero básicamente,


dentro de uno.

jueves, diciembre 15, 2022

La vida, esa incesante sorpresa

 Cuando durante un tiempo


  no se estuvo bien,

  no se pudo hacer lo que fuera,

  

 por las razones que hayan sido,


 de pronto,

 al despertar de ese lapso incierto,

 muy difícil,


uno siente

como si resucitara;


el azul del cielo

es otro, ¡mucho mejor!


más verdes, más brillantes,

el césped, los árboles;


la lluvia, más fresca,

musical, renovadora;


las pequeñas florcitas silvestres

se destacan como perlas,

dignas del mejor collar;


el amor, la amistad,

la compañía,


todo sentir


se exacerba,

brota como elixir de sangre;


se encienden los pómulos,

el corazón late desmesurado;


cual si de pronto,

de la galera de un mago


surgiera


¡la vida!


e inesperadamente, se la percibe,

se la huele, se la saborea,


como la incesante sorpresa

que siempre fue


pero no se supo ver.


¡La mejor sorpresa

que pudo haberse recibido!


algunas veces,

es cierto, se la consideró 

de ese modo;


pero es muy distinta

la sensación


luego de un periodo 

complicado,


que se creyó, incluso,

inacabable;


así, cada letra cuenta,

cada sílaba, cada palabra,


integran una ronda, se hamacan,

frenéticamente, en la cabeza,


en el espíritu


que se despereza,

retorna con su fuerza demoledora;


todo se particulariza,

se destaca especialmente,


¡luce maravilloso!


como si hubieran dispuesto

el mejor de los banquetes;


la vestimenta habitual

cobra vida,


¡se vuelve atuendo de fiesta!


lo más curioso

es que surgen ganas

de lo que nunca se tuvo ganas,


o ni siquiera

se pensó en ello.


¿Un nuevo camino

o el camino que nunca nos atrevimos

a transitar?








y no se supo ver.







Palabrabesos

 La enfermedad del cuerpo

 esta ligada, inexorablemente,


 a la del alma.


 Mi alma se afiebró

 desde ese día, ¿lo recordás, verdad?


la fiebre me consumía

ante la impotencia


de un helado, heladísimo

desdén


¿merecido?


tal vez, sí.


De todos modos,

la fiebre fue devorando

todos aquellos sueños


que fuí entretejiendo,

-o mi imaginación lo hizo-,


durante años, muchísimos años;


¡había perdido la fe,

nada me conmovía, ni el árbol

que me pudo siempre,


ni esa casa de tejas, ni la enredadera violeta!


todo oscuro,

impenetrable


dentro mío,


prisionera

del miedo, de la angustia.


¡Pero aquí estoy,

de nuevo!


curada, según dicen,

falta todavía,


siempre falta;


tengo esta débil sonrisa

un poco cansada,


pero mi corazón 

lleno de empuje, de emociones antiguas

y renovadas.


Perdí algo que muchos

jamás logran en la vida,


lo sé.


Todo por no escucharte,

no leerte entrelíneas,


no esperarte

en aquella oportunidad, ni luego...


solo me escuché y comprendí

a mí misma.


¡Y ni siquiera!


doy el alta

a mi disimulada indiferencia,


mi falsa creencia

de no temblar, no latir,

ante nada;


te digo, sin pensarlo más,

sin tantas cuestiones ni termómetros:


¡te quierooooooo!


no tengo mucho para ofrecerte,

¡hay tantas imposibilidades!


pero entendí

que lo importante es lo que está acá,

dentro nuestro,


¡es insalubre negarlo,

intentar detenerlo!


¡tengo tantas palabrabesos!


y muchas más que vendrán hoy, en un rato, 

mañana y después también;


¡todas para vos, todas para nuestro amor,

el de antes, el de hace poco, el de nunca más!


para que vuelvas, también,

a sonreír tu risa cansada, quizás, 


para que vuelvas a enamorarte.


No te conformes.


La vida es muyyyy corta,

más de lo que todos pueden decirte.


¿Sabés algo?


siempre estuviste en mí,

en cada letra, en cada palabra,

en cada línea


de mis tantos escritos;


mis letras me cuidan

y fortalecen también;


tengo aquí mi alma entera

a tu disposición:


¡esta vez

nada, absolutamente, puede ni podrá

salir mal!



miércoles, diciembre 07, 2022

Seres que no tienen nada para dar

 Su imagen,

 por cierto, engañosa;


 sus palabras,

 sus consejos,


 la persiguieron

 como una sombra


 que se exhibió blanca,

 luminosa


pero resultó negra,

asfixiante;


el hombre en cuestión era algo así

como su "manual de vida":


lástima

que esto se dio por demasiado tiempo;


ella

le consultaba todo o casi todo,


le bastaba

con que estuviera en algún sitio,

así, fuera muy muy lejos,


así,

no volviera a verlo jamás


o cada tanto,

un rato;


para ella,

¡él representaba la vida misma!


se animaba

cuando este hombre aparecía,

¡la hacía reír!


le decía tres, cuatro cosas

bonitas


y eso era todo,

para ella, al parecer, suficiente;


muy triste.


Salir de la trampa 

de esa falsa seguridad,

de esa mentirosa protección,


de esa estúpida idealización

hacia alguien que no tenía nada para dar,


ni a ella ni a nadie,


le llevó

casi toda la vida.


¿Un salvavidas?

¿el bastón que la sostenía?

¿el paracaídas que evitaba que la joven cayera al vacío?


eso imaginaba ella,

en tanto él

hacía y deshacía,


nunca se sabía donde estaba,

ni con quién, ni dónde vivía;


es decir,

de este amigo, confidente, ¿amante?,

lo que fuera,


ella no sabía prácticamente nada.


En cambio,

él sabía todo de ella,

de sus movimientos,

de sus actividades, de sus vínculos;


hasta que un día

ella se dio cuenta,


al darse vuelta el tablero

y convertirse ella en una especie de sostén

de este ser, en momentos muy oscuros,


habiéndolo escuchado, leído,

animado a seguir, a luchar, 

a salir a la vida,


(aunque él se lo agradeció,

es cierto);


mas cuando ella tuvo problemas,

no pudo contar con su presencia,

ni con sus palabras de aliento,

consejos, nada de nada;


ni con esas pequeñas tonterías

que tanto la hacían reír;


entonces, ella decidió alejarse,

dejó de escribirle,

interrumpió todo contacto.


Él no hizo nada:

no la buscó, no le escribió,

no la llamó por teléfono,


desapareció.


Fue así que la mujer tuvo que sobrevivir

sin esa sombra pseudo-protectora,

sin ese sostén, sin esa supuesta contención.


¡Y lo logró!


¡hoy es feliz!


ríe sus propias risas,

toma sus decisiones, 

se equivoca, acierta,


¿qué importa?


¡es ella

más que nunca!


aprendió, finalmente, a no depender más,

a abstenerse de esa toxicidad


que por años

la convirtió, sin que se hubiera dado cuenta,


en alguien cruel e injustamente


manipulado.






martes, diciembre 06, 2022

Remiendos

 Conectarse.


 ¡Qué difícil!


 que el interlocutor, quien sea,

 entienda,

 exactamente o en parte


qué quisimos decirle, sugerirle,

insinuarle;


no solo sucede

con el lenguaje escrito;


en la oralidad,

también aplica:


virtual

o personalmente;


¿qué hacer?


¿seguir y seguir

intentándolo?


¡uffff!, demasiado esfuerzo,

-por lo general, inútil-;


el receptor de turno

va a escuchar lo que quiere o puede escuchar;


va a leer lo que quiere 

o puede leer


y comprender;


claro que se pierden personas:

algunas, valiosas,


queridas;


amistades

tal vez, de toda una vida,


por este obstáculo

nada menor,

de la incomunicación;


uno pude tratar

de remendar ciertos quiebres.


Pero son solo eso:

remiendos;


A la larga,

a la corta,

se deshilachan,


hasta romperse.


Aceptarlo.


No queda alternativa.


Y seguir

con lo de uno, 


con sus propios remiendos


y elegir, ¡elegir!

cuál se dejará romper


para así 

renovar la "tela";


y cuál o cuáles,

por qué motivos,


hasta cuándo,


seguirán


remendándose.




domingo, diciembre 04, 2022

Dueño

 Habitás en mí,


 dueño de mis recuerdos,

 de mis pensamientos más fantasiosos


 osados,

 secretos;


despierto

viéndote a mi lado


así

no estés;


me acuesto

pensándote, añorando 

tu olor, tu sabor, tus frases,


tus caricias expertas.


Así sea inútil,


elijo

este sueño incumplido,


antes

que aceptarte

lejos;


lamento esto y aquello.


No sucedió como lo planeamos;


no sucede

como lo sigo planeando;


tal vez,

estas sean las últimas palabras

que se refieran a vos,

a nosotros,


-también lo creí

con las anteriores-,


¡tantas!


de todos modos, no existe un solo vocablo

que pueda contener

esta sensación, 


que involucra ansias

desmesuradas,


cansadas

pero negadas a la renuncia.


Pasó otro día,

nuevas palabras te fueron destinadas;


nuevas canciones

que son las mismas,


es muy probable que nada, ¡nada! 

te haya llegado;


Porque nada sucedió.


No hubo retorno.


En cambio, a mí, 

desde hace tiempo,

mucho tiempo,


aun, tu silencio,

tu inquebrantable ausencia,


-a pesar del vacío,

de la aceptación inexorable-,


susurran en mis oídos,

me acarician, me abrazan


me sangran.

lunes, noviembre 28, 2022

Luminosa oscuridad

 ¡Al fin,

 el silencio!


se hace regocijo,

se vuelve placer,

recuerdos, ensueños;


al fin


la hora

en que reposan


los atormentados,

los torpes, los genios,


los empáticos,

los necios;


ninguno hace ruido, 

no se oye nada que perturbe,


que empañe

este momento en que el espíritu


sale por ahí,

sumido en su propio silencio


y deambula


le urge jugar con las estrellas,


mirar y admirar

la luna:


redonda,

lejana


y tan cerca;


es la hora en que el universo

parece haber detenido

el nervio, la incertidumbre,

las pugnas,


la osadía diaria

de salir a enfrentar 

a tantos desmesurados,


¡urgencias,

siempre con urgencias!


empeñados en llegar


a ningún sitio;


en fin, esta es la hora

en que respiro


letra a letra,

palabra a palabra


puedo sentirlas

vibrar en mis pulmones;


la hora

en que retornan sabores,

sensaciones,


se vuelven vívidos,

se reconocen, se tocan,


se desvanecen

enamorados, locos;


se entregan

al todo, a la nada;


se entregan.


La noche

vuelve a ser protagonista.


Y los artistas,

sus incondicionales;


nunca quisiera que terminen

estos instantes

conmigo, solo conmigo


y con ella


la más hermosa, seductora,

irresistible,


luminosa,


oscuridad.



domingo, noviembre 27, 2022

El tiempo de las rosas rojas

 En tus glaciales

aspecto, ideas,

acciones


te parecés, imagino,

en mucho,

a ese invierno hostil:


el que te está llegando,


 -no me refiero solo

 al clima, claro-;


no importa

si te dediqué diez mil canciones,

si te escribí otros tantos poemas, frases;


si pasé todas esas noches

despierta


extrañándote,

pensando que si te pensaba

mucho y fuerte


vos también lo harías;


no importa

si te busqué, incesantemente,


sueño tras sueño,

día tras día,


así, fuera en vano;


no importa

si mi corazón se petrificó

en ese preciso momento;


de todos modos,

seguí intentándolo;


seguí golpeando en vano,

esa pared blindada


al parecer,

para siempre.


Nada de eso importa,


ni el dolor, ni las lágrimas,

ni las esperanzas inútiles;


ni cuando estuviste tan cerca

y te mantuviste lejos, por si acaso,


aunque me habías prometido

esto, lo otro y más;


¿con quién creías

que te comunicabas?


¿a quién creías

escribirle?


¿a una muñeca,

a un ser sin alma, sin sentimientos,


a un invento de tu cabeza?


tampoco importa eso

ya.


Amar es lo que importa,

amar hasta no poder amar más.


El amor

por sí solo


basta,


sostiene,

alienta, alimenta las fantasías,

motiva cada despertar,


cada noche,

cada acto, pensamiento;


¡eleva a nuestro ser

 al infinito!


pero vos no entendés

sobre estas cosas.


Hoy y mañana también

elijo amarte,


a pesar de que vos no me ames;


elijo idealizarte,

aunque no lo merezcas ni un poco;


elijo recordarte, entero,

con esos labios, esa sonrisa,

esas miradas tan pero tan tuyas


al menos, en aquel tiempo,


el de las rosas rojas

sin espinas;


elijo

enamorarme de nuevo,


de vos, de la naturaleza,

de la existencia,


¡de mí!


Elijo

no estar triste,

no pensar en cosas que me dañen;


no perder por nada ni nadie

las ilusiones, 

los ideales,


¡la capacidad

de expresarlos!


aquí, entre mis letras, renuevo mis ansias,

el miedo se oculta, los problemas se alivian


por un rato,


¡entre estos renglones, los dones de la vida

parecen no tener fin!


Quise quererte,

 ¡me consideraba tu amiga!.


 Estuve.


Te escuché.

Reí con tus historias.


Lloré por tus penas.


Estuve.


Y pensé

que también querías 

estar;


pensé

que podía contar con vos,

si algo me pasaba, me pasa;


no planeaba abusar

de nuestra confianza,


de nuestra incipiente

amistad;


no pensaba

mal de vos,


nunca.


Todo lo contrario.


Eras mi modelo,

hasta ayer.


Tal vez, hasta quería

parecerme a vos;


-no sé por qué

no termino de aceptarme-;


pero un hecho,

-nada es casual-,

un solo hecho te definió;


no me di cuenta

en el momento,


o decidí no darme cuenta, -por temor a perder,

de nuevo, a una amiga-;


¡estoy cansada

de perder, en mil modos,


a personas, objetos, dinero,

posibilidades!


elegí


darte

una nueva chance.


Pero

¿no sería lo mejor, lo más importante,

pensar en mí, en mis necesidades,


seguir siendo fiel a mis principios

que al parecer, no se asemejan a los tuyos?


ni vos ni yo

vamos a cambiar


a esta altura.


Así te aprecie, te haya admirado (ya no),


dejé de confiar.


Así estés pasando

dificultades, serias dificultades;


a vos

no te interesaron, en absoluto, las mías,


por eso, actuaste como actuaste.


Quebraste 

algo que podía ser 

no digo eterno, 


digo, siquiera, para este momento

tan complicado;


el sostén

que es probable que yo misma

no sepa darme o no haya aprendido a darme;


por eso, es hora

de bucear

en mi interior;


dejar de sentarme

en la cordón de la vereda

de la autocompasión. 


Ok, te pedí algo

como un favor, por única vez


e hiciste lo que hiciste;


¡ya no importa!


Para vos,

estuvo bien,


¡¡te alegra poder ayudar...

dijiste!!


te informo

que no solo no me ayudó.


Me entristeció.


Estoy hecha de otra madera,

somos muy distintas.


Me elijo.


Vuelvo a mí.


No quiero falsos apoyos, afinidades,

ni gestos amistosos

con objetivos oscuros;


vos sos quien pierde a alguien 

confiada y confiable.


Sabelo:

no abundamos.


No me sumás,

todo lo contrario.


A partir de ahora, pase lo que pase,

soy, seré


mi propio apoyo.


martes, noviembre 22, 2022

Iguales, ¿distintas? vivencias

Pensar

que un horizonte,


una lluvia, frío,

viento,


calor, 


primaveras floridas,


aunque

distintos;


una pandemia:

encierro, miedo, cuidados,

vacunas,


aunque en forma distinta,

con medios distintos;


tanto hemos compartido

así estemos muy lejos el uno del otro;


los problemas económicos,

aunque, también, distintos,


todo hemos pasado

¡y lo que pasaremos!;


vos allá,

con tu amor o tu no amor,


yo acá,

intentando sostenerme,


intentando día tras día

olvidarte


y creyéndomelo;


todo seguirá pasando,

aunque distinto o muy distinto;


hasta que llegue el día final,

de uno, del otro, 

de ambos;


la muerte arribará,

eso no podremos evitarlo


-la muerte igualadora-;


quizás, podamos encontrarnos,

reconocernos,

como Catherine y Headcliff (*)


en un estado intermedio

entre el acá y el allá,


antes del descanso


final.


(*) Me refiero a los personajes centrales de la novela Cumbres Borrascosas, publicada en el año 1847 por la escritora británica Emily Brönté.

lunes, noviembre 21, 2022

Entre la exuberancia y el despojo

 Otra vez

 apenas, unas ramas

 casi desnudas:


la lluvia, el viento,

se llevaron los dones de mi enredadera;


sus flores, las que quedaban,

salpicadas entre los rieles de las vías,


algunas, en las veredas cercanas;


ella, de todos modos,

no cesará en su insistencia:


nuevas flores,

nuevas hojas verdes,


más lindas,

más frescas,


surgirán

en breve tiempo;


volverán a embellecer

ese rincón olvidado


que pocos conocen

o advirtieron;


pero eso

a ella tampoco le preocupa;


renovará, en efecto,

su verde,

su tiara de campanillas


para brillar como nunca,

como siempre;


nadie la colocó,

nadie la plantó allí;


quizás, cierta ventisca

depositó sus semillas;


hace años

que me detengo ante ella,

cada vez que paso;


admiro

sus continuas, incondicionales,

mutaciones;


me alegro

cuando la veo renacer,


luego de alguna tormenta;


¡jamás 

interrumpe su renovación!


¡tenemos tanto 

que aprender 

de ese regalo de la vida


que bordea, sin pedirlo,

sin esperar nada,

las vías del tren!;


sigue los designios climáticos

y nunca es la misma;


no llora su follaje

caído,


aun ignorando

que se cubrirá enseguida o al tiempo

de uno nuevo, tal vez, mejor


que también

un día perecerá;


se aplastarán hojas, flores, ramas,

bajo las pisadas de la gente,


la que nunca se detuvo ni detiene

tampoco, en sus días de esplendor;


así, nosotros,


con nuestras pérdidas,

desdén, rechazos,  

sacudidas,


al igual que la bella corona violácea

-pero a sabiendas-,


deberíamos ignorar

todos esos pensamientos negativos,


el miedo

a no poder recuperarnos,


a no poder reincidir,

comenzar de nuevo,


¡siempre se puede!


enfocar en lo que viene:

quizás, sea igual o mejor todavía


-como sucede

con la enredadera-;


no cesar en nuestro propio ciclo,

no decaer, así intenten pisotear, de un modo u otro

nuestro esfuerzo, nuestro trabajo,


nuestro ímpetu,


¡nuestros sueños!



jueves, noviembre 17, 2022

Por favor, ¡no nos perdamos!

 ¡No perdamos

  nuestra humanidad!


 en vanos afanes,


detrás de promesas, 

de logros que se nos ofrecen

como inmediatos;


en pos de títulos de mentira,

beneficios con condiciones;


dinero,

aunque lo necesitemos con urgencia;


ni cuando hayamos perdido todo

o lo veamos de ese modo.


Y si lo vemos de ese modo,

no sucumbamos

al olvido de nuestra propia existencia,


impulsemos

su revalorización, 


¡aún estamos aquí

y por algo es!


podemos rescatarnos

de la estúpida autocompasión;


podemos confiar en nuestra fuerza

para recuperarnos, para reiniciarnos,


en la circunstancia

que sea;


no renunciemos

a nosotros mismos.


Volvamos

 mentalmente, a los momentos "felices",


sin lugar a dudas, los hubo

y podrían volver, mejores,

¡mejorados!


no olvidemos

a aquellos que fueron nuestro ejemplo,


¡ellos no desearían vernos amargados,

desesperados, negativos!


recordemos


cuántas dificultades

hemos atravesado antes, hace no tanto,

años atrás:


las superamos

y hoy son apenas, un recuerdo:


no significa 

que se repitan, 

no de igual modo;


sirvieron

para que aprendamos,


para que crezcamos

y sepamos que la vida no es recta, simple,

sin altibajos,


¡todo lo contrario!


en superar

esos obstáculos

está el empuje propio, 

la fe en nosotros mismos,


¡la esperanza!


no cedamos

ante la tentación de dejar de ser

como somos, 


desistir

de nuestros valores;


no, 

¡no tenemos precio!


no somos los únicos,

hay otros que tienen valores similares,

iguales;


ellos también han caído,

se han levantado, han crecido,


si no todos,

muchos lo han hecho.


Hagámoslo.


No nos arrojemos al olvido.


¡Apostemos una, dos, mil veces más


a nuestros sueños!

martes, noviembre 15, 2022

Gotas blancas, hojas de otoño

 Cuesta entenderlo


 ¡ y agota tanto explicarlo,

explicarlo, explicarlo!


el motivo por el que uno se detiene, embelesado,

ante cada una de las hojas 

de uno, de todos los árboles;


por qué siente, en ocasiones, que la lluvia

le devuelve, por un rato, a su alma perdida


y puede oírla, percibirla

en sus gotas blancas,


en su melodía silenciosa;


nadie va a entender

o casi nadie


cuestiones como esas;


el motivo 

por el cual uno puede despertar con ese atiborramiento

de palabras, de frases,


de ideas;


el por qué

de esa necesidad imperativa

de volcarlas


y lo difícil

que resulta


explicarlo,

proyectar en otros

esa ansiedad, esa emoción:


la del acto creativo,


posterior a todos 

esos pensamientos,


traducción

de todos esos sueños;


es complicado

hacer entender


ese llanto o esa risa súbitas,


ese temor

a las pérdidas, 

al padecimiento


cuando se ama

a alguien,


también, cuando no,


también, ante sufrimientos

que podrían sernos ajenos.


Así somos los que escribimos

cosas como estas

o mejores, claro.


Esa melancolía

que nos toma por asalto

y nos abraza,


para arrojarnos, junto a la imaginación,

a las líneas que aliviarán esa felicidad tortuosa,

-aunque esto resulte un oxímoron-.


El corazón del poeta

no deja de sentir, de añorar,

de desear,


la cabeza, de "ver"


y allí surge

esa urgencia de trasladarlo al papel,

a la pantalla;


el otoño

lo lleva al paroxismo;


¡el poeta revive

en otoño!


no pierde ni una sola oportunidad

de observar y si es posible, caminar,

entre o sobre las bellísimas hojas

amarillas, ocres, rojizas


que un generoso gigante natural

le obsequia;


¿cómo trasladar 

todas esas sensaciones, esas experiencias?


no es simple,

como suele creerse.


El llanto, la risa, 

la rabia, la frustración,

los temores,


todo convive


todo o casi todo

el tiempo;


así somos

aunque no pedimos serlo,


aunque no lo planeamos,

aunque no sepamos de dónde, de quién proviene:


los poetas.



Ladrón de la magia

 Olvidar


 no es levantarse,

cepillarse los dientes,

peinarse;


retomar,

automáticamente,

las tareas cotidianas;


olvidar


no es seguir

no es hacer de cuenta

que se sigue.


Olvidar


ante un pérdida,

un abandono, un rechazo


no se logra

tan fácilmente;


olvidar.


No alcanza

con dejar de ver esa película,

con ocultar ese libro, ignorar esa página;


tampoco


recurriendo

a sustitutos

que lo empeoran,


que lo agravan.


Olvidar


lleva un tiempo,

a algunos, más o menos

que a otros;


olvidar


es un reto,

un paso necesario,

diría, saludable;


hay quienes

jamás lo consiguen,


hasta en su último aliento

se aferran a ese persistente dolor,


a pesar de la culpa,

al haber sido, siempre, conscientes

del daño que se auto-produjeron,


al regar, a diario,

la planta de veneno

que terminaría aniquilándolos;


se trata de vivir,

de aprender de esos padecimientos,


no de abrazarse a ellos

y no querer soltarlos


¿por miedo

a la soledad?


quizás.


¿Un fantasma

es una compañía?


detrás de esos recuerdos vanos

de lo que no retornará,

de lo que no fue ni será posible,


se oculta

un ladrón:


el ladrón

de los más bellos sueños,


el ladrón

de todo lo bueno que podría pasar,


de todo lo que podría hacerse

con las aspiraciones, las aptitudes, los dones

particulares, privativos


de cada uno


si a ese

ladrón de la magia


se lo dejara

ir.







jueves, noviembre 10, 2022

Canciones que no se desea olvidar

 

Años


evocando 

 lo vivido;


logrando

alguno que otro

reencuentro


efímero,

tan efímero


como lo es todo;


años


sin poder verlo, escucharlo,

saber


¡lo que fuera!


entretanto, 


ciegos, sus ojos

poseídos por la misma mirada, 

para ella, única;


absolutamente negada

a cualquier otra posibilidad,


no logró, no logra concebir

su existencia

de otro modo;


¡años!


soñando,

alcanzándolo luego,

un rato,


perdiéndolo después;


así.


Un amor loco, despiadado,

¿tóxico?;


¡un amor castigo!


difícil, 

demasiado cuestionado,


para que un día 

él llegara, ¡al fin!

desde su nuevo lugar


y no pudiera, no quisiera,

no hiciera nada, nada ¡nada!


en pos de un posible acercamiento;


probablemente,

ella tampoco estaba lista,


¡pero se trató de miedo!


miedo a defraudarlo,


porque los años separados

fueron muchos


para sostener tremendos sentimientos;


¡puta que fue, es complicado

eso de sentir, eso de no saber,

eso de esperar sin sentido,


eso de escribirle y no obtener respuesta,

eso de ignorar si leyó, lee o no lo hace


su catarata de palabras

en tantos instantes, días,

meses, años,


que se volvieron eternos!


pese a todo,

a su no presencia,


en su propia casa, en otra casa,

en otro barrio,


donde sea,

estando con quien fuera,


ella insiste

en su única ilusión.


Callada,


¿cómo explicarlo?


¡mirar a cualquiera

y solo poder ver esos ojos;


en cualquier abrazo, en una caricia,

en el reiterado, inútil intento de hallar aquel calor,

ese olor tan particular,


esa encumbrada pasión!;


¿cómo explicarlo?


¡años!


ella canta

canciones que no desea olvidar;


imagina que él podría escucharlas

por allá,


¡tan lejos!


siempre estuvo lejos,

aun, juntos;


lejos de ella, de sus pensamientos,

de su arte, 


de su ser verdadero;


siempre se trató de él.


¿Acaso, apenas, atracción, química,

sexo?


tal vez, la amó,


un momento,

pero de verdad;


tal vez,

ella lo amó

mucho más que un momento;


tal vez, todavía lo ama:


¿al hombre que es hoy


o a aquel joven

audaz, intempestivo 


que habita

exclusivamente


en su recuerdo? 




lunes, noviembre 07, 2022

Gift

 Dicen

 que recibí un "súper poder";


me gusta más,

como en USA

llamarlo gift;


alguien, algo, 

lo depositó en mi cabeza,

en mi espíritu, en mi corazón,


¿en mis sueños,

en mis pesadillas?


un regalo

inesperado,


poco valorado por muchos,

-incluso por mí misma,

durante mucho tiempo-;


cualquier objeto

era a mi juicio,

más importante;


cualquier logro, 

así, no fuera lo que me rehabilitaba,

me despabilaba


de la insoportable cotideaneidad,


del vacío;


me parecía un éxito,

el "haber llegado"...


¿a dónde?


¿se trata de llegar

o se trata de seguir caminando,


aprendiendo, disfrutando,

-penando también-,


incorporando

un poquito más de sabiduría,

de experiencia


a cada instante?


son cosas

que me planteo


y lo bueno

es seguir haciéndolo


seguir planteándomelo,

seguir explorando ese gift


en busca

de más y más sorpresas;


¡es como una fiesta de cumpleaños

con miles de bolsitas de juguetes!


nada acabará

para mis encumbradas letras,


encumbradas por mí,

antes que nada;


hoy

apreciadas,


hoy

refugio,

calor,


¡fuego!


hogar;


durante mucho tiempo,

mucho


ni mencionaba esto,

no, no se lo contaba a nadie;


¡me avergonzaba!


no se trata de dinero,

no se trata de aprobaciones, felicitaciones,

ni premios;


todo eso es relativo,

es solo la satisfacción momentánea

del ego;


se trata, para mí, del mejor obsequio:

el de poder expresarme


¡y de que otros lo lean!


quizás, les sirva de algo,

los aliente, les aclare lo que fuera

o les siembre dudas,


¡está bien dudar, 

mantiene a nuestra mente activa!


en fin,


llámese gift, don, super-poder,

como sea,


es parte de mi cuerpo, 

de mi alma,


como un órgano,

como una luz enceguecedora

-o esclarecedora-.


Claro que algún día 

se extinguirá


y tal vez, no sé,

quede un poco de lo que fui, soy o seré


en cada una o en alguna de las frases,

pensamientos, delirios


de esta

digamos, poeta.




Sin trofeos

 Cuesta

 sostener

 el perfume de la flor,


no volverse pantano;


cuesta

sostener


el aliento revitalizador

de esos verdes árboles,


también, el golpeteo del viento,

las furiosas tormentas;


cuesta

sostenerse.


En lo "bueno",

en lo "malo".


¿Acaso es bueno el calor del sol

y es malo el azote del viento?


depende.


Es bueno, supongo,

corregir, cambiar, quizás,

la actitud,


sin renunciar, claro, a nuestro particular modo de ver,

de sentir,

¡de ser!


eso

es lo que, en verdad,

cuesta sostener;


en días de fiesta,

en días de agonía,


somos lo que somos

y ese es nuestro don, nuestro poder,

nuestro propio juego;


somos fuertes,

somos débiles, en ocasiones,


somos capaces 

en tantas circunstancias,

de resistir;


aun en lo imposible

o en lo que así consideramos;


nada lo es.


Hacerlo todo, ¡todo!

en pos de alcanzar el ancestral sueño,


de acunarlo,

para luego dejarlo volar;


lo mismo, ese deseo que oprime,

postergado, postergado y postergado;


hacerlo todo, ¡todo!


no importa si lo logramos

o si no lo logramos exactamente

como quisiéramos;


importa intentar,

importa transpirar, esforzarse, 


jamás abandonar la partida;


importa

la alegría genuina,

la indudable convicción interna


de haber batallado,

así, no se alcancen el o los ansiado/s trofeo/s;


el haber amado hasta desarmarse,

-mas nunca des-amarse-;


así, se haya intentado o se intente

llegar al peldaño más alto


¡para caernos estrepitosamente!;


habernos atrevido a combatir

nuestros reiterados temores,

prejuicios, ¡impedimentos!


es haber ganado.


¡Definitivamente!


jueves, octubre 27, 2022

Irreemplazables

 ¡Qué penoso

 pretender ser otra persona!


en tanto, ese otro

al que se envidia, se considera pleno,

feliz,


quizás, como todos,

no tenga esa vida perfecta

que podría imaginarse;


tal vez, muy diferente,

en varios aspectos,

a lo que el envidioso supone;


pero no solo se envidian

los bienes materiales,


también, el talento,

las habilidades, 


la capacidad de hacer

lo que fuera, muy bien

o lo mejor que puede;


¿por qué no hacer

en lugar de observar qué hace el pro-activo,

supuestamente exitoso?


¿por qué no convertirse en uno más,

en el rubro que sea, según los gustos, las inclinaciones,

las condiciones particulares?


ayudaría enfocarse a pleno

en sus aptitudes (y actitudes),


dejar las sombras,

salir de la comodidad de la observación inactiva


y empeñarse,

así cueste, así lleve meses, años,


pero nunca renunciar

a lo propio;


nunca resignarlo

en pos de la burda imitación desidiosa

de aquel a quien se considera un triunfador,


cuando simplemente,

no cesó en su búsqueda,

lo intentó todo,


lo sigue haciendo


y tal vez, lo haya conseguido,

o no,


pero nunca

desistió;


es tan distinto verlo como a un ejemplo,

no a un rival,

¡no lo es!


así se dedique a una actividad

similar a la del que admira y detesta

al mismo tiempo,


podría lograrlo también;


es simple: entregarse a su esencia,

ser quien es,


tenga o no que ver con lo que son

los demás;


pero convencido,


plenamente convencido


de que está haciendo lo que tiene que hacer,

lo que sabe hacer, lo que disfruta, ama,


¡concretar, al fin, sus propios sueños!


estar orgulloso de sus logros,

sentirse seguro de sí, 

de lo que se puede, de su misión,

-todos la tenemos-


en esta tierra.


Es la base

de todo.


Su fuerza espiritual

y la de cada uno


es la que marca,

definitivamente,


nuestra condición de seres particulares,

irrepetibles, 


y absolutamente


irreemplazables.



lunes, octubre 24, 2022

La eterna guardiana del misterio

Le temía

a la noche;


la veía

como el fin,


como el lapso temporal

de la conciencia de lo no realizado;


tal vez,

ni siquiera planeado

lo suficiente;


ese día y tantos otros

ella era, a mi juicio,

la que los ocultaba,


la que hacía que se perdieran

para siempre;


entonces, lloraba,

maldecía,


me demandaba,

me condenaba;


pasó el tiempo.


hoy no la veo de ese modo.


La noche, en efecto,

es la culminación de cada día


pero también

la promisoria antesala

de un futuro, ¿por qué no?

mucho mejor;


¿y si mañana

sucede lo que aspiro,

lo que tanto imaginé que sucediera

y no fui capaz, no me atreví,


me lo impedí

quién sabe por qué motivos?


la noche

no permitió jamás

que pensara en otra cosa.


Así, 

comencé a verla de un modo muy distinto:


la eterna guardiana

del misterio, de la magia, de lo sorprendente,


poseedora de la varita transformadora

que hace que todo se vea posible,


que todo lo sea,

si uno pone de su parte,


en principio, las ganas, la esperanza;


la noche nos incita

a renovar aquel antiguo sueño,


a crear nuevos sueños,

insospechadas expectativas;


hoy, mañana, pasado,

¡se concretarán!


la noche es el telón

detrás del cual habita la promesa de la mejor obra teatral,

de la cual somos, seremos, indiscutibles protagonistas;


sin ella,

no habría motivación,

ni secretos, ni sorpresas;


si la luz del día

fuera permanente

se extinguiría la gracia

de recibir ese fulgor;


cada noche oscura,

sensual, sublime,

¡creativa!


al llegar a su fin,


nos arroja

a la luz, a la verdad,

al autodescubrimiento,


a la recuperación

del sentido, de nuestra esencia;


en tanto el sol,

se lo vea o no,

agita, imperturbable,


nuestro ansioso,

quizás, algo alicaído


sin dudas, imperecedero


espíritu.

jueves, octubre 20, 2022

Soñando que soñaba

 Soñando que soñaba

 me vi reír

como hacía tiempo


no lo hacía;


en ese sueño

no había preguntas,

ni nombres, ni objeciones;


solo gozar,

solo tenerte a vos, quizás eras vos,

-no estoy muy segura-;


luego, volábamos,

siempre de la mano,


como alguna vez

fue o pareció ser

con vos, 


-pero no estoy muy segura-;


el viento

nos mecía

a su capricho;


nada trascendía

ese sueño 

dentro de ese otro,


más parecido

a la vida,


más parecido

a nuestros encuentros, desencuentros;


-pero insisto,

no estoy muy segura-,


tal vez, no se trataba de vos,

tal vez, tampoco de mí;


eran dos amantes

a los que nada detenía;


a los que nada preocupaba

ni ocupaba


más que sentir, 

hacer sentir el uno al otro,


vibrar hacia lo más alto

y nunca querer regresar;


eran jóvenes

los del sueño dentro del sueño,


¡tenían tanto que aprender

todavía!


mi mente buscaba despertar,

mi imaginación detenía el final


de tanta maravilla;


parecía una de esas películas,

las de antes, las de los cines tradicionales,

con olor a humedad, a maní con chocolate; 


la película era similar a la que siempre

sigo soñando, -me refiero a cuando estoy despierta-.


¡La película de esos amores fuertes,

irrepetibles, intensísimos!


en ese tipo de películas de ojos abiertos

guionadas por mi cabeza,

por mi corazón,


los protagonistas


siempre


somos, seremos

nosotros.


¡De eso sí estoy segura!



lunes, octubre 17, 2022

Nuestro día interior

 Hay días ventosos,

-¡qué día horrible!-

decimos o pensamos;


hay días lluviosos,

también suelen molestarnos,

enojarnos, quizás;


¿y que sucede en los días soleados, cálidos?

¡tantas veces también nos disgustamos

por uno u otro motivo!


nuestro día interior,

la construcción diaria de nuestro ánimo

depende, antes que nada,

de nuestra cabeza;


deberíamos refrescar nuestros pensamientos,

acudir a recuerdos de vivencias felices,


para renovar las esperanzas

de próximas experiencias

aun mejores.


Si tus días felices

se apagaron,

por el motivo

que sea: pérdidas, problemas económicos,

temores, enfermedades...


Recordá

que siempre puede haber

un regreso;


solo la muerte (física)

es irreversible;


¡que no nos llegue

estando vivos!


no cesemos en la lucha cotidiana,


en el intento

poco a poco, como se pueda,

de enfrentar esos temores,


las angustias,

las pérdidas de seres amados,


los padecimientos

causados por una enfermedad determinada;


todo, lo que sea,

puede revertirse;


entretanto, sería bueno cambiar nuestra actitud

frente a cualquier obstáculo:


ya me curaré,

Dios -o en quien se crea- me sanará,


el Universo

estará de mi lado,


todo saldrá bien.


Y no olvidarse

de otros momentos, seguramente varios

en que nos enfrentamos a situaciones

iguales o similares:


¡y las superamos!


¡y estamos aquí!


porque somos fuertes,

mucho más de lo que creemos.


Nada, nadie, jamás

podrá con nuestro poder espiritual;


entonces "(...)la muerte

no tendrá dominio",

-parafraseando al genial Dylan Thomas-.(*)



(*) Dylan Thomas: poeta, cuentista, dramaturgo galés. (1914-1953).

jueves, octubre 13, 2022

Cantá en silencio, cantá a viva voz

 Así a nadie, 

en absoluto


le importes;


así

nadie detenga su mirada

a tu paso,


ni dirija su atención

hacia tu persona,


ni te escuche,

ni te hable,


¡ni te salve,

mucho menos!


así


te quedes solo

y sientas

que una isla inmensa


es y será tu destino;


cultivá tu flor,

plantá tu árbol,

escribí tus poemas,


florecé con tu flor,

expandite con tu árbol,


colmá tu espíritu, desahogate, crecé

con tus versos;


cantá en silencio,

cantá a viva voz,


por donde sea,

esté quien esté,


sea cual fuera

el lugar, el momento,


lo que digan,

-porque quizás, en esa circunstancia

sí repararán en vos-


para criticarte,

para censurarte,


sin siquiera conocerte,

sin haberse molestado en entenderte,

así hayan estado muy próximos;


así se trate 

de alguien muy allegado,

incluso, de tu familia;


hacé lo que te guste,

respetá tus propias elecciones,


no subestimes a tus sueños,

ni a tus ideas


dejándote llevar por habladurías,


inmerso en las penurias

que acarrea

la renuncia a la propia esencia;


no, no hagas caso

a quienes no valen

la pena


ni la alegría;


¡vos sabés quien sos!


conocés tus debilidades,

tus fortalezas;


sabés qué te hace feliz

y qué te pone triste;


seguí ese camino,

el que siempre supiste tuyo,

así lo hayas considerado inalcanzable;


nadie te querrá

como lo harás vos;


nadie tendrá interés

como vos mismo

en tus historias, tus anécdotas,


tus necesidades, tus miedos,


nada tocará su corazón

como lo hace, lo hará con vos;


sé el que sos,

ninguno podrá con ello.


Jugate

por entero.


¡Y ganá!










miércoles, octubre 12, 2022

Pájaros jamás vistos

 Donde ella

 está,


suenan las campanas

de las iglesias vecinas


y también lejanas;


las flores

emanan un aroma especial


que se percibe

aún a la distancia;


cuando ella

sonríe,


pájaros jamás vistos

aparecen, de pronto


y con sus trinos

corean la fiesta 

de verla tan feliz;


ella

no tiene más

que lo necesario.


O sí:

lleva dentro suyo

palabras, melodías, 


poemas, canciones

que un día 

alguno o nadie


leerá, escuchará;


a ella no le importa

eso.


Su mente, su espíritu

se desliza entre silencios,

los convierte en frases insospechadas,


los desborda;


ella

no es joven,

ni vieja;


a nadie

importan sus años,


aunque a muchos

parece interesarles a qué se dedica;


ella los mira

desde otra perspectiva:


como si no estuviera allí,

a unos pasos.


Su ser 

siempre está viajando,


conoce infinidad de paisajes:

villas, pueblos, ciudades;


conoce todos los mares del mundo,

todos los ríos, lagos, desiertos,

bosques, montañas, praderas;


sin necesidad de moverse 

del mismo sitio;


le basta con un árbol nuevo, añejo,

con un manojo de hojas secas,


una guirnalda

de flores silvestres,


¡le basta

 con mirar el cielo

 y ver pasar a esas aves

 en perfecto cortejo!


todo es nuevo

para ella,


así lo vea día tras día,

así lo conozca desde hace tiempo;


sus ojos

transforman el gris más lúgubre

en un arco iris imperecedero;


ella

se siente sola,

muchas veces.


Algunos

la creen rara, hasta loca;


ella

es diferente


aún

respecto a ella misma;


es otra

cuando escribe,

cuando compone;


o es mucho más

ella misma


cuando sus inquietos dedos

saltan sobre el teclado,

sobre las cuerdas de la guitarra.


Ella

un día se irá,


pero nunca lo hará del todo.


Quedará su marca indeleble

en las tantas historias,

en las tantas melodías;


en sus anécdotas,

en su inigualable empatía,


en su amor,


verbal, escrito,


 en su voz cantarina,


que los pájaros más extraños

auspiciarán


por estos lados,

por aquellos,


para que nadie, nunca


la olvide. 







lunes, octubre 10, 2022

El espíritu no festeja tiempos

 Uno

 se vuelve grande.


Digo grande

refiriéndome a los años,


con sus achaques,

sus temores, sus tocs.


Sus limitaciones.


Se puede ser grande

de edad


y pequeño, muy pequeño

de espíritu.


El espíritu

no festeja tiempos,


(podría ser infinito);


no tortas con velas,

nada de tres deseos,


una vez al año.


El espíritu crece,

jamás envejece

si no lo permitimos;


si lo dejamos libre,

trepando por esas nubes blancas

con distintas formas,


oliendo el perfume 

de todas esas flores,


trepando a los árboles,

-no importa la estación-;


caminando por las mismas calles

pero siempre, siempre

hallándolas distintas;


el espíritu crecerá

y no tendrá achaques, ni temores,

ni tocs.


Ni limitaciones.


Desoirá

el palabrerío vano

de nuestra mente,


inmersa en tantas influencias nefastas,

preconceptos, tabúes, falacias;


el espíritu

-depende de nosotros-,

no caerá en lo bajo


de la mugre cotidiana;


se sobrepondrá a todo,

su poder será insuperable,


jamás sucumbirá,

ni por un momento.


Si no lo detenemos,

nos invitará a caminar de su mano

por esas mismas calles


pero siempre ¡siempre!

hallándolas distintas;


el espíritu sí recibirá obsequios:

nuestro empeño en no rendirnos,

en seguir luchando


asidos, firmemente,

a nuestros sueños.


El espíritu, entonces,

vencerá al deterioro,


extenderá su manto luminoso

sobre la misma muerte,


¡eternizándonos!





lunes, octubre 03, 2022

El cuento del no podés más

 Si uno, vos, yo,

 nos sentimos cansados,


 si un agobio tremendo

 parece asfixiarnos;


 si la mente vuelve a engañarnos

 -tal vez, lo hizo antes-


con el cuento

del no podés más,

rendite...


Por mi parte, no adhiero, no me entrego

como antes,


dudo, me abstengo,


¡insisto!


no soy de los que decaen,

no va a convencerme un pensamiento malicioso

proveniente, sin dudas, de mi parte oscura,


no de nuevo;


siempre habrá un recodo,


esa bailarina que no deja de danzar y danzar

sobre la caja musical,


un recuerdo,

un abrazo que aun oprime el corazón,


un sueño

sin concretarse,


pendiente,

¡vivo!


es preciso bucear en nuestro interior:

es muy probable que esté allí,

agazapado,


a la espera

de que se lo despabile,


se le quite el polvo

de la desidia, 


se lo reactive.


No es tan complicado.


¿Qué quise hacer, ser

desde que era niño, adolescente?

¿qué hice en pos de hacer y ser

aquello que siempre deseé?


podrían ser algunas de las preguntas.


Por suerte,

muchas veces, se hallan

las respuestas.


Queda sonreír,

abrir la pesada puerta de entrada


y la aun más pesada del espíritu,


dejarnos llevar


y comenzar

o reanudar


nuestro propio camino.

domingo, octubre 02, 2022

Un box de (aparente) felicidad

 

   "Cuando el amor 

   os haga señas, seguidlo"

   -digo, parafraseando al gran poeta Khalil Gibrán-;


   lo seguí,


   nunca renuncié

   a su atrapante

   destello de emociones;


   nunca me resistí

   a sus embriagadoras promesas,

   a  sus ardientes expresiones,


  a su desbordante despliegue pasional,

  a su desenfreno;


 aunque también

 tuve que ser fuerte


 para sobrellevar

 las tantas decepciones,


las mentiras

que negaba o me negaba,


y finalmente,

se hacían evidentes;


pero no me arrepiento.


Lo vivido, el universo mágico

en el que, por largo tiempo, años

fui uno de sus privilegiados

huéspedes,


no puede compararse

a unas lastimosas lágrimas,


a ese estado horrible de abandono

que con el tiempo


se reduce, apenas,

a meros efectos residuales,


para luego olvidarse

o hacer como que se olvida


y seguir.


Siempre


un nuevo amor

esperando, 


siempre una nueva posibilidad

de volver a creer,


de estallar, de aislarse de todo

para encerrarse en ese pequeño box

de aparente felicidad,


dure lo que dure.


Y si ese amor u otro,

destinado a quien sea

se extinguió, se extingue


quedará el más importante,

el que nos colma;


incondicional, como ninguno,

nos acepta tal como somos,

nos abraza


hasta el último de nuestros días:


claro,

¡me refiero al auto-amor!



sábado, octubre 01, 2022

¿Qué, sin locura de amor?

 Odio, envidia,

 celos,


 lo que fuera, 

 para saciar por un instante, menos,

 la mente perturbada,


para tener menos miedo.


Si no puedo amar

si no puedo, no logro

volver a amarte


serán

solo miserables sentimientos huecos,

serán lúgubres, invalidantes pensamientos.


¡Maldición!


¿necesito recuperar

la memoria de todo aquello,

que aparezcas, al menos, en los sueños?;


no quiero alimentar

estas hilachas de añoranza;


¡olvidarme de sentir, de gozar,

de vivir!


quiero querer lo que antes quería, tenía,

no quiero esconderme hasta de mi;


¿qué, sin locura de amor?


una vida de juegos con muñecas de trapo,

mirando con avidez, el backstage de las otras,

las bellas, bien vestidas, 


¡inaccesibles!


no más este detrás de escena,

espiando amores de mentira,


¡no más extrañarlos, desearlos,

sabedora de que se trata, apenas, de ficción!


caminaré,

gastaré calles, veredas, césped,


haciéndome más y más fuerte,

entre las grietas

que aún no pude cerrar;


mirando, sonriéndole

a la que por dentro, todavía soy,


la que aún cree, siente, se salva,


¡salva!


rogándole

que no me abandone.


Pese a lo que sea,


pese a quien sea.




miércoles, septiembre 28, 2022

Suspiros que son aire

 Quiso desplazarte.


  Antes,

  después


  muchísimo después,


 incluso

 en mis recuerdos.


¿Cómo pudo siquiera, imaginarlo?


Nada, nadie, ninguno, jamás

podrá con tanto


ni con este tan poco,

ni siquiera con este olvido

¿definitivo?


¡Nada, nadie, ninguno, jamás!


mi corazón

se ha quebrado;


solo suspiros,

siempre suspiros


que son aire,

inspiración, deseos de que lleguen,


de que alcancen algo de tu ser,

de tu figura,


de tu pelo, tu mirada, tu boca, tus abrazos.


En fin, anhelos postergados,

una, otra vez,


¡cuánta impotencia!


por eso,

no por lo que pensaste o pensás,


preferí alejarme,

alejarte;


siempre perderías,

no lograrías, jamás,

ocupar, ni por un segundo,

su lugar


ni en mis pensamientos,

ni en mi piel, ni en mi espíritu;


un adiós

hubiera sido innecesario.


Bastó con cerrarte el paso

en mil modos,


bastó

con negártelo todo,


con no querer, siquiera,

compartir un encuentro;


pero volviendo a "vos",

de nuevo a vos:


¿cómo no pudimos,

cómo no fuimos capaces, audaces,

ni tan voraces


como creíamos, nos prometíamos,

al escribirnos todo?


¿fue demasiado?


¿cómo no se te ocurrió

que otro, otros lo intentarían?:


darme eso que solo vos pudiste,

podés, podrías


-lo sabés-;


por eso te apartaste.


Ni una lágrima, ni un beso de despedida,

ni el roce de tu mano,

ni un abrazo,

ni el libro, ni el café...


Te fuiste

sabedor de tu no regreso,


sabedor

de tu huida,


¿de mí? ¿de vos? ¿de aquello?

¿de lo que sucedería si....?


no lo sé.


Hoy, tan lejos

ambos


de todo lo que pasó después

que fue peor,

¡mucho peor!


me odiaste un tiempo,

te odié un tiempo,


quizás, para no olvidarnos

el uno del otro,


¡para recordar, por siempre,

aun sin haberlas revivido,


esas irrepetibles, irreemplazables

sensaciones!


jueves, septiembre 22, 2022

Fascinante lobreguez

 Sus desbordantes balcones,

 despintados, deteriorados

 por los tantos años transcurridos;


me parece verlos

como alguna vez fueron

o estuvieron;


me parece oír

voces, pisadas, corridas,

gritos, llantos, risas;


¡la casa

tiene vida!


aunque muchos

no la vean así,


aunque no la vean.


Hubo gente

que como todos, en todas partes,

sufrieron por amor, sufrieron pérdidas

de diversa índole,


sufrieron.


Pero también hubo festejos

en el gran salón,


¿el que se oculta

detrás de la inmensa puerta

de entrada?


¿en la cocina,

en otra parte?


¡quien sabe!


la casa


me llama

con su silencio majestuoso,


no creo

que pueda ingresar;


habrá cámaras,

algún dueño que controle;


desde afuera

me parece verla por entero;


es extraño


el por qué me detuve

un día,


sigo deteniéndome

y nunca es igual,


siempre hay detalles,

siempre imagino situaciones,


lo cierto

es que me encantaría


conocerla;


a pesar de las ruinas,

de la suciedad, del moho


que seguramente

la invadirán por completo;


algo de mí,

de algún antepasado,


podría haber estado allí,


haber pertenecido

a la magia de esos recintos,


gozado de sus olores,

de su sabor;


me parece sentir

su aliento cálido o gélido, según,


invitándome

a conocer sus secretos;


no sé qué hacer

con todas esas sensaciones.


Apenas, escribir,

esbozar

algo, parte


de lo que me hace experimentar,

de lo que me significa o creo que me significa;


el pequeño jardín,

abandonado, el pasto sin cortar, seco,


testigo, quizás, de corridas, griteríos

infantiles;


tal vez, hubo rosas u otras flores

tal vez, una hamaca,

tal vez, tanto


¡y hoy,

el vacío!


por alguna o varias razones

sé que hubiera sido feliz

allí.


Probablemente,

lo fui.


No lo sabré nunca,

mucho menos, si no ingreso.


En esa casa

pudieron haberse refugiado 

mis borradores,

mis fotografías,


mis libros, mis sueños;


tanto

y tan poco;


¿hay ausencias

que claman por mí

o es lo que quisiera que pasara?


mis ausencias

saben de ausencias


así, las de esta casa

sean remotas;


¡la casa!


tuvo o pretendió tener

lo que yo no tuve

o no fui capaz de tener;


¡es tan escaso, nada,

lo que sé!


solo intuición, suposiciones,


imágenes a las que mi espíritu

da forma, movimiento;


la casa:


¡No puedo dejar

de pensarla mía!


pues en mi piel, en mis sentidos,

en mi interior,

se desliza, inexplicablemente,


esa fascinante lobreguez.

sábado, septiembre 17, 2022

¿Cómo regresar?

 Querría

 reinventarte,


lograr

que fueras

como antes,


como ya no sos;


me encantaría

escuchar, una, otra y otra vez

esas palabras inocentes,


esas expresiones, esos gestos

plenos de ternura, 

plenos de pasión;


siempre espontáneos,

-los que escribía el corazón-,


¡el amor

con toda su fuerza,

su plenitud,


capaz

de poseernos,


de transportarnos 

a sitios inimaginables, encantados!


querría, realmente,

que volviéramos


ambos


a ser aquellos;


no haberme infectado

con frases, pensamientos,

prejuicios, falacias,

contactos nefastos,


¡decepciones!


querría

recuperar algo, un atisbo


de aquel ensueño,


de aquellos días 

llenos de sol, de verde, 

¡de vida!


de momentos ínfimos


que hoy me resultan

invaluables;


que hoy integran

el mejor racimo de recuerdos:


el más colorido,

el más perfumado;


pero, en fin,


estoy,

estamos acá,


se descorrió el telón:


quedó al descubierto

toda la mugre

del mundo;


las divisiones entre hermanos,

las ambiciones desenfrenadas,


la aversión por los sentimientos,

lo genuino, lo mágico.


Las perversiones,

las injusticias,


ese impulso constante

de bajar los brazos


así, insistan

en que hay que seguir,

en que todo va a cambiar.


¿Todo va a cambiar?


La magia

abandonó sus misteriosos recodos;


o tal vez, quienes deseábamos hallarla,

quienes la hallábamos,


renunciamos a su búsqueda,


dejamos de interesarnos en ella;


¿cómo regresar?


no hay retorno

para los instantes,

las vivencias,


las personas

que fueron parte 

de nuestra vida


y por uno u otro motivo,

ya no lo son;


pero nos tenemos,

los que todavía


estamos acá,


los que estuvieron acá

y hoy, en otros lugares;


todos respirando como podemos,

sobreviviendo al advenimiento,

como dicen,


de un "nuevo orden mundial";


vislumbrando

el acabóse de tantas risas, 

libertades, emociones,

entusiasmo,


juegos,

complicidades;


esa fiesta

en que lográbamos convertir


un día cualquiera,

en un lugar cualquiera,

solos, acompañados;


todo se presenta

desabrido, 

opacado,


sin sustancia,

sin sentido;


no nos abrazamos,

apenas, nos acercamos:


-el otro

puede portar esa temible enfermedad-;


el otro

ya no es un posible amigo,


puede engañarnos,

puede utilizar nuestra identidad,


puede mentirnos, atacarnos,

¡matarnos!


así estamos.


Algunos, con barbijo,

otros, sin;


haciendo, diciendo,

casi siempre o siempre

a solas


consumiendo

lo que podemos;


ansiando,

sufriendo


por lo que no podemos obtener.


En aquel antes

tampoco podíamos obtener

muchas cosas;


sin embargo,

había reemplazo para ellas:


el afecto, las expectativas,

¡los sueños!


los cafés

en medio de los apuntes,


de las servilletas con palabras,

corazones,


transformadas

en un pájaro, un clavel;


sin apuro,

¡sin miedo!


no había tiempo

para cuestionárnoslo todo,


aunque el tiempo sobraba


¡para estar en donde estábamos,

haciendo lo que teníamos, queríamos hacer,


nunca con la cabeza en otra parte!


para conversar 

de lo que sea, con quien sea,


¡para escucharlo!


para leer,


para mirar, atentos, el cielo,

pletórico de estrellas


y de pronto, una noche:

¡una estrella fugaz!


entonces, pasara lo que pasara

nunca olvidábamos


pedir, en silencio,

tres deseos.


Pregunto:


¿cuáles serían hoy

esos deseos?

miércoles, septiembre 07, 2022

¿Existe una única verdad?

 ¿Existe la verdad?


 o mejor dicho,


 ¿existe una única verdad?


 supongo que no,

 apenas, versiones, opiniones, 


 que se disparan

 a través de distintos medios,


conforme al interés

de quien o quienes los difunden;


y se convierten, para algunos,

en "verdades" irrefutables,


¿por qué?


porque quieren creer,

porque hacen el famoso "pacto",


como sucede cuando leemos una obra de ficción

y aprobamos, por ejemplo,

a algún personaje,


nos encariñamos, inclusive,


lo encasillamos en ese rol,

alejado, casi siempre, de su construida o no

"realidad",


de sus miserias diarias,

basadas o no en convenientes supuestos,

como pasa con cualquier mortal.


En fin,


volviendo al tema

de la intencionalidad

con respecto a la imposición de determinadas "verdades",


es probable

que con el tiempo,


alguien, varios,

todos


escuchemos, leamos,

nos cuenten


lo contrario


y lo tomemos como "real",

aun tratándose de otra versión,

de otra mirada,


de otro objetivo

de parte del enunciador;


así, pueden surgir

miles de "verdades",


apoyadas por unos,

rechazadas por otros;


es parte de tantas otras cuestiones

que conforman esa incertidumbre

que no deja de perseguirnos


hasta el último

de nuestros días;


¿es que nunca se sabrá la verdad?

unos cuantos se cuestionan;


¡yo me lo he planteado

tantas veces!


la respuesta es no.


Pues las verdades 

son relativas, convenientes,

ilusorias, en ciertos casos,


en pos de conformarnos,

de brindarnos un guiño necesario


para parar la cabeza,

para no enloquecer


para no seguir preguntándonos

y preguntándonos.


Hay otro punto importante:

si determinada "verdad" proviene

de alguien en quien no confiamos en absoluto,


jamás nos convencerá.


¿Se trata, entonces,

de un tema de confianza?


diría que de algún modo,

así es.


Si confiara ciegamente

en quien fuera,


si le atribuyera dotes extraordinarias,

en fin, si me transformara en un fanático

de sus palabras, de sus acciones,


así, dijera, hiciera

cualquier disparate


sería posible que le creyera,

lo aceptara.


Si se diera lo contrario,

seguramente ninguno de sus dichos ni hechos

me conformaría.


En resumen,

mi "verdad" puede o no

ser la de mis lectores

o no lectores;


sus respectivas versiones de "verdad"

podrían coincidir o no con las de otros,

quienes sean;


resulta obvio que las consecuencias

de exponer e imponer ciertas falacias


podrían ser catastróficas,


se trate o no

de "verdades"(¿?).


Eso acontece, en ocasiones,

luego de mucho tiempo,

años...


O no.


Pero así son las cosas:


vivimos creando, admitiendo, negando

"realidades",


inocente, convenientemente;


quizás,

para poder seguir.


(tal vez, este escrito

se trate, simplemente,


de mis propias "verdades").



martes, septiembre 06, 2022

Atrapados

 Saben

 sobre mecerse suavemente;


 acerca de no esperar,


 de continuar, persistir

 en sus designios;


saben

sobre recogerse

cuando los sacude el viento fuerte,

si arrecian temibles tormentas;


saben

florecer

sin por ello, envanecerse;


saben

hallar el silencio,

aun en sitios bulliciosos;


saben

de despojos, de pérdidas,


así, nada les asegure

un próximo resurgimiento;


ellos,

ellas,


árboles,

plantas


¡nos enseñan tanto!


a habitar el instante,

a continuar pese a todo,


¡a nosotros

que no podemos parar la cabeza!


que no sabemos ni queremos

relajarnos;


le tememos a todo,

no aceptamos las pérdidas,


no creemos, tantas veces,

en un próximo renacimiento;


si llegamos a sentirnos fortalecidos,

mejores, más bellos


nos vestimos

para mostrarnos,


ocupados únicamente

en nuestra apariencia,


-aunque por dentro

estemos deshechos-;


¡qué poco sabemos

de humildad!


ignoramos el modo

de pasar de la desdicha a la alegría

y viceversa;


¡cuánto nos falta!


¿cuándo creceremos,

cuándo aceptaremos,


nos fortaleceremos

de verdad?


nos aburre el silencio,

nos perturban los ruidos;


entretanto,

ellos continúan siendo,


plenos de foresta,


cuando sus hojas caen,

día tras día,


o desnudos,

en invierno;


nosotros

ni advertimos, en ocasiones,

sus naturales, bellísimos, cambios,


de tan ocupados

que estamos


intentando sostener una aparente equilibrio


atrapados en nuestro frágil,

patético


universo.











viernes, septiembre 02, 2022

Incondicionales (o no tanto...)

 Todo.


  Lealtad,

  presencia,


  ¡devoción!


  llueva,

  arda el sol a morir,

  caigan rayos o piedras,


  haga lo que haga,

  diga lo que sea,


 no haga nada

 de lo que dijo o prometió.


Todo.


Por Ella.


Aunque insulte,

grite,


amenace, asuste,

insinúe que deberían temerle.


No importa.


Ahí están

y estarán.


Ellos.


La sostienen,

la aplauden, la consienten,

se ríen de sus ironías,

se burlan de lo que Ella se burla,


lloran

si Ella "llora".


Ella les da...

¿les da?


cada vez menos,

-las cosas están difíciles por acá-;


-una forma, si se quiere,

de feudalismo-,


la Señora feudal

y ellos...bueno, sin botín, ni triunfos

para ofrecerle


pero si

sumisión absoluta,

fervor, casi locura,


enseñados, como fueron,

apropiadamente;


A veces,

esa adoración

incondicional -o no tanto-

es heredada:


sus abuelos,

sus padres:

"el general dijo o hizo esto",

"el general dice siempre y hace aquello"


entre otras cosas;


y ahora:

"¿qué diría o haría el general si se levantara

de la tumba?",

por ejemplo;


Y la anterior "Ella",

la mujer del general,

mencionada en una, miles, millones de ocasiones:


la "abanderada de los humildes";


la que murió

muy joven,


la que inmortalizaron:


"la bicicleta que le dio al tío",

"la máquina de coser que le regaló a la abuela",


también, al general:


"me acuerdo de las vacaciones en la colonia que el general

organizaba en la quinta"


y así,

sucesivamente.


¿Cómo olvidarlos?


Tal vez,

algunos tendríamos que haber estado

en esa situación, en esos tiempos


y ahora, 

en la situación, en la cabeza

de sus descendientes.


Probablemente,

algo entenderíamos,


no sé.


Esteee...perdón, interrumpo un momento:


¡Ahí está Ella!

¡Va a hablar, a pronunciar un discurso!


ahora, 

en un rato nomás,

en algunas horas...


Como sea,


la esperarán.


En fin,


una historia 

de nunca acabar.


Ellos

siempre la esperarán.


sus hijos, sus nietos,

la esperarán


o si no sigue en este mundo,

la inmortalizarán.


Como a la otra "Ella",

la mujer del general,


la que les regalaba lo que necesitaban,

la "abanderada de los humildes",


la que murió tan joven,


la que antes que a su marido, el general,


eternizaron.






martes, agosto 23, 2022

Una nueva chance

 El paso del tiempo

 no es tan malo;


al contrario,

nos hace "ver",

nos quita esa nube de los ojos,


nos acerca

al nosotros mismos

que siempre estuvo allí,


esperando;


que siempre nos hizo un guiño

y no supimos si era un aviso;


no supimos, entonces,

qué hacer, cómo seguir,

qué sentíamos o no sentíamos;


transcurrieron los años

y algo que observamos,

una situación que se nos presenta,

un hecho que alguien nos narra,


de pronto,

sin que nos hayamos dado cuenta,

abre desmesuradamente

esa mirada casi ciega,


amplía el horizonte,

expande el espíritu;


llega, en fin,

el momento que nunca imaginamos

o apenas, supusimos

que llegaría;


el momento clave:

el de enfrentarnos a tantísimos porqués,


a la causa de todos esos padecimientos

que hoy nos desvelan:


¿de dónde proviene

este miedo, esta vergüenza,

esta rabia, este rechazo,

esta actitud defensiva?


así, comienzan a desfilar

en nuestra mente,

la que permaneció, también,

¡¡por años!! velada


momentos

en que no hicimos lo que deseábamos,

o hicimos lo que no deseábamos,


por temor, por no quedar mal con...,

por lo que fuera;


se inicia el juicio:


es muy duro

enfrentarse a tantas pruebas

en nuestra propia contra;


optamos, entonces,

por culpar a un alguien, 

a varios, al destino, a Dios...


¡y otra vez

quedamos atrapados en el mismo círculo vicioso

y viciado!


deberíamos confiar un poco más

en nuestro auto-veredicto,


intentar aprender de aquel pasado

en el que hicimos, no hicimos,

dijimos, no dijimos;


ser menos despiadados,

sin dejar de reconocer ciertas fallas;


¿cambiamos?

¡seguro que sí!


hasta nos queremos un poco

o mucho más;


debió transcurrir ese lapso temporal

para que esta instancia

sucediera;


levantemos la cabeza,

los ojos, elevados al cielo,


más allá, mucho más allá

de lo que nos rodea;


ahora sabemos, más o menos,

de qué se trata.


Suspendamos esa condena cuasi eterna,

quitemos todo ese dolor, esa tortura,


inútiles


al tratarse de hechos

que ya sabemos,

prescribieron.


¡La vida

nos da una nueva chance!

jueves, agosto 18, 2022

Así nada se de según lo soñado

 Así

uno se encuentre solo.


-O no esté solo

pero sí se sienta-; 


así

nada funcione como se esperaba,


como se deseaba, se desea,


¡así

 nada se de según lo soñado!


así


todo esté al revés;


la posibilidad que se consideró,

que aún se considera,


deba descartarse

por el momento;


así


se maten

entre ellos,


los de siempre,


por el maldito dinero,

por el recontra maldito poder.


Así

la vanidad, la ambición enfermiza,

se impongan


a costa de lo que sea;


aunque aniquilen la existencia de muchísimas personas,

en miles de sentidos;


así


se hayan olvidado, perdido

valores que eran como estatuas:

la honestidad, la dignidad, el respeto;


así


nada sea como antes

o lo nuevo no sea como se creyó;


así

ese antes tampoco haya sido perfecto

y el hoy se presente hostil, insalvable.


Tal vez


todo se trate

de un aprendizaje;


cuesta entenderlo,

lo sé,


me cuesta.


Dicen


que el karma, que la resiliencia,

que el soltar (detesto esas palabras),

que bla-bla-bla;


elijo pensar, 

cuando puedo hacerlo

con algo de serenidad


que todo esto

hará que cambiemos


o que tratemos 

de hacerlo todo de otro modo,


para no escapar, en los días difíciles,

a los refugios habituales:


adicciones,

personas,

cualquier cosa,


cualquier gente;


que prometen

aliviarnos.


Ese alivio

siempre o casi siempre

resulta momentáneo,


nos aleja

de nuestra esencia,


al punto de obstaculizar cada propósito,

debilitarnos,


hacernos renunciar a lo que fuimos,

somos,


y es muy probable

que nos perdamos.


¿Habrá fuerza física, espiritual


que puedan con eso?

domingo, agosto 14, 2022

Regreso

 Y regresó.


Cuando apenas

se veía su esqueleto,


sin hojas, sin brotes,


sacudida, impiadosamente,

por el viento,

el frío, la lluvia.


Un día,

hoy, -quizás ayer-,


nuevos, auspiciosos,

racimos verdes,


animaron mi mirada,

colorearon mis mejillas;


¡cuánto tiempo

con toda esa incertidumbre!


o no fue tanto,

o era yo,


¿me había perdido?


La cuestión

es que esas increíbles flores

también volverán;


solo hay que aguardar.


El ave

que muy temprano

rozó mi ventana


endulzó

mi espíritu

con su canto fresco;


reactivó mi impulso de seguir 

haciendo esto


o intentándolo;


muchos, muchisimos  necesitan

leer esperanzas!,


pensé.


Reuní fuerzas,


ayudó y en mucho

esa sorpresa natural, claro


y aquí estoy;


y puedo decirles

que se lo debo a ellos:


enredadera, césped,

pájaros, cielo azul, brisa, sol;


la vida 

no se detiene

ni se detendrá


por unas cuantas

lágrimas.

viernes, agosto 05, 2022

La novelización del pasado

Después de un largo andar

con pasos seguros


o inciertos,


pequeños, grandes retrocesos,


aquí me encuentro

-y me desencuentro-;


cuando creo o me parece

que logré reconciliarme

con todo aquello,

con todos aquellos,


¡conmigo!


siempre falta,

siempre surge

la carencia de...


pero sería imposible

reescribir, en el marco de lo real,

un ayer modificado,


salvo en la literatura,

claro;


es tarde,

hace rato lo es,


para transitar

en reversa;


solo queda

persistir, resistir

en el presente


e ir reconstruyéndonos,

en parte, como se pueda,

minuto a minuto,


día tras día;


no sirve buscar

lo que ya no existe:

ya no están los lugares,

las personas, los objetos


o siguen estando

pero no son los mismos;


por eso, podemos cambiar

el ahora,


o seguir siendo 

en algunos aspectos

y modificar otros;


¡cambiar

para amarnos, de una vez por todas,

para aprender a convivir


con nuestra esencia!


hoy es lo que cuenta.


Hoy les estoy escribiendo,

les cuento cosas, les hago ver

o dejar de ver.


¿Mañana?

¿quién sabe?


en este momento

puedo decirles que no fue tan malo,

-si lo piensan, es así-,


hicimos lo que pudimos,

¡todos!


ya no nos sirve

la sempieterna novelización de las situaciones vividas

adaptadas, supongamos, a nuestros deseos;


ahora resta continuar,

ir despojándonos de tantos amuletos,

frases que organizamos a nuestro antojo,

fotografías agrietadas. 


Apenas retazos, cada vez más vagos,


de lo que ya murió.





Cristina Del Gaudio

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