sábado, junio 08, 2019

Degustar una misma emoción

¿Se eligen
el lugar, la hora?

¿se elige
a quién se ama,
a quién se odia?

¿se elige
ser quien se es?

¿se renueva esa elección
todo el tiempo?

¿o el destino, alguien, algo,
diseñó con anterioridad
el cronotropo
de lugares, fechas, actos,
decisiones,
encuentros,
desencuentros?

¿Yo misma escogí escribir
o algo así como un "destino literario"
me estaba asignado de antemano?

¿soy yo la que escribo esto
o hay otra yo, postergada,
que una vez se animó,
se deja llevar, explota en estos versos,
en los que vendrán?

de pronto me miro en el espejo,
me desconozco.

Quizás, soy un sinfín de versiones
o creo, creí serlo

y en realidad, nada de eso tiene que ver conmigo,
no son mis atributos, ni mis miedos,
ni mis ausencias,
ni mis inquietudes.

En un punto,
la solución que hallé
como escape a una situación asfixiante;

hoy, cada día,
es probable
que así lo resuelva.

Algo así como degustar una misma emoción
en cada escrito,
en cada palabra,

otra mirada
ni la de ayer, ni la de hace un rato,

enfocada en aspectos
cambiantes, renovables;

en esa insistente pugna
por ver lo que hay detrás
de una pequeña hoja que cae.

Digamos: un don que me fue dado
o que inventé

en el inacabable,
mediocre, afán

de escaparle
a la paranoia cotidiana.




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Cristina Del Gaudio

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